«Todo el mundo salió muy rápido a condenar las acciones de Glovo. Me pregunto cuántas personas de las que han opinado no han hecho nunca un pedido en Glovo». Así comienza una de las cartas de los lectores de El País a su directora, Pepa Bueno, colgada en la sección de Opinión del periódico y que ha sido muy compartida y comentada por redes sociales. Esta sección comúnmente recoge las preocupaciones de los lectores del diario, o algunos puntos de vista sobre temas de actualidad que generan polémica. En este caso, Ariadna Barquero Casado, de Barcelona, es quien firma un texto bajo el título de Hipocresía, analizando algunos comportamientos de la empresa Glovo. «Criticamos rápido, pero a la hora de asumir responsabilidades nadie habla. Se habrán ignorado los derechos de los trabajadores y no habrán tenido buenas condiciones de trabajo», asegura Ariadna en su párrafo, sobre los derechos laborales de los empleados de la empresa. «Pero, ¿es la empresa la única responsable? ¿O todos aquellos que en más de una ocasión hemos hecho un pedido a través de su cómoda aplicación compartimos también parte de la culpa?», añade. «Nuestras decisiones como consumidores van acompañadas de responsabilidad de la que a menudo no queremos ser conscientes», sentencia, en su carta a Pepa Bueno, a modo de reflexión. Hace unos días, Glovo anunció un cambio en su modelo de negocio incorporando en nómina a sus repartidores, tal y como exige la legislación española, frente al modelo de «falsos autónomos» que tenía desde años. En un comunicado, su matriz «delivery Hero» anunció que cambiaba su modelo en España «para evitar incertidumbre regulatorias». Glovo acumulaba inspecciones a 60.000 empleados, 3.000 de ellos extranjeros sin autorización y este cambio en su modelo se dio a conocer a 24 horas de que el responsable de Glovo compareciera ante los tribunales.