La Reserva Federal opta por la vía agresiva y baja los tipos de interés medio punto en su primer recorte desde 2020

Madrid

Se ha hecho esperar, pero al final ha llegado. Y con fuerza. La Reserva Federal ha anunciado que recorta los tipos de interés de manera agresiva, bajándolos medio punto porcentual y dejando el precio del dinero en Estados Unidos en el 4,75%. Es un nivel muy alto, que seguirá restringiendo el crédito a empresas y familias, pero menos que hasta ahora. Con este recorte, el banco central asume que la política de tipos altos está frenando demasiado la actividad económica y poniendo a Estados Unidos en riesgo de entrar en recesión.

Además, las previsiones que ha desvelado la Reserva Federal indican que la rebaja de tipos tendrá continuidad en los próximos meses. Los gobernadores esperan dos bajadas de tipos más este año y continuar recortando el precio del dinero en 2025 para dejarlo alrededor del 3%. Estas bajadas de tipos seguirán incluso en 2026.

La drástica bajada de tipos de la Reserva Federal supone certificar que el banco central da prácticamente por ganada la guerra contra la inflación. Los últimos datos señalan que en agosto la inflación bajó al 2,5%, su nivel más bajo desde 2021 y lejos del 9% que llegó a alcanzar a mediados de 2022, obligando al banco central a acometer la subida de tipos más abrupta de su historia. Ahora los precios están más controlados y las previsiones del banco central apuntan a que la subida de los precios se mantendrá alrededor del 2% durante los próximos dos años. Pero el crecimiento económico apenas se acelerará y se mantendrá también en el entorno del 2% por lo que la Reserva Federal asume que la rebaja de tipos apenas estimulará el crecimiento económico y del empleo.

Estas dos realidades son las que han llevado a los gobernadores a aflojar la presión de la política monetaria y a acometer esta rebaja de tipos de interés.

Con este movimiento, la Reserva Federal se sube al carro de las bajadas de tipos en el que ya están el resto de grandes bancos centrales. Un camino que inició Suiza en marzo, al que se sumaron en julio el Banco Central Europeo y el de Canadá y al que también se incorporó en agosto el Banco de Inglaterra.

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