Denis Villeneuve: "La clave para que no te aplaste Hollywood es rodearte de gente que proteja la visión del cineasta"
El director canadiense, autor de referencia en la ciencia ficción contemporánea con títulos como 'La llegada' y las dos entregas de 'Dune', visita Madrid en plena campaña para la carrera de premios
Madrid
En el nuevo Hollywood, entre superproducciones de superhéroes y los laberintos narrativos de Christopher Nolan, Denis Villeneuve se ha abierto camino como un cineasta con un pie en el cine de autor y otro en los blockbuster. El director canadiense se dio a conocer internacionalmente en 2010 con ‘Incendies’, la adaptación de la obra de teatro homónima de Wajdi Mouawad con la que estuvo nominadao al Óscar y al BAFTA en la categoría de mejor película en habla no inglesa. Hollywood le echó el ojo en aquel momento y los thrillers ‘Prisioneros’, 'Enemy' y ‘Sicario’ le consolidaron como uno de los grandes autores contemporáneos, capaz de mantener una autoría entre tantas estrellas como Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis o Benicio del Toro y en una industria acostumbrada triturar y procesar el talento extranjero.
"Al principio tuve miedo de perder mi libertad creativa. Cuando fui a dirigir mi primer largometraje a Estados Unidos, lo hice pensando que sería una experiencia cultural interesante. También peligrosa porque había escuchado todas esas historias sobre directores extranjeros que venían a Hollywood y eran aplastados por el sistema. Me dije, no eres mejor que nadie, también te puede pasar a ti. Así que fui allí y resultó que ser una de las experiencias más hermosas de mi carrera. Nunca antes me había sentido tan respetado como cineasta y desde entonces ha sido una experiencia fantástica. Creo que la clave es trabajar con las personas adecuadas, con gente que cree en los cineastas y quiere proteger su visión. Y en ese sentido, tuve mucha suerte", recuerda el director a su paso por Madrid en plena campaña para la carrera de premios. El Hollywood que se encontró el canadiense, el de grandes taquillazos y la experiencia en salas, es muy diferente al de hoy, pero aún así tiene esperanza en este modelo de negocio. "La industria cinematográfica estadounidense, como en otras partes del mundo, está en un proceso de cambio ahora mismo. Hay muchas turbulencias, específicamente para la distribución en cines, pero yo soy optimista".
Tras esas primeras películas en Hollywood, Villeneuve se adentró en la ciencia ficción con ‘La llegada’ -posiblemente su mejor película hasta la fecha y con la que consiguió su primera y única nominación como director -, la esperada secuela de ‘Blade Runner’ y las dos entregas de 'Dune', el que dice es el gran proyecto de su carrera. La exitosa adaptación del clásico literario de Frank Herbert que, durante décadas, había sido un reto maldito para el cine. Jodorowski nunca pudo sacar adelante su versión y la adaptación barroca y excéntrica de David Lynch en los años 80 figura como uno de los grandes fracasos de su carrera -luego reivindicada como película de culto-. Rodeado de un reparto estelar encabezado por Timothée Chalamet y Zendaya, iconos de una nueva generación, las dos cintas han recaudado más de 1.000 millones de dólares en todo el mundo.
Ahora solo le falta un respaldo en la temporada de premios. La primera entrega ganó seis Oscar -la mayoría en las categorías técnicas- y fue candidata entre las diez películas nominadas por la Academia de Hollywood. Para esta edición la carrera está más abierta y hay más competencia, aunque Villeneuve admite que los galardones son solo parte del juego de la industria y del ego del artista. "Participar de la conversación es ya un halago. Significa que la película ha tenido un impacto, que se ha quedado en la mente de la gente y forma parte del arte. Lo tomo como un bonito cumplido, pero no hago películas para ganar premios, es algo que abandoné hace mucho tiempo", declara entre risas.
En un encuentro en la Academia de Cine junto a Javier Bardem y J.A. Bayona, el director defendió el cine como un acto de presencia, es decir, como un acto vivo que le lleva a controlar casi todo durante el rodaje. Villeneuve rueda habitualmente con una sola cámara y, si hay una segunda unidad, está pendiente. Quiere estar con los actores, quiere estar presente en cada toma. "Cualquier forma de arte para mí exige eso. Es el momento, aparte de con mi familia, en el que me siento más comprometido, en este presente que me pide estar plenamente consciente y en relación con el actor. De lo contrario, no podría dirigir. Es algo que necesito. Es un acto de plena conciencia donde lo artísticamente está abierto y por eso es también un acto de vulnerabilidad. Cuando dirijo, necesito que mi mente y mi corazón estén absolutamente claros, presentes y abiertos. El cine me permite estar presente en la vida, siempre estaba despierto en mi mente", reflexiona sobre su forma de concebir el oficio, más cerca de lo artesanal que de una superproducción, y su obsesión por trabajar en entornos naturales y realistas en lugar de en platós preparados para efectos digitales.
Ese compromiso en el set como lugar casi sagrado para el hecho cinematográfico también le lleva a tomar curiosas decisiones logísticos, como intentar prohibir los móviles para que nadie tenga la tentación de desconectar cuando gritan 'corten'. "La gente se distrae y yo no quiero eso. La gente suele ser respetuosa a mi alrededor, no lo hacen, pero los teléfonos móviles son una adicción y a veces la gente se deja llevar y los mirar en algún momento. Cuando decimos 'corten', necesitas que todos los ojos estén concentrados en lo que acaba de suceder, el hecho que ha ocurrido frente a la cámara. Quiero que todos reaccionen y se comuniquen sobre eso para que la película funcione. Por eso están prohibidos los teléfonos móviles", explica.
La ‘Dune’ de Villeneuve simplifica y amplifica todo el imaginario de una de las obras sagradas de la ciencia ficción, un relato denso y enrevesado que, bajo su visión, podríamos definir como un ‘blockbuster de autor’, alejado de los ritmos, los tiempos, las narrativas y los fuegos artificiales del cine comercial de los últimos años. "Quería hacer esta oscura ‘space opera’, que no se hubiera visto antes. He intentado hacer una película pop con gran alegría, por eso es divertido para mí. Ahora tú dices que hice un blockbuster contra las reglas del blockbuster, francamente me lo tomaré como un halago”, respondía, entre risas, durante la presentación de la primera parte. El realizador, que también cofirma los guiones, ofrece una experiencia espiritual y física que se toma su tiempo en explicar en detalle ese laberíntico universo y se detiene en las entrañas del poder, en la parte oscura, en los rituales y ceremonias que llevan al protagonista a ver el futuro en sueños y dominar con su voz a otras personas, y a su vez potencia las lecturas políticas. La influencia de la religión en el tablero geopolítico y el fanatismo, la guerra y la explotación colonial de recursos - en los años 70 y 80, su lectura se identificaba con las crisis del petróleo, hoy el paralelismo se puede hacer con la crisis de Afganistán o Gaza-, o la crisis medioambiental.
El cine de Villeneuve, autor que suele hacer suyas las adaptaciones, siempre ha tenido una dimensión política que entabla un diálogo con el presente. "Todo arte aporta una visión sobre el presente, desde diferentes prismas quizás, pero siempre hay una mirada al presente. Cuando se trabaja en un díptico como el de 'Dune', ambas películas se crearon en un contexto y el contexto cambia a medida que hacíamos esas películas. La realidad incluso se acercó a lo que la película decía, yo no soy responsable de eso y, de hecho, no me gustaría que fuese por desgracia un tema de moda", argumenta. Precisamente esta lectura sociopolítica de la obra de Frank Herbert fue lo que le atrajo a Javier Bardem del proyecto. El actor español bromeaba con que accedió a estar en la primera parte a cambio de un papel mayor en la segunda y Villeneuve no solo cumplió, sino que se deshace en elogios al intérprete español.
"Bardem es la profundidad. Es alguien que tiene una profundidad tremenda y alguien que puede alcanzar un nivel de sutileza extraordinario. Cuando lo conocí por primera vez, pensé que era un hombre muy oscuro y serio. Le tuve miedo. Pero luego me di cuenta de que es el ser humano más encantador, y bastante vulnerable, es algo que me sorprendió mucho. Es un actor tremendo y siempre con un enorme apetito por explorar. Para él, cada toma es un experimento y eso me encanta. Me encantan los actores que están dispuestos a correr riesgos. Me encantan los actores a los que no les importa equivocarse, eso siempre les empujará a intentar encontrar algo. Bardem no teme correr riesgos y por eso lo amo absolutamente", concluye Villeneuve, un director que reconoce en Bergman, Coppola y Kurosawa a sus grandes referentes pero que ha sabido encontrar su propio camino hasta convertirse en uno de los autores imprescindibles del siglo XXI.
José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...