"Oh, el mail, qué escándalo. ¿Y el fraude fiscal?": Aimar Bretos desgrana la comparecencia de los periodistas ante el Supremo
Miguel Ángel Campos, periodista de la SER, ha confirmado que el 13 de marzo, el día de la publicación, él comprobó en persona la existencia de ese correo a las cuatro menos cuarto de la tarde, seis horas antes de que le llegue al fiscal general del Estado
"Oh, el mail, qué escándalo. ¿Y el fraude fiscal?"
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Madrid
Hoy han declarado ante el Tribunal Supremo los periodistas que publicaron el email que demostraba que fue el abogado del novio de Ayuso quien ofreció un pacto a la fiscalía, reconociendo que su cliente había cometido dos delitos fiscales. Uno de los periodistas que han declarado hoy como testigos es Miguel Ángel Campos, periodista de la SER. Y su testimonio ha sido fundamental para acreditar que el fiscal general del Estado no filtró a esta radio el correo del abogado del novio de Ayuso.
La SER tuvo acceso a ese mail seis horas antes de que el fiscal Álvaro García Ortiz recibiera ese mismo correo por parte de la fiscal provincial de Madrid, Pilar Rodríguez. Miguel Ángel Campos ha confirmado que el 13 de marzo, el día de la publicación, él comprobó en persona la existencia de ese correo a las cuatro menos cuarto de la tarde.
El periodista de la SER fue al despacho de su fuente para comprobar personalmente el contenido de ese correo que confirmaba que el abogado del novio de la presidenta madrileña le había propuesto a la fiscalía un acuerdo para asumir dos delitos fiscales para así reducir su pena. Campos tuvo acceso al contenido de ese correo a las cuatro menos cuarto de la tarde. Ese mismo mail fue el que recibió en su correo el fiscal general a las diez de la noche. Diez menos un minuto. 21:59. Esa hora la especifica la Guardia Civil, la UCO, en su informe.
Por lo tanto, la SER accede al mail seis horas antes de que le llegue al fiscal general del Estado. Pero solo desvelamos su contenido cuando la fuente autorizó a Campos a hacerlo público, a las once de la noche de aquel día, después de que el diario El Mundo publicara la falsedad difundida por Miguel Ángel Rodríguez de que había sido el fiscal el que había ofrecido el pacto al novio de Ayuso y que luego se había echado atrás "por órdenes de arriba". Eso era mentira. Y de hecho, ayer, el propio Rodríguez -cuando estaba obligado por ley a decir verdad- ayer reconoció que aquello se lo inventó. Que lo dedujo. Vamos, invención. Y se lo distribuyó a los periodistas. El Mundo lo publicó y después de eso, la fuente de la SER autorizó a publicar el contenido del mail que demostraba que todo aquello era falso.
Obviamente, durante la declaración, Miguel Ángel Campos ha protegido el anonimato de su fuente apelando al secreto profesional recogido en el artículo 20 de la Constitución. Y a ese mismo derecho se han acogido los periodistas de eldiario.es, que fueron los primeros en informar de la investigación al novio de Ayuso por supuesto fraude fiscal.
Por lo tanto, ¿Qué tenemos? Una investigación en el Supremo con el fiscal general imputado, en la que se han dado algunos pasos que están a años luz de la proporcionalidad respecto a la gravedad de lo que se está investigando, y todo, sin una sola prueba de que el fiscal general cometiera la filtración por la que está imputado. Ninguna. No hay pruebas. También es verdad que ayudaría mucho a defender esta evidencia que el fiscal general no hubiese cambiado de móvil en mitad de la investigación. Pero más allá de no haber pruebas, lo que hay desde hoy es la confirmación de los propios periodistas de que tuvieron acceso al correo antes que el fiscal general.
A pesar de esto, ayer el jefe de gabinete de Ayuso poco decidió marcarles en público a los jueces del Supremo lo que tienen que hacer: "El fiscal general del estado tiene que ser juzgado, creo que tiene que ser condenado de manera ejemplar".
El mismo Miguel Ángel Rodríguez ha llamado hoy "hombre honorable" al novio de Ayuso, investigado por fraude fiscal de más de 300.000 euros. Un fraude que su abogado se ofrecía a reconocer cuando pedía el acuerdo de conformidad. Aquel famoso email del abogado: "ciertamente, se han cometido dos delitos fiscales". Pero al jefe de gabinete de Ayuso lo que le parece mal no son los presuntos delitos fiscales de González Amador. Miguel Ángel Rodríguez ha reconocido esta tarde en Cuatro que lo que le parece mal a él es que el abogado del novio de Ayuso mandara aquel correo: "Si a mí mi abogado me hace esto, no tiene Australia para correr".
Pues no se hable más. Mal el abogado del novio de Ayuso por haberse mostrado dispuesto a reconocer los delitos para pedir un acuerdo de conformidad. Conformidad, que como dice el magistrado emérito del Supremo Perfecto Andrés Ibáñez: "La conformidad con la acusación es la renuncia a defenderse del que sabe que no tiene defensa".
Llegados a este punto, y después de que se les haya hecho perder un tiempo fantástico a una decena de periodistas de tribunales e investigación -tiempo, energías y concentración que podían haber utilizado en seguir destapando basura, que hay mucha- uno se plantea: Ahora que se ha imputado al fiscal general, que se ha llamado a declarar a este, al otro, al de la moto, al jefe de gabinete, a los periodistas, a todo quisqui por la filtración de un correo sobre un fraude fiscal ¿y el señor del supuesto fraude fiscal, qué pasa con él? Obviamente son dos procesos distintos, con tempos distintos. Pero, ¿Cuándo van a llamar a declarar al novio de Ayuso ante el juzgado que lo investiga por haber defraudado supuestamente 350.951 euros con una presunta trama de facturas falsas y empresas pantalla? Pero si desveló eldiario.es que ahí había hasta sociedades inscritas a nombre de un panadero sevillano del pueblo de Arahal que flipaba cuando le preguntaron los periodistas, y contestaba: "pero si yo soy un tieso".
Por lo tanto, ahora mismo, el fraude fiscal, ahí en un rinconcito, como si no hubiese pasado o no tuviera importancia. Ahora bien, el mail, ¡oh, el mail!, todos aquí durante meses bailando en la esquinita de la pista en la que algunos quieren que bailemos.