Franco
Hay que tener cuidado con su rica polisemia
La palabra del día | Franco
Madrid
Imagino que cada 20N les pitarán los oídos a los casi 90.000 españoles que tienen Franco como primer o segundo apellido, a los 556 que llevan los dos en su DNI, y a los casi 1500 que tienen Franco como nombre de pila, con una media de edad sorprendentemente baja, en torno a los 40 años. Esta palabra de raíz germánica, 'frank', que nombraría lo libre, lo exento, es francamente interesante. Porque además de ser nombre propio, como sustantivo común nos permite nombrar a la persona sincera, una circunstancia patente como una "franca mejoría", a lo despejado y libre de obstáculos, un “paso franco”, a lo exento de impuestos, un "puerto franco", o a una moneda que circuló en varios países europeos hasta la llegada del euro.
Con su rica polisemia hay que tener cuidado. Porque un piso franco no es la casa donde vivió el dictador, un golpe franco no es el que dio para llegar al poder en 1936, sino un tiro directo en un partido de fútbol, y una persona francófila no es un seguidor de Franco, sino un amante de la cultura francesa. Los otros son franquistas, que, como recordamos ayer, llegaron al diccionario muchos años después de morir Franco. Sucedió también con el franquismo, recogido en un diccionario manual en 1984 y definido ambiguamente como “el régimen político del general Franco”. En 1992, llega el franquismo al diccionario oficial y ya es un "movimiento político y social de carácter totalitario". Hubo que esperar a 2014 para que los académicos diesen con una definición franca y llamasen "dictadura" a lo de Franco. En fin, esta parsimonia académica y estas circunvalaciones reflejadas en el diccionario explican muy bien la dificultad que en España hemos tenido en llamar algunas cosas por su nombre.
La Palabra del día: 'Franco'