Open AI plantea dejar de ser una fundación sin ánimo de lucro para convertirse en una empresa: por qué no es una buena noticia

Madrid

La empresa estadounidense Open AI nació en el año 2015 como una organización sin ánimo de lucro que tenía como objetivo investigar acerca de las posibilidades de la inteligencia artificial y el despliegue que se podía dar a la misma en la sociedad del futuro. Su misión principal pasaba porque esta tecnología fuera desarrollada como código libre y que se construyera en beneficio de toda la humanidad. Varios años más tarde, y tras la gran acogida de varios de sus proyectos, la compañía se convirtió en una empresa híbrida con una entidad sin ánimo de lucro y otra con fines lucrativos.

Después de convertirse en una de las empresas referentes en el campo de la inteligencia artificial, principalmente desde la llegada de Chat GPT al mercado, la compañía plantea dejar de ser una fundación para comenzar a lucrarse con sus proyectos. Así lo recoge la agencia de noticias Reuters en su página web, donde explica que la compañía está trabajando en un plan para reestructurar su negocio principal y convertirlo en una corporación con fines de lucro que ya no estará controlada por su junta directiva.

El gran cambio de Open AI

A pesar de que la organización sin fines de lucro OpenAI seguirá existiendo como tal, esta tendrá un peso mínimo dentro de una empresa que tratará de captar la atención de todo tipo de inversores que quieran sumarse a su proyecto. De hecho, el director ejecutivo de la empresa, Sam Altman, pasará a tener un 7% de las acciones de la nueva empresa, por lo que el peso de sus decisiones será mayor que la del resto de compañeros y compañeras que le han acompañado durante este camino.

Y este es el principal problema de este cambio de filosofía, pues la nueva estructura de gobernanza dentro de la empresa podría tener implicaciones en la forma en la que la compañía gestiona los riesgos de la inteligencia artificial. Imagínate que alguien como Elon Musk hiciera lo mismo que ha hecho con Twitter. El magnate sudafricano podría pasar de no querer tomar riesgos en la implementación de nuevas tecnologías a ser mucho más laxo en ese sentido con el objetivo de enriquecerse a costa de esta tecnología.

Oleada de dimisiones

A raíz de esta noticia, algunos directivos y directivas de Open AI han decidido presentar su dimisión. Una de ellas ha sido su directora tecnológica, Mira Murati, quien ha reconocido a través de sus redes sociales que necesitaba dar un paso al lado. Pero no ha sido la única. Apenas unas horas después, el director de investigación de OpenAI, Bob McGrew, también ha dado a conocer a través de sus redes sociales que había llegado el momento de "tomar un descanso". A estas salidas se le suman las de otros como el vicepresidente de investigación, Barret Zoph, que posteado en X que está "explorando nuevas oportunidades fuera de OpenAI".

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Por lo tanto, Open AI vuelve a estar en el ojo del huracán. En esta ocasión por culpa de esta transición que puede ser muy beneficiosa para ellos, las estimaciones actuales sugieren que el valor de la empresa podría ser de 150.000 millones de dólares, pero no tanto para la sociedad del futuro.