Dana

Dana ha sido elegida palabra del año en 2024. La que ha sufrido Valencia, con efectos devastadores, ha acelerado su inclusión en el DRAE y su elección ahora como palabra del año, porque ya fue candidata en 2019. Competía este año con otras once muy sugerentes, pero habrá poca discusión sobre el acierto. Porque además puede funcionar también como metáfora de un año lleno de turbulencias. Dana es un acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos. Los acrónimos son unas siglas concretas, aquellas que pueden pronunciarse como una palabra, cosa que no sucede con UGT o CC.OO., por ejemplo. A veces, estos acrónimos se convierten en un sustantivo común, como sucedió con ovni, con láser y ahora con dana. Esto significa que ya no tenemos que escribirla con todas sus letras mayúsculas. El diccionario define la dana como una «depresión en niveles altos de la atmósfera que, aislada de la circulación general atmosférica, se mueve de forma independiente y puede producir grandes perturbaciones con precipitaciones muy intensas». La AEMET, imagino, estará satisfecha con la incorporación y con la elección como palabra del año. Pero desde allí advierten sobre su extensión en la conversación popular. Porque, resumiendo mucho, no todas las danas producen lluvias torrenciales, ni todas las lluvias torrenciales son, necesariamente, danas. Sucede con la dana lo mismo que con el terrorismo: si todo es terrorismo, al final nada es terrorismo.