Jack el Destripador: realidad o ficción

Esta semana, Félix Martín nos propone un viaje al Londres victoriano del siglo XIX. El fiscal de 'Si amanece' abre el Juzgado de Guardia para abordar el caso (probablemente) del criminal más famoso de todos los tiempos: Jack el destripador. ¿Realidad o ficción?

Tras haber visto y leído tantas cosas sobre este personaje, hay quien se plantea si realmente existió. Y si así fue, surgen infinidad de preguntas sobre su figura: ¿cuándo fueron sus crímenes?, ¿cuántas víctimas?, ¿de dónde viene su nombre?, ¿se llegó a tener sospechosos? y, sobre todo, ¿por qué tuvo, ha tenido y tiene tanta notoriedad?

Como ya es costumbre, el fiscal decide empezar con el fragmento de una película. En este caso, escoge 'Jack, el destripador' (Estados Unidos, 1944), dirigida por John Brahm y protagonizada por George Sanders y Marie Oberon. La obra está ambientada en el Londres de finales del siglo XIX, en Whitechapel, donde mueren asesinadas varias mujeres. Los vecinos del inmueble sospechan del inquilino del piso de arriba, un misterioso hombre conocido por su aversión al género femenino. Este filme es una adaptación cinematográfica de la popular novela de Marie Belloc Lowndes, 'Jack el Destripador'.

El porqué de esta elección por parte de Félix Martín viene motivada porque se trata de uno de los primeros acercamientos de Hollywood a la figura de Jack el Destripador. En este caso, adaptando una de las novelas más famosas que ha ficcionado sobre la vida de este asesino en serie. A través de esta, se ilustra a la perfección los medios tan precarios para investigar delitos que se tenía en aquella época. Las huellas dactilares eran el gran avance de la investigación criminal de finales del siglo XIX.

¿La ficción ha distorsionado el personaje?

Esta obra que menciona el fiscal no es la única que se sumerge en la figura del asesino en serie, sino que ha sido tratada en tantas ocasiones por la ficción, ya sea en películas como en libros, que quizás se ha contribuido a la distorsión real del personaje. ¿Esto es así?

Tras una pequeña y rápida búsqueda en 'Filmaffinity', el fiscal de 'Si amanece' ha obtenido 62 títulos que hacen referencia a Jack el Destripador. A esto, cabría añadir los 37 libros de no ficción que ha localizado por internet. Con todo ello, Félix Martín sí tiene la sensación de que tanta ficción ha deformado el personaje hasta el punto de dudar sobre la existencia de este. La leyenda se ha comido al personaje real.

No obstante, para salir de dudas, el fiscal afirma que Jack el Destripador sí fue un personaje real. Pero, una vez sabido esto: ¿en qué tiempo y espacio se sitúa? Estamos en Londres. En el Londres de la época victoriana. Una etapa de apogeo que vivió Inglaterra al coincidir el final del siglo XIX con la Revolución Industrial. Londres era la capital del mundo, pero toda urbe tiene una cara A y una cara B.

La ciudad se encuentra dividida entre el conocido como West End London y el East End London (oeste y este). Entre ricos y pobres. El contraste era abismal. Convivían en la misma ciudad los que ostentaban gran riqueza y, por tanto, residían en las inmediaciones de Westminster y el palacio de Buckingham; junto con las personas que se hacinaban en el barrio de Whitechapel, donde el barro, la prostitución, el alcohol y las enfermedades corrían a sus anchas.

¿Necesitáis más referencias para ubicaros? Félix Martín hace un poco de publicidad sobre la literatura, la cual ama tanto como ser fiscal, de esta época. Se remonta entonces al siglo XIX con Dickens, en Gran Bretaña, o Víctor Hugo, en Francia. Son obras como 'Oliver Twist' (1838), 'David Copperfield' (1850), 'Historia de dos ciudades' (1859) o 'Grandes Esperanzas' (1861), de Dickens; y 'Nuestra Señora de París' (1831) o 'Los Miserables' (1862), de Hugo.

Aparte, de las obras por las que Félix Martín ama la literatura, ambos autores muestran su compromiso por su época, por la solidaridad, por la justicia en Londres y París. Además, ofrecen un contexto maravilloso para entender la época, aunque es cierto que Jack el Destripador es una figura un poco más tardía.

El primer crimen de Jack el Destripador

El 31 de agosto de 1888, Charles Cross, conductor de profesión, salió de su casa para ir a trabajar a la hora de siempre, a las 03:30 horas de la mañana. En un momento determinado, mientras caminaba, detectó un bulto que yacía junto a un portal. De lejos, parecía una lona vieja que alguien había dejado tirada y, junto a otra persona, decidió acercarse por si podía servirle. Cuando llegó, se percató que era el cuerpo sin vida de una mujer. Estaba tumbada boca arriba, con las piernas estiradas y la falda subida hasta la cintura.

Viendo que poco podían hacer por ella, y que iban a llegar tarde al trabajo, le taparon las piernas con la falda y acordaron informar del hallazgo al primer agente de policía que encontrasen. Lo que al parecer ninguno de los dos advirtió en la penumbra de la noche era que la mujer tenía un corte en la garganta tan profundo que su cabeza estaba casi separada de su cuerpo. Se trataba de Mary Ann Nicohols, de 43 años, primera víctima de Jack el Destripador.

¿Qué sabemos sobre los crímenes del asesino en serie?

Los primeros asesinatos datan del verano de 1888, hace casi 137 años. Por aquel entonces, en el Whitechapel de Londres, viven hacinadas unas 80.000 personas, la mayoría británicos de otros lugares del país o extranjeros. Las casas, de muy mala calidad, se amontonan en calles estrechas sin pavimentar. Estas se encuentran entre el muelle del río Támesis y las fábricas, las cuales son el epicentro de la contaminación. De noche, apenas hay iluminación. Solo se distingue la tenue luz que proyectan las lámparas de gas repartidas, escasamente, por las calles y patios.

Según el fiscal de 'Si amanece', aquí nos encontramos con otra sorpresa. La leyenda ha devorado al personaje. Lo único que se sabe con certeza es que el Destripador cometió, al menos, cinco asesinatos entre agosto y mediados de noviembre de 1888. Todos los hechos sucedieron en tres meses del mismo año.

Como afirmó el detective Reid, uno de los investigadores que trabajaron en el caso, "estos son los únicos hechos comprobados: todos los crímenes se cometieron tras el cierre de los bares; todas las víctimas eran mujeres olvidadas del mundo –la más baja entre las bajas– y vivían no más lejos de un cuarto de milla unas de otras. Todas, además, fueron asesinadas del mismo modo".

Pero ¿cuál era el método que usaba para matar Jack el destripador? Este es uno de los detalles que sí se conocen de esta historio y por el que se le dio el apodo de “el destripador” (Jack, the Ripper). Cuestiones que fueron aireadas por la prensa sensacionalista de la época y generaron una oleada de pánico.

En líneas generales, su forma de matar consistía en lo siguiente: primero, cortaba de un lado a otro la garganta de la víctima de una cuchillada; acto seguido, abría su cavidad abdominal; entonces, en la mayor parte de los casos, pasaba a extirpar sus órganos.

El informe del examen post mortem de Annie Chapman, la segunda víctima de Jack el Destripador, decía lo siguiente: “El abdomen había sido completamente abierto: los intestinos (…) se habían sacado del cuerpo y colocado sobre el hombro del cadáver; (…) el útero, la parte superior de la vagina y dos tercios de la vejiga no estaban. No había rastro de estas partes, y las incisiones eran cuidadosas, evitando el recto (…). La manera en que se había utilizado el cuchillo parece indicar grandes conocimientos de anatomía”. Había una crueldad muy grande. No solo mataba, sino que parecía recrearse haciendo daño gratuito al cadáver.

¿Quién le dio el nombre de Jack el destripador?

En 1888, se produce la tormenta perfecta. Londres es la capital del mundo. Todo lo que allí pasa es noticia. La difusión de la prensa sensacionalista ha llegado a un momento álgido, ya que diversas reformas legales permitieron la distribución de prensa a muy bajo precio en ese momento que se peleaban por ganar lectores mediante el sensacionalismo y el alarmismo. Por otro lado, empieza a haber una tímida conciencia social que gira su mirada a la pobreza e insalubridad de las condiciones de vida en Whitechapel; así como a la forma tan cruel de dar muerte a mujeres a las que se deja abandonadas en la calle.

Lo del nombre de Jack el Destripador es muy curioso, según cuenta Félix Martín. En un principio, la prensa le llamaba el asesino del “mandil de cuero”, ya que algunos testigos vieron huir a un misterioso hombre vestido de esa manera del lugar de los crímenes. Pero en septiembre de 1888, un periódico recibe una carta donde alguien se presenta como el asesino y se llama así mismo “Jack el Destripador”. ¿Os imagináis cómo circuló esto en la época?

Bulos en el Londres victoriano

Félix Martín decide poner fin a esta primera entrega sobre Jack el Destripador desmintiendo algunos bulos sobre el asesino. Primero de todo, el fiscal destaca que todos los bulos destilaban unas notas comunes: machismo intolerable y moralismo sexual (muchas cosas no cambian con los años). Pero en cuanto a las diferencias, son las siguientes.

En primer lugar, no todas las víctimas de Jack el Destripador eran trabajadoras sexuales, por lo que es falso que solo asesinara prostitutas. En realidad, hay muy pocos indicios de que salvo una de ellas, las otras dos fueran trabajadoras sexuales. Para arrojar un poco más de luz al asunto, Félix Martín añade que todas fueron asesinadas al aire libre, lo que llevó a la policía a suponer que el asesino quería mantener relaciones sexuales. Pero las investigaciones del forense determinaron que Jack el Destripador no tuvo sexo con ninguna de sus víctimas. De hecho, tres de ellas dormían con cierta frecuencia en la calle por falta de recursos, y ahí se encontraban cuando fueron asesinadas. Eran mujeres pobres.

Las investigaciones del forense también demostraron que todas fueron asesinadas en posición reclinada y no había indicios de lucha. La conclusión más lógica era que Jack el Destripador mató a sus víctimas mientras dormían. El machismo de la policía de la época y el sensacionalismo hicieron el resto. La consecuencia fue que la mayoría de las asesinadas tuvieron que ser enterradas en la semiclandestinidad.

Otro reproche a la prensa de la época es que esta se cebó con las víctimas. La moral victoriana de la época, llena de prejuicios sobre cuál debía ser el comportamiento de toda mujer, culpabilizó a las víctimas de su destino. La prensa trató la biografía de estas mujeres como prostitutas, mujeres fracasadas por haberse separado de sus maridos, por vivir sin estar casadas o por tener hijos fuera del matrimonio. El objetivo era deslizar la idea de que con esa vida, su destino no podía deparar nada bueno.

Pero no pudieron estar más equivocados. Las cinco víctimas eran mujeres que habían tenido una vida dura. Algunas habían sido unas auténticas heroínas de la época y otras se habían lanzado a la vida dura del delito y del alcoholismo. En la época victoriana, la vida no ofrecía muchas opciones a las mujeres de clase trabajadora y las cinco tuvieron que librar sus propias batallas personales.

Por ejemplo, Polly tomó la decisión inédita de dejar a su marido infiel en una época en la que la ley no ofrecía ninguna protección a las mujeres separadas de clase trabajadora. Annie luchó contra el alcoholismo y asistió a uno de los primeros centros de rehabilitación para mujeres de clase media en Gran Bretaña. Elizabeth se convirtió en una estafadora, mientras que Kate tuvo que sufrir una pareja violenta y también tuvo problemas de adicción al alcohol.

¿Cuándo podremos erradicar, de una vez por todas, el machismo que impregna todo, hasta la investigación de los delitos?, se pregunta Félix Martín.