Laia Abril, fotógrafa: "Una cosa es el fotoperiodismo y otra cosa es la pornografía del dolor de los demás"
Aimar Bretos entrevista a Laia Abril, artista multidisciplinar y última ganadora del Premio Nacional de Fotografía
Las entrevistas de Aimar | Laia Abril
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Madrid
Laia Abril es una artista que trabaja con la fotografía, la escritura, el vídeo y el sonido para contar historias relacionadas con la sexualidad, la psicología, el cuerpo y los derechos de las mujeres. Es la última ganadora del premio Nacional de Fotografía, en 2023. En 'Hora 25', hablamos con ella sobre su trabajo y la fotografía en el siglo XXI.
Para empezar, preguntamos a Laia si ella se siente cómoda con la etiqueta de 'fotógrafa': "No, me cuesta. Siempre me ha costado y cada vez me cuesta más". Una vez, un curador de arte le dijo que su trabajo era una visita guiada por su mente. Esto dice ella acerca de esa frase: "Sí. Al final, toda la parte de investigación, de búsqueda, de aprendizaje, de lectura es donde más tiempo estoy y donde creo. Entonces, al final, lo que acabáis viendo un poco en las exposiciones y en las instalaciones es un paseo por el resultado de este viaje que a veces me toma bastantes años y que es donde se produce toda esta serie de elementos, fotos, textos y lo que vaya cayendo".
Y continúa: "Mis proyectos tienen mucho trabajo de investigación. A veces, intento separarme un poco de la idea de investigación que tenemos en mente como investigación periodística, porque sigo una metodología que no tiene ese protocolo, pero sí que es una constante situación de alerta y curiosidad y de estar abierta a aprender y a cuestionar. Eso sí".
A la hora de mostrar su trabajo, Laia reconoce encontrarse más cómoda en la actualidad en el formato expositivo: "Últimamente estoy disfrutando mucho las exposiciones, porque aparece gente por un museo, por una sala, que a lo mejor no pretendía estar ahí o no imaginaba que iba a acabar estando allí y me gusta mucho ese tipo de público. Sí que es verdad que el fotolibro es un poco mi naturaleza, porque vengo de un mundo más editorial y vengo mucho de la lectura. He crecido con paredes rellenas de libros, pero sí, últimamente disfruto mucho con las exposiciones".
La mirada de una mujer
La artista catalana está desarrollando un proyecto que se llama 'Historia de la Misoginia', compuesto por series sobre los feminicidios, los mitos de la regla, el aborto o la cultura de la violación. ¿Mira distinto por la cámara una mujer que un hombre? "Sí. Eso no significa que una mujer no pueda mirar por la cámara de la misma forma que mira un hombre. Porque la mirada generalizada, la mirada del hombre, está instaurada en todos y en todas. Es muy probable que yo también mire como un hombre muchas veces. Pero sí que es verdad que si intento con intención mirar diferente como una mujer, yo creo que lo consigo", reflexiona Abril.
¿Qué es mirar como una mujer? "Puedo explicarte lo que no es mirar como una mujer, no sé cómo explicarte qué es mirar como una mujer. Puedo explicarte cómo es no mirar como se supone que estamos mirando en los últimos años, o que se debe mirar, o que está establecido o bajo un montón de cuestiones que no es solo una cuestión patriarcal, pero también colonialista, y en la fotografía es muy obvia. Entonces, una mirada diferente, no sé si la llamaría como una mujer. Yo soy una mujer, entonces intento mirar como una mujer, pero no es una cuestión moral de mejor o peor, sino de intentar romper con lo establecido, que tiene muchos fallos ahora mismo".
"Yo hago la mayoría de mis proyectos para hombres. Es el público que tengo en mente, sobre todo con el primer proyecto, el del aborto. También porque mayoritariamente lo que tenía alrededor eran hombres: los comisarios eran hombres y los editores eran hombres y el público que me cruzaba era este y aparte a mí me interesaba. A mí me decían los editores: 'pues estas historias igual para las revistas femeninas'. Y yo pensaba que pues igual no, igual estas historias para la gente que tiene poder, que tiene poder de cambio y que si miramos un poco a esto, normalmente no suelen ser mujeres. Entonces, me interesaba esa parte de la población que a lo mejor no está acostumbrada a mirar este tipo de historias y, además, una parte de la población que tiene mucho poder", reflexiona Laia Abril.
Fotografía y dolor
Laia Abril realizó un trabajo sobre los trastornos alimenticios en el que retrataba a una familia que perdió a una hija por la bulimia. ¿Cómo se consigue superar el pudor de irrumpir en las vidas de esas personas con una cámara? ¿Cómo es ese proceso de ir a la casa a hacer fotos de esos espacios y objetos tan íntimos? "Tienes que aceptar que es un regalo. Hay una tensión en la fotografía cuando se hace este tipo de historias entre quién se beneficia, quién no, por quién lo haces, el punto heroico... Es un regalo. Hay que honrarlo muchísimo, respetarlo y quererlo mucho y contar la historia de la mejor manera posible que puedas para que tenga algún tipo de sentido para esa gente"
En 'Ante el dolor de los demás', Susan Sontag se preguntaba por cómo nos afecta el espectáculo del sufrimiento ajeno. ¿Cómo gestiona Laia Abril el no caer en la obscenidad del dolor y al mismo tiempo proyectar la realidad? "Hay que replantearse hasta qué punto esto tiene sentido. Lo estamos viendo estos días con todas las fotos de Gaza y Rafah. Esta falsa sensación de la potencia que puede tener de cambio una imagen extremadamente violenta cuando se nos olvida a veces mirar los derechos de los cuerpos vulnerados, en este caso incluso gente que ha sido asesinada".
Y continúa: "Yo me distancio mucho de ese tipo de imagen de impacto, porque creo que no hay mucha reflexión. Puede haber una reacción de rabia o de shock, pero son reacciones muy cortas. Entonces, hasta cierto punto nos protegemos. Yo me protejo, yo no las miro, no puedo mirar esas imágenes. Entonces, pensando en un tipo de reflexión más a largo plazo, no digo que no tengan espacio estas imágenes, porque hay que documentar la historia, pero desde mi punto de vista, la reacción de cambio que buscamos muchas veces creando estas historias puede venir desde un tipo de visualización que sea más ética y responsable con las personas fotografiadas. Pero es que, además, en el público va a tener una profundidad mayor que una imagen que le impacta demasiado y que va a generar el efecto contrario".
En cuanto al margen del fotoperiodismo, Laia dice: "Una cosa es el fotoperiodismo y otra cosa es la pornografía del dolor de los demás. Pero sí que hay un espacio de necesidad de realidad o crudeza. Uno de los problemas que tenemos ahora es que todas esas imágenes se descontextualizan en las redes. Ahí el tipo de consumo que se hace, por mucho fotoperiodismo que fuese su intención inicial, acaba en un TikTok. Es un problema".
¿Y a Laia? ¿Qué le duele a Laia a este lado de la cámara? "Todo. A mí cada vez me duele todo más, porque se acumula. No se te pone la piel más dura. Yo intento darme espacio para que no me afecte tanto, porque de hecho creo que si te afecta demasiado, no puedes hacer un buen trabajo. No me puedo distanciar emocionalmente, porque si no, no podría hacer lo que hago. Pero sí que es verdad que tienes que estar bien, porque si no estás bien, no puedes hablar del dolor de los demás".
Imágenes y mentiras
"Da igual cómo se haga la imagen, lo importante es cómo la contextualizamos", reflexiona la última Premio Nacional de Fotografía. Si bien nunca nos hemos podido fiar de las imágenes, con la inteligencia artificial surge la pregunta de si las imágenes han mentido alguna vez tanto como ahora: "Más gente tiene más acceso a mentir. Antes era más difícil. Ahora el Photoshop lo hace ya solo el teléfono, antes había que estudiar un poco o tener según qué tecnología o tener ciertas capacidades, era más fácil ocultarlo. Hoy en día, ya vienen deformadas las imágenes, ya vienen con inteligencia artificial de serie las fotos que hacemos con el teléfono".
Ante la abundancia de las imágenes, Laia Abril confiesa estar algo saturada, como todos: "Nos hace falta un poco de limpieza mental. Tampoco soy muy de ir en contra de lo que está sucediendo porque está sucediendo. La fotografía está cambiando tan rápido y tan intensamente que no nos da tiempo ni a observarlo. Bueno, es que ya no hay imágenes. Una foto hecha con inteligencia artificial no es una fotografía, es una imagen sintética. Ni mejor ni peor, pero es otra cosa".
Josema Jiménez
Periodista de Sanlúcar de Barrameda. Trabajo en la Cadena SER desde 2018. Antes en Hoy por Hoy, ahora...