Cuentas
Esta conexión entre números y palabras ha dado mucho de sí, porque hoy tiramos de las cuentas para referirnos a un montón de situaciones cotidianas
Madrid
Cada vez que los periodistas tropezamos con los números nos justificamos diciendo que somos de letras. Olvidamos que de niños hicimos muchas cuentas y que ahora vivimos de contar cosas. Y esta conexión puede parecer una filigrana interesada, pero si buscamos las raíces del verbo contar nos encontramos con el verbo latino computare, contar, computar, que entró en nuestro idioma cuando nadie imaginaba los ordenadores, ni aquella primera computadora que manejamos, la calculadora.
Esta conexión entre números y palabras ha dado mucho de sí, porque hoy tiramos de las cuentas para referirnos a un montón de situaciones cotidianas. Cuando descargamos responsabilidades en alguien decimos que eso "corre por su cuenta"; cuando nos piden las nuestras, "rendimos cuentas"; cuando nos explicamos, damos cuenta de algo. Si engordamos es que comemos "más de la cuenta"; cuando consideramos algo o a alguien, "lo tenemos en cuenta" y cuando no contamos con nadie, vamos "por nuestra cuenta". Si alguien se venga, "ajusta cuentas"; si el tiempo apremia, comienza la "cuenta atrás"; y cuando una mujer embarazada supera los meses de gestación, "sale de cuentas".
En resumidas cuentas, hace seis meses recordamos que las matemáticas no nombraban en Grecia la pasión por los números, sino por el conocimiento. Y hoy volvemos a comprobarlo al caer en la cuenta de cómo las cuentas se cuelan a diario en nuestra vida hasta perder la cuenta. Y tenía que contarlo...