¿Frioleros o calurosos? El termómetro interno que nos mantiene con vida
Una investigación internacional liderada por el español Félix Viana, del CSIC, recibe un millón y medio de dólares para estudiar los receptores moleculares del frío y el calor
El termómetro interno que nos mantiene con vida
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Madrid
Sentir el frío, el calor o el dolor es clave para la supervivencia. Pero hace apenas veinticinco años que la ciencia ha logrado identificar los receptores moleculares que nos permiten detectar la temperatura ambiental. Los científicos estadounidenses David Julius y Ardem Patapoutian se llevaron el Nobel de Medicina en 2021 por este hallazgo, y ahora, una investigación liderada por el español Félix Viana ha recibido un millón y medio de dólares para entender el "termómetro" interno con el que percibimos la temperatura. La prestigiosa organización Human Frontier Science Program pone en valor la colaboración de cuatro equipos científicos internacionales que usarán la paleogenómica para analizar las proteínas termosensibles de especies que han evolucionado durante millones de años en diferentes ambientes térmicos, como el mamut lanudo, el oso polar, el pingüino o la lechuza de las nieves.
¿Una pastilla para combatir el clima extremo?
Viana, médico e investigador del Grupo de Transducción Sensorial y Nocicepción en el Instituto de Neurociencias de Alicante, lleva más de veinte años estudiando los receptores del frío. Para él, la temperatura no es un número en el termómetro, sino "energía". "Los receptores son canales iónicos, unas proteínas presentes en la membrana de las células que son sensibles a las temperaturas altas o bajas. Funcionan como compuertas y cuando se abren permiten un flujo de iones mayor o menor, mandando a nuestro cerebro la señal correspondiente para comportarse en consecuencia", explica, "encontramos diferencias entre personas que viven en ambientes polares y en el trópico, pero también entre hombres y mujeres, porque el principal receptor del frío está regulado por hormonas masculinas: cuando hay mucha testosterona, este receptor está desensibilizado".
Uno de los principales intereses de Viana y su equipo es comprender la hipersensibilidad al frío en ciertas neuropatías periféricas, tanto en pacientes oncológicos como en otras patologías. Si logran modificar el comportamiento de esas proteínas, podrán desarrollar nuevas terapias para contrarrestar la hipersensibilidad. ¿Y para adaptarnos mejor a las temperaturas extremas provocadas por el cambio climático? "No es tan sencillo, porque los estímulos ambientales son importantes para la supervivencia. Tenemos que encontrar el balance entre ser capaces de detectar el entorno pero evitar que el estímulo se vuelva molesto y continuo, como ocurre con el dolor crónico. Vivir sin receptores del dolor, del frío o del calor es imposible".
Isabel Bolaños
Es productora y guionista de ‘A vivir que son dos días’ desde 2016. Se graduó en Periodismo y Comunicación...