Thomas Bernhard, una tumba sin nombre
Todos los horrores que escribió vienen de los aplausos. Las calamidades siempre son provocadas por la masa enfurecida que aplaude
Madrid
Thomas Bernhard considerado como uno de los autores contemporáneos más importantes, era austriaco. Mantenía una relación muy dura con su país hasta el extremo de que, a su muerte en 1988, prohibió que durante la vigencia de los derechos de autor, sus obras pudieran ser representadas o publicadas en su país de origen. Su última obra de teatro supuso un verdadero escándalo. Se titulaba “Heldenplatz”, el nombre de la plaza donde se encuentra la presidencia de la República, y donde en 1938 se produjeron las grandes manifestaciones a favor de la anexión de Austria al Tercer Reich Alemán, y donde se aclamó a Adolf Hitler, también austriaco.
Es un drama en tres actos sobre un judío que huyó del nazismo en 1938, y se suicida 50 años después en Viena, convencido de que nada ha cambiado. El presidente del país, Kurt Walmhaim, que había sido un oficial en una unidad alemana comandada por un criminal de guerra, pidió que se cancelara la obra y alguien, probablemente, miembro del partido que ganó ayer las elecciones, descargó en la puerta del teatro kilos de estiércol de caballo.
Una mujer le gritó al autor en la calle: “Merecerías que te mataran". Finalmente, la obra se estrenó con protección de unidades antidisturbios. También es cierto que los seguidores del escritor llenaron el teatro. Bernhard está enterrado en Viena en una tumba sin nombre por su expresa voluntad. Todos los horrores que escribió vienen de los aplausos. Las calamidades siempre son provocadas por la masa enfurecida que aplaude.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL...