Internacional

Dos países africanos sacrifican animales salvajes como elefantes y cebras para poder comer

Una decisión desesperada de los gobiernos de Namibia y Zimbabwe que ha desencadenado críticas

Elefantes africanos en un Parque Nacional de Namibia / Wolfgang Kaehler

Madrid

La situación de hambruna y sequía ha alcanzado tal nivel en algunas zonas del sur de África, que los gobiernos de Namibia y Zimbabue, están matando a cientos de animales salvajes para poder alimentar a su población.

Una decisión extrema que el Ministerio de Medio Ambiente namibio, publicaba a finales de agosto en un comunicado; anunciando el sacrificio de 723 animales de parques nacionales, incluidos 30 hipopótamos, 60 búfalos, 50 impalas, 100 ñus azules, 300 cebras, 83 elefantes y 100 antílopes.

Ya en la Conferencia Nacional de 2023 sobre la Gestión de Conflictos entre Humanos y Vida Silvestre, acordaron que es necesario reducir el número de elefantes como medida preventiva. Dada la grave situación de sequía en el país, se espera que aumenten los conflictos, no solo entre la población, si no también entre humanos y vida silvestre.

Algo que las autoridades quieren evitar, y por eso se han adelantado y han anunciado el sacrificio de esos 83 elefantes para vender la carne, aliviar el hambre, y ahorrar recursos como agua que destinarían a esos animales en los parques nacionales.

Zimbabue se unió a su país vecino y un mes después anunciaba la matanza masiva de 200 elefantes por el mismo problema; la sequía extrema. El portavoz de Vida Silvestre del país dijo a la CNN, que albergan más de 84.000 elefantes, aproximadamente el doble de su capacidad, por lo que está decisión no afectaría para nada a la especie.

Aun así, las decisiones de ambos países han desencadenado una fortísima discusión.

Son muchos los que han criticado los sacrificios, calificándolos de crueles y despiadados, asegurando que no van a funcionar y no son la solución al problema. Dicen además que los elefantes no son el problema, señalando la mala gestión de los campos y el aumento de pueblos humanos sin control junto a parques nacionales.

También se ha hablado de vender algunos animales a cazadores europeos o norteamericanos, lo que ha avivado aún más el debate y ha planteado cuestiones morales.

Los que sí son partidarios, llaman racistas a los opositores, por decirles a los países africanos que hacer, y valorar más la vida animal que la humana.

Lo innegable, es que la situación en Namibia y Zimbabue lleva siendo insostenible desde hace mucho tiempo, y la población está desesperada.

Las cosechas se pierden, los animales de granja se están muriendo y son más de 18 millones de personas las que necesitan comer. Y esto solo en dos países, pero es una gravísima crisis que se está expandiendo cada vez más rápido por todo el continente.

La sequía ha sido impulsada por El Niño, un patrón climático natural que ha reducido drásticamente las lluvias, y al que se le suma el cambio climático provocado por el hombre.