La mejor manera de afrontar una discusión de pareja según John Gottman
Raquel Mascaraque, consejera amorosa de 'Si amanece' durante las últimas semanas, continúa con los lenguajes del amor que pueden servirnos para cuidar nuestras relaciones sentimentales
Lenguajes del amor parte 4
Ya hemos hablado de hacer mapas del amor, cultivar el cariño y la admiración, crear momentos de acercamiento y sobre dejar que tu pareja te influya. La siguiente regla es aprender a gestionar el conflicto: las parejas más felices no son aquellas que no discuten, son aquellas que saben gestionar el conflicto. Gottman describe dos tipos de problemas:
-Irresoluble: aquellos que no tienen y no van a tener solución aunque pasen los años, pero con los que se puede convivir. Por ejemplo, padres con diferente religión que quieren educar a sus hijos o que tu pareja fume y lleves toda la vida diciéndole que no te gusta por ejemplo.
-Problemas solubles: estos parecen sencillos pero pueden causar mucho sufrimiento porque que un problema tenga solución no implica que se solucione. Por ejemplo, si le dices a tu pareja que va muy rápido con el coche y te contesta que eres muy exagerada y que nunca has tenido un accidente.
Hay 5 pasos que se pueden trabajar:
1. Quejarte pero sin echar la culpa a tu pareja.
2. Emplear frases que empiecen en “yo” en vez de “tú” : a mí me gustaría que condujeras más despacio, en vez de, tú eres un irresponsable y vas como un loco con el coche.
3. Describir una situación, no juzgarla.
4. Expresarse con claridad.
5. Ser tolerante con los fallos de tu pareja.
Otra regla es salir del estancamiento: el objetivo aquí no consiste en solucionar el problema en sí, sino en pasar al diálogo. Es muy importante saber decir «Lo siento» a la pareja. Gottman propone que hagáis una lista de cosas que no cambian y poner en una columna como están ahora y en otra cuál sería el ideal, por lo menos para ponerlo visual encima de la mesa.
La última es crear un sentido de trascendencia: estar con una pareja no consiste solo en hacer el amor, dividir las tareas del hogar, criar a los hijos, tiene también dimensiones espirituales que se refieren a la posibilidad de tener una vida interior juntos, de tener objetivos comunes, de formar familia (aunque sea sin hijos) y una cultura entre ambas partes con sus rituales y mitos. Para ello hay que plantearse si:
a. Estamos de acuerdo en lo que significa un hogar.
b. Tenemos similares objetivos financieros.
c. Tenemos valores similares sobre el significado de las posesiones materiales (coches, ropa, libros, música, una casa, tierras).
d. Compartimos muchos puntos de vista sobre la amistad.
e. Mi pareja apoya lo que yo considero mi misión fundamental en la vida.
Una pareja feliz no consiste sólo en saber vadear los conflictos. Cuanto más de acuerdo estéis sobre las cosas fundamentales de la vida, más significativa y fácil será la relación.