Si amanece nos vamos
Sociedad

¿Cómo afecta la nostalgia al cerebro?

Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología, nos enseña esta semana cómo pensar en cosas que nos han hecho felices puede aliviar el dolor que nos pueden producir temperaturas bajas, un mecanismo de defensa de nuestros ancestros para buscar refugio y comida

¿Cómo afecta la nostalgia al cerebro?

El martes pasado mientras hablábamos con Mascaraque surgió la duda de '¿por qué cuando vemos a alguien de la infancia cambiamos nuestros comportamiento y nos comportamos como cuando teníamos 15 años?'.

Raquel Mascaraque ha estado investigando y a parte de su experiencia personal, ha descubierto una evidencia científica detrás de todo esto. Hay varias teorías, pero en general a esto se le denomina un anclaje psicológico, que son asociaciones que hacemos entre personas, lugares o situaciones a nuestras emociones o comportamientos pasados.

Entonces, al ver a alguien de nuestra infancia, se activan esos anclajes, y no solo con recuerdos, sino también los comportamientos y actitudes que tenías en ese entonces. Es como que asumes el mismo rol que tenías con esa persona hace 15 años e inconscientemente te comportas igual. Incluso si tu vida ha cambiado, que es lo más habitual, el cerebro tiende a volver a patrones previos, especialmente en situaciones cargadas de nostalgia.

Hay muchos factores que te pueden hacer sentir nostalgia:

  • El cambio de estación.
  • El regreso a la rutina.
  • Que en octubre ya empiece a haber turrones en los supermercados.

Aunque a veces nos ponga tristes al pensar en el pasado, la nostalgia también puede mejorar nuestro ánimo y hacer que la percepción del dolor sea menor e incluso conseguir que la temperatura corporal suba.

Y es que se han realizado diferentes estudios y se dice que pensar en cosas que nos han hecho felices puede aliviar el dolor que nos puede producir temperaturas bajas, como un mecanismo de defensa de nuestros ancestros para buscar refugio y comida. Puede ser por eso que en invierno sentimos más nostalgia, el frío y la lluvia hace que salgamos menos y eso te hace pensar más.

Pero es que hay un estudio realizado por investigadores como Hal Hershfield y Cassie Mogilner de la Universidad de California muy interesante que dice que nuestro cerebro prefiere revivir buenos momentos a ganar dinero.

¿Si nos planteasen borrar todos los buenos momentos que hemos vivido por 100.000€, aceptariamos?

Este estudio encontró que los recuerdos felices activan zonas cerebrales que también lo hacen cuando ganamos dinero, en esta investigación se ofreció a los participantes dinero por pensar en un recuerdo nostálgico y más aún por hacerlo sobre algo que no les gustaba tanto. Pues el cerebro prefiere ganar menos pero quedarse con el pensamiento bueno.

Y es que los recuerdos positivos son considerados como una "inversión emocional" que no se devalúa con el tiempo, a diferencia del dinero, que puede perder su valor o no ofrecer la misma satisfacción a largo plazo. Esto también pasa por el sesgo retrospectivo positivo, que es como ponernos unas gafas de color de rosa para mirar al pasado.

Los recuerdos bonitos los hace mucho más bonitos, y los recuerdos malos las suaviza bastante. Este fenómeno explica por qué, incluso cuando las experiencias no fueron perfectas, solemos valorar más los recuerdos de ellas que el dinero.

Esto confirma más aún la teoría de que, el dinero, no da la felicidad.