Del comunismo al capitalismo, 35 años y el mundo sigue igual de desquiciado y bipolar

Este pasado 9 de noviembre se han conmemorado 35 años de la Caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría. 35 años y seguimos igual de divididos, enfrentados, levantando más muros en un mundo desquiciado, individualista, bipolar en el sentido de polarizado. Es de lo que advierten nuestros invitados. La primera se construye un castillo de libros desde el que imaginar un mundo mejor, lleno de posibilidades. La segunda subraya la importancia de recordar a nuestros muertos, de continuar la lucha a pesar de las derrotas, el encantarnos de nuevo con la revolución. De la caída del comunismo y sus dictaduras al capitalismo, la dictadura de la libertad.

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Empezamos en el Caixaforum de Barcelona visitando 'Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas', que es precisamente a lo que les invitamos hoy, a imaginar mundos alternativos a este. Es una exposición inmersiva, en colaboración con el Victoria & Albert Museum de Londres, que reúne más de 300 objetos y obras de arte, desde dibujos de Lewis Carrol a lienzos de Salvador Dalí. La muestra explora la influencia que las aventuras de Alicia, traducidas a 178 idiomas y de las que se han hecho diferentes adaptaciones cinematográficas y centenares de representaciones teatrales, han tenido en otras disciplinas como la moda, la fotografía o incluso la política. Nos encontramos con obras de artistas surrealistas como Salvador Dalí y Max Ernst o diseños de la británica Vivianne Westwood, que le dedicó su colección de 2015 a Alicia y su mundo de maravillas. A lo largo del tiempo y de las diferentes interpretaciones que se han hecho de la historia, explica la comisaria de la muestra Katie Bailey, Alicia ha dejado de ser solo una niña curiosa y decidida, que era morena aunque Hollywood la convirtió en rubia, y se ha convertido en un símbolo de empoderamiento femenino y de resistencia contra las injusticias.

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La literatura es la que nos abre la puerta a otros mundos posibles, a la fantasía, la que cuestiona la línea entre la percepción y la realidad. Y es lo que hace la escritora Corina Oproae, que nos lleva a Rumanía a través de los ojos de una niña fantasiosa como Alicia, a la Rumanía en los 80, aquel país de las maravillas del comunismo. La escritora rumana nos presenta La casa limón, novela con la que se ha hecho con el premio Tusquets de novela 2024.

Corina Oproae, premio Tusquets: "En un mundo sin libertad, los libros son más necesarios que nunca"

De la caída del comunismo en Rumanía o en Bielorrusia, de la que hablamos con la escritora Natalia Litvinova hace un mes, a Perú. Gabriela Wiener también ha volcado en una novela aquella infancia con la desintegración de la Unión Soviética de fondo. La escritora y activista peruana nos presenta Atusparia, con Random House, una novela que reivindica las luchas campesinas contra los abusos del Estado peruano. "Las democracias neoliberales son herederas del colonialismo. Quiero homenajear a las luchas campesinas resueltas con masacres, como en Gaza. Frente a un poder armado y supremacista, solo nos queda seguir siendo resistencia", advierte Gabriela Wiener.

Gabriela Wiener: "Tenemos que volver a encantarnos con la revolución, las luchas y la acción política"

También mira al pasado Robert Lepage, un pionero en usar la imagen y en explorar nuevos lenguajes escénicos. Hemos conversado con el director y escenógrafo canadiense, fundador de la compañía Ex Machina, que trae al Festival de Otoño estos días The seven streams of the river Ota, una obra construida hace 30 años, de siete horas de duración y que ilustra varios relatos entre 1945 y 1995. De la bomba de Hiroshima o los campos de concentración, a la epidemia del sida, a través de una gran historia de amor.

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Robert Lepage: "Ver porno está muy bien, pero es mejor tener relaciones sexuales por ti mismo y esa experiencia es la que ofrece el teatro"

Dice Robert Lepage que el teatro es memoria, recordar a través de las historias en minúsculas la gran historia en mayúsculas, los acontecimientos más importantes. De lo local e individual a los desafíos universales y cotidianos de todo ser humano.

En el Teatre Lliure de Barcelona se estrena esta próxima semana Los empleados, de la danesa Olga Ravn, novela finalista al Booker Prize y que nos presentó a principios del año pasado en La Hora Extra. Lukasz Twarkowski es uno de los artistas más renovadores de la escena polaca y el responsable de adaptar esta historia de ciencia ficción sobre qué significa ser humanos en la era de la Inteligencia Artificial. Los empleados son una serie de entrevistas a los trabajadores de la nave seis mil, una nave espacial en el siglo XXII, que dejó atrás la Tierra, ha encontrado un nuevo planeta y en la que conviven humanos y robots.

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Gracias al uso de la imagen cinematográfica, la obra combina una instalación performativa con la acción teatral, la construcción de tensión entre lo real y lo fantástico. Toda una experiencia inmersiva para reflexionar también sobre la cultura laboral que se ha impuesto con el capitalismo, como advertían nuestras invitadas de hoy. ¿Es la inteligencia artificial una amenaza potencial para la especie humana? ¿Puede tener alma una máquina?

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Dos exposiciones para terminar. La Agencia EFE ha celebrado esta semana sus 85 años con una muestra fotográfica en Madrid titulada Tu memoria colectiva, un relato artístico de los hechos, movimientos y protagonistas de la historia universal reciente que homenajea a las víctimas de la dana. Una de las salas está dividida por el Muro de Berlín, la exposición aborda también la lucha global entre el comunismo y el capitalismo.

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El arquitecto, pintor, escultor y activista chino Ai Weiwei considera que la Inteligencia Artificial no va a tener tanto impacto en el arte como en otras áreas, porque lo importante en el arte son los recuerdos, la memoria, y los sentimientos. El arte debe defender los derechos humanos y las libertades individuales, insiste Ai Weiwei, preocupado por la ausencia de humanidad, por la falta de respeto entre nosotros y hacia el planeta que habitamos, como demuestra la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Weiwei, disidente y exiliado del régimen comunista de China, ha inagurado en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León una gran exposición sobre su trabajo de las dos últimas décadas, bajo el título Ai Weiwei. Don Quixote. Y es que Don Quijote y Sancho Panza despertaron de pequeño su imaginación, le permitieron soñar, como advertíamos al principio de esta Hora Extra, con otros mundos posibles, de fantasía frente a la represalia del gobierno chino.

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Fue el padre de Ai Weiwei, poeta que sufrió el exilio de China por sus textos durante la década de los 60, quien le descubrió por primera vez la figura del Quijote. El artista chino sigue conservando ese espíritu de caballero cervantino no solo en sus obras, sino también en su manera de afrontar la vida. "Don Quijote era un ser humano fantástico que actuaba de cierta forma ridícula, por sus ideas, por no estar anclado en la realidad, tenía un falso sentido de gloria", apuntaba Weiwei durante la inauguración de esta exposición que ha seguido nuestro compañero de Radio León Óscar González. "Es una figura que siempre me ha resultado muy interesante y esta idea precisamente es la que me ha traído y me sigue atrayendo hasta el día de hoy".

Este concepto quijotesco ha sido el punto de partida desde el que el artista y activista chino ha planteado esta exposición junto con el director del MUSAC y comisario del proyecto, Álvaro Rodríguez Fominaya. 42 obras del artista que convierten la muestra en una de las más ambiciosas y completas que ha preparado en su trayectoria, fruto de 4 años de trabajo del artista, una de las exposiciones más ambiciosas y que podrá verse en el MUSAC hasta el 18 de mayo.