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La extrema derecha gana las elecciones legislativas en Austria por primera vez en la historia

Los extremistas de FPÖ han logrado el 29% de los votos, pero no tendrían aliados para gobernar

El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) gana las elecciones legislativas en Austria con el 29% de los votos, pero difícilmente podrá gobernar. Seguidamente, los conservadores (ÖVP) han obtenido el 26,3% de los sufragios, y los socialdemócratas (SPÖ) un 21,1%. Finalmente, los partidos más pequeños que en las encuestas se situaban dentro de un parlamento muy repartido no han conseguido superar la barrera mínima del 4%.

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Con el 96,7 % de los votos escrutados, el FPÖ obtiene 57 de los 183 escaños en el Parlamento, lo que hace inviable la investidura de Kickl como canciller federal en un país donde apenas hay tradición de Gobiernos en minoría. El conservador Partido Popular austríaco (ÖVP) y actual líder del Gobierno, Karl Nehammer, insistió hoy en que mantiene su postura de no coaligarse con un FPÖ liderado por Kickl. El ÖVP ha perdido 11 puntos respecto a las elecciones de 2019 y se ha quedado en el 26,3%. También se niegan a pactar con los ultras el socialdemócrata SPÖ , el liberal Neos y Los Verdes ecologistas.

Ante ese rechazo, Kickl ha argumentado que el resto de partidos tratan a sus seguidores como "votantes de segunda clase" y cuestionó los principios democráticos de sus contrincantes. A la espera de los resultados definitivos, la opción de Gobierno que parece tomar fuerza es una "gran coalición" entre conservadores y socialdemócratas, que suman ahora una ajustada mayoría de 92 escaños, o un tripartito que incluya a los Neos, que aportarían otro 18 legisladores. De hecho, un tripartito, que sería inédito en Austria, es la posibilidad con más opciones.

Las reacciones de los candidatos

El líder del FPÖ ha destacado la "autoridad" con la que se han expresado los votantes. "Las cosas no pueden seguir como están ahora", ha resaltado en una comparecencia ante la prensa junto a los demás candidatos. "Estamos listos para liderar un gobierno", ha planteado al tiempo que ha apelado a los demás a "preguntarse qué opinan de la democracia", informa la televisión pública austriaca, ÖRF.

Sin embargo, el actual canciller austriaco y líder del ÖVP, Karl Nehammer, ha cerrado de nuevo la puerta, igual que ha hecho en campaña, a apoyar un gobierno liderado por Herbert Kickl. Nehammer ha manifestado su disposición a asumir las preocupaciones de los votantes del FPÖ, pero "eso no implica apoyar los métodos políticos" de Kickl.

El tercer partido sería el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), que lograría un 20,4 por ciento de votos), el peor en la historia de la formación, según el estudio de Foresight publicado por la televisión pública austriaca, ÖRF. Su director federal, Klaus Seltenheim, ha reconocido que es "un resultado doloroso" y ha fijado como objetivo "ahorrar al pueblo austriaco una coalición negriazul", en referencia a los colores de FPÖ y ÖVP. Sin embargo, el candidato del SPÖ, Andreas Babler, ha calificado los pronósticos de "bonito éxito" y ha manifestado su disposición a negociar un gobierno de gran coalición con el ÖVP: "me preocupa la estabilidad de este país".

La cuarta posición es para NEOS-La Nueva Austria con un 8,8 por ciento, seguido muy de cerca por Los Verdes (8,7 por ciento). Más lejos están el Partido Comunista de Austria (KPÖ, 2,9 por ciento) y el Partido de la Cerveza (Bier Partei, 2,1 por ciento).

El objetivo de FPÖ

El FPÖ hunde sus raíces de hecho en los años posteriores a la II Guerra Mundial, cuando antiguos nazis que no tenían derecho a voto en las primeras elecciones posteriores al conflicto y nacionalistas pangermanistas más jóvenes fundaron el partido que centra su política desde hace años en el rechazo a la inmigración. Su primer dirigente de hecho fue un antiguo miembro de las SS y diputado en el Reichstag nazi llamado Anton Reinthaller.

Herbert Kickl, el candidato del partido para este 2024, ha dejado claro cuál es su ejemplo a seguir si gana, ya que habla abiertamente de una "orbanización" del país, de imitar el modelo aislacionista y racista del húngaro Viktor Orbán. En la presentación de su programa, llegó a referirse a aquellos inmigrantes que no lograban un trabajo como "el fruto podrido de las migraciones" y sus partidarios le llaman directamente "Volkskanzler", el "canciller del pueblo", término que usaba también Adolf Hitler.

Este partido cumple con todos los principios de la mayoría de partidos ultraderechistas de Europa: rechazo a la inmigración, políticas contrarias al movimiento LGTBIQ+, negacionismo del cambio climático y un posicionamiento mucho más tibio que otras formaciones respecto al apoyo a Ucrania frente a Rusia. Kickl también consideró en su momento como una "locura" las restricciones derivadas de la pandemia de COVID. Al estilo de Trump, llegó a recomendar ingerir un medicamento para desparasitar caballos para protegerse del coronavirus.

Varias opciones para la gobernabilidad del país

Si bien el FPÖ apunta a la victoria, es poco probable que tenga mayoría suficiente para gobernar en solitario, lo que le dejaría en manos del principal partido conservador del país, el ÖVP. A pesar de que están aliados en algunos estados del país, la posición oficial a día de hoy de esta formación es la de no pactar con Kickl, que fue ministro del Interior en un gobierno de coalición de ambos partidos, si bien puede ser una simple estrategia de campaña.

Las proyecciones dibujan varios escenarios posibles. Por un lado, está por ver qué camino sigue el presidente del país, el dirigente de Los Verdes Alexander Van der Bellen, a la hora de pedir a un candidato que forme gobierno. Van der Bellen podría escoger a un candidato distinto a Kickl aunque éste fuera el ganador de las elecciones de cara a la estabilidad de un nuevo ejecutivo, de un modo parecido a lo que ha decidido hacer Emmanuel Macron para el nuevo gobierno de Francia, de corte conservador a pesar de la victoria de una coalición de izquierda.

Otra posibilidad sería la que se ha visto en alguna ocasión en Alemania: una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas, que contarían con mayoría para conformarla. E incluso en caso de no lograrla ellos solos, sí sumarían con verdes y liberales que no quieren tampoco una alianza con Kickl.

La tercera opción es semejante a la que se ha dado recientemente en los Países Bajos. En este caso, los conservadores del ÖVP podrían aliarse con el FPÖ a cambio de que Kickl no sea canciller, al igual que acordaron los neerlandeses para su nuevo gobierno en el que manda la extrema derecha, pero no es presidente Geert Wilders. El líder del ÖVP, Nehammer, ha confirmado este domingo que "dejar de lado a FPÖ no es democrático, aunque sostengo que no gobernaré con Kickl", lo que abre la puerta a esta vía.

Antonio Martín

Antonio Martín

Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó a la Cadena SER en 2005 y desde entonces ha formado...

 
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