"Es un lugar fantasmagórico": la ciudad perdida que quedó abandonada a su suerte por una razón de peso
La isla llegó a tener más de 5.000 habitantes en los años 60
"Es un lugar fantasmagórico": la ciudad perdida de Japón que quedó abandonada a su suerte por una razón de peso
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Madrid
Japón es un país compuesto por miles y miles de islas. Desde Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu, las cuatro más importantes tanto por sus dimensiones como por su número de habitantes, hasta cientos y cientos de ellas que a día de hoy están completamente deshabitadas por distintos motivos. Mientras que algunas de ellas son demasiado pequeñas como para que se pueda asentar una población estable, otras no tienen acceso fácil o carecen de infraestructuras desarrolladas. Y entre todas estas destaca la isla de Hashima. Una isla completamente abandonada, situada a tan solo 15 kilómetros de Nagashaki, que sin embargo es considerada por la Unesco como Patrimonio Mundial.
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Sobre ella nos ha hablado Chema Rodríguez en el último programa de SER Aventureros, donde nos ha contado la historia de una isla próspera que acabó prácticamente desapareciendo del mapa en los años 70 por una razón de peso: "La isla de Hashima fue una próspera mina de carbón durante el siglo XX que acabó siendo abandonada en el año 1974. Hoy, sus edificios en ruinas la han convertido en un lugar fantasmagórico y la verdad es que es alucinante". ¿Por qué? A pesar de que a día de hoy esté completamente deshabitada, sus esqueléticos rascacielos siguen estando presentes en la ciudad.
La vida en Hashima
De ahí que sean muchas las personas que cada año deciden acercase hasta allí para verla con sus propios ojos: "La isla se construyó a finales del siglo XIX, en pleno auge de la industria del carbón en Japón. Cuando la compañía Mitsubishi descubrió depósitos de carbón en esa región, decidieron explotarla al máximo para nutrirse de sus recursos naturales. Gracias a ello, la isla se convirtió en un centro de extracción de carbón de forma meteórica hasta el punto de convertirse en vital para la economía japonesa. Especialmente durante este proceso de industrialización".
En declaraciones a la Cadena SER, Chema Rodríguez nos explica que las condiciones de vida allí eran durísimas. Principalmente porque era una isla diseñada por y para el trabajo: "Los residentes vivían en apartamentos de cemento y se pasaban trabajando gran parte del día en esa mina. La isla carecía de espacios verdes, ofrecía muy pocas comunidades... Vamos, que era un lugar muy comercial, austero y efectivamente horroroso". A pesar de ello, la isla llegó a congregar a más de 5.000 habitantes en los años 60, convirtiéndose así en un lugar próspero.
"Es como un plató cinematográfico"
Sin embargo, todo cambiaría en la década de los 70. Todo ello como consecuencia del declive de la industria del carbón, lo que provocaría que los responsables de esta isla decidieran cerrar la mina para siempre: "Cuando llegó el declive de la industria del carbón, después de la Segunda Guerra Mundial, la mina se cerró y la gran ciudad se abandonó. A día de hoy es un espacio fantasmagórico. Una ciudad perdida con apartamentos, oficinas, escuelas y estructuras industriales alineadas de forma completamente ordenada".
A pesar de que ha permanecido desierta durante estas últimas décadas, esta volvía a cobrar protagonismo en el año 2015 gracias a la Unesco. Ese mismo año, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura nombraba a esta isla como Patrimonio de la Humanidad por su importancia en la revolución industrial durante la era Meiji. A partir de ese preciso instante, la isla se ha convertido en un destino turístico al que, sin embargo, tan solo es posible acceder a través de visitas organizadas: "Los tours se realizan en barco desde Nagasaki. Una vez en la isla te dejan recorrer la ciudad y, cuando has terminado, te vuelves a montar al barco y regresas de nuevo a Nagasaki. Es como un gran plató cinematográfico, pero es una ciudad real".
David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...