Carlos Hidalgo: "Hay que invertir en ciencia porque solo el que tenga el conocimiento científico tendrá la energía de fusión nuclear"
El director del Laboratorio Nacional de Fusión pide no alimentar la burbuja sobre cuando llegará esta energía limpia e infinita. Pero es optimista: "Creo que lo veremos a mitad de siglo"

Carlos Hidalgo, director del Centro nacional de Fusión nuclear / Crédito - oficina de comunicación del CIEMAT

El físico Carlos Hidalgo dirige el Laboratorio Nacional de Fusión, el centro encargado en nuestro país de la investigación sobre fusión nuclear, la energía de las estrellas, una fuente de energía respetuosa con el medio ambiente y que llevaría a la humanidad a otro escalón en materia de energía, al no tener que depender, por ejemplo, de los combustibles fósiles. Charlamos telefónicamente con él desde el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). Es investigador allí desde 1986 y ha pasado por centros de investigación de todo el mundo: Estados Unidos, Alemania, Japón, China, Dinamarca y Reino Unido. Como autor o coautor de más de 300 publicaciones en revistas internacionales de física, es uno de los científicos más respetados de nuestro país. Y un soñador, como nos dice al inicio de nuestra charla.
¿Por qué le he leído en varias ocasiones que los humanos llevamos siglos soñando con la energía de fusión nuclear?
Porque es así. Si nos remontamos a los orígenes del ser humano, ya había fascinación por las estrellas. Yo, sin ser historiador, siempre digo que el sueño humano por la energía de fusión nuclear no es de ahora. Probablemente se remonta a tiempos de las cavernas pero eso no podemos saberlo. Lo que sí sabemos es que, en tiempos de Homero, ya nos entusiasmábamos con las estrellas. Nos quedábamos mirando aquellos puntos blancos en el cielo de la noche. Y no podíamos quitar la vista.
¿Y qué tiene que ver eso con la energía de fusión que usted investiga?
Porque aquella fascinación por las estrellas -aunque no lo sabíamos- era, en realidad, fascinación por la energía de fusión nuclear. Hasta el siglo XVIII no supimos que aquello eran galaxias y cúmulos de estrellas. Y hasta el XX, no entendimos que esos puntos brillantes del cielo eran energía de fusión nuclear. Si seguimos el hilo cronológico que te propongo, en el siglo XXI estamos empezando a entender cómo controlarla. Y en eso estamos ahora mismo. En saber algo tan alucinante como si podríamos tener 'la energía de una estrella en la tierra, a ras de suelo'.
El primero que pensó en aquello -en 'una estrella a ras de suelo'- pensarían que estaba loco.
Debió de ser mirado como un soñador, quizás como un loco, sí. Pero piensa una cosa: Leonardo Da Vinci, por ejemplo, tuvo un sueño que nunca vio hecho realidad: volar. Y fracasó en su empeño. Era el siglo XVI. Seguramente demasiado pronto. Otro ejemplo: cuando entres al museo del Prado, fíjate en un cuadro de Goya en el que se ve a unos hombres que vuelan con unas alas gigantes en medio de la noche. Nuestro Goya también soñó, como los griegos, con 'Ícaros voladores'.
Y al final se hicieron realidad los sueños de volar del ser humano.
Eso es. Pero no lo conseguimos hasta el siglo XX. Hubo que ser muy pacientes.
Pero lo conseguimos.
Exacto. Y ahora, hasta exploramos los confines del universo en naves espaciales.
Me imagino que, siguiendo este hilo que me propone, esto nos lleva a que un día conseguiremos la fusión nuclear de las estrellas, aquí en la tierra.
Lo has comprendido. Si seguimos este camino temporal desde los griegos que miraban las estrellas hasta el día de hoy, así es. Un día llegaremos a conseguir el sueño. Hacerla realidad.
Usted también dice que "la energía de fusión ya es una realidad".
Y es que lo es (ríe). Ya lo hemos conseguido. Ya hemos logrado crearla en laboratorios. Pero ahora tenemos que dar un segundo salto: no solo conseguir energía de fusión en un laboratorio sino para toda la sociedad. Por poner un ejemplo mundano, sería cuando tú o yo podamos cargar el móvil con energía de fusión nuclear. Pero ese paso hay que darlo lentamente, con mucha seguridad. Entendiendo muchos procesos que todavía seguimos investigando. Pero hay que darlo algún día.
¿Y por qué este paso es tan importante?
Porque ahora mismo estamos en una encrucijada. La energía es el motor de la sociedad. Y para seguir teniendo energía necesitamos cuidar la naturaleza, el planeta. El ser humano ha descubierto -en realidad, recientemente- que la naturaleza es vulnerable. Hasta hace muy poco creíamos que la naturaleza se tragaba todo lo que le echábamos. Y esto ya sabemos que no es así. Y aquí está el agotamiento de los recursos, la deforestación, el cambio climático. Tenemos que cambiar el paradigma. Ir hacia otro sitio. Y para eso hace falta escuchar a los científicos. ¿Te acuerdas del agujero de ozono?
Claro
Lo que pasó con el agujero de ozono es, ahora mismo, muy importante recordarlo.
¿Por qué?
Porque los científicos nos dimos cuenta de que había una amenaza, a principios del siglo XX, y nos dimos cuenta de que con la cooperación internacional podíamos solucionarlo. Siempre digo que lo que ocurrió fue un cuento de hadas medioambiental. Porque conseguimos cambiar conciencias y solucionar la situación. En los setenta del siglo pasado uno de esos estudios -uno que a nadie le importaba o que investigaba algo que no parecía tener efectos prácticos- descubrió el agujero de ozono. A partir de ese momento, se crea un 'bucle virtuoso' entre científicos, periodistas y sociedad. Dijimos los científicos que el agujero de ozono era peligroso, los periodistas contásteis que era peligroso y todos juntos conectamos con la sociedad. De esa forma, en el acuerdo de Montreal se prohíben los compuestos que estaban causando el agujero. Era 1987 y ahora conviene recordarlo porque entonces hubo muchísimo debate sobre si estábamos seguros de lo que estábamos proponiendo.
La historia acaba bien.
Sí. El agujero de ozono se redujo. Y esta historia que te cuento tiene que ver con lo que está pasando ahora con las energías fósiles y el cambio climático. Cuando nos ponen en duda a los científicos, cuando nos preguntan si estamos seguros del cambio climático, decimos "con absoluta certeza, sí", que es lo que ha de hacer un científico. Pero sí estamos muy seguros de que hay que cambiar el modelo, ir hacia otras energías.
Y aquí es donde entraría la energía de fusión nuclear.
Eso es. La encrucijada energética es enorme. Tenemos que sustituir todas las energías fósiles y complementar las renovables que ya hay con la fusión nuclear que es limpia y será segura.
Para eso ya se han dado muchos pasos, decía usted antes.
Muchísimos.
El último que ha sido noticia es el de los franceses (acaban de dar un nuevo paso hacia la fusión nuclear al mantener plasma durante más de 22 minutos en un reactor experimental) ¿Qué implicaciones tiene este logro para el futuro de la fusión nuclear?
Es un resultado muy relevante, sin duda. Les felicito. Pero hay que poner este resultado en contexto porque no quiero alimentar falsas esperanzas. Todavía estamos lejos de tener un reactor de fusión nuclear comercial. Lo que te decía antes de que carguemos el móvil con energía de fusión nuclear, ¿te acuerdas? Eso no va a llegar mañana. Todavía nos quedan muchos pasos. Los que te dicen que va a llegar en 5 años, están dando información no veraz. Hay que recordar a la sociedad que la energía de fusión nuclear va a llegar pero no mañana. No se debe alimentar una burbuja.
No daría una fecha, entonces.
Yo creo que estará operativa a mediados de este siglo pero eso no es mañana. Insisto: El lector de esta entrevista no ha de concluir que será mañana.
No puede ser que estemos esperando tanto, tantos siglos, y ahora, en el último sprint, tengamos prisa. ¿Algo así?
Eso es. Los científicos somos respetados pero nos equivocamos. La ciencia es resolver problemas y fallar. Si tienes suerte fallas nueve de diez. Por eso todavía quedan muchas pruebas. No debemos generar expectativas porque no están, todavía, sólidamente fundamentadas. Veo a muchos grupos que alimentan burbujas de información sobre esto. Yo soy optimista y estoy enamorado de mi profesión pero veo promesas que hacen otros que no son verdad. Tranquilidad.
¿En qué punto está España? ¿Hacemos nosotros pruebas parecidas a las de los franceses?
Nos podemos sentir muy orgullosos. Tenemos un ecosistema formado por centros públicos, el CIEMAT, la industria y las universidades que, juntos, están muy bien posicionados. Como dato, la industria española está en el segundo lugar europeo, después de Francia, en cuanto a contratos del gran proyecto ITER. Estamos construyendo algunos dispositivos que van a ser vitales para el futuro de la energía de fusión nuclear.
Este era, en realidad, el motivo de la entrevista más que hablar de los griegos.
(Se ríe) Pues vayamos al grano. No quiero que pienses que soy un soñador y ya está.
Háblenos del proyecto IFMIF-DONES en Granada. ¿Por qué, últimamente, oímos hablar tanto de él?
Si ahora mismo me preguntas qué tecnologías hacen falta para tener un reactor comercial que sirva a la sociedad hay tres retos. El primero, es que en la fusión nuclear se generan neutrones muy energéticos que golpean las paredes del reactor y al hacerlo generan daños en los aceros. Tenemos que estar seguros de que esos materiales sobreviven un tiempo suficientemente largo para hacer viable el reactor y su energía.
El segundo es que el reactor de fusión necesita generar combustible: tenemos deuterio en los océanos, pero necesitamos tritio que es radioactivo. Necesitamos una tecnología que permita crear tritio como combustible en el reactor.
Y el tercero es que en un reactor de fusión, tú atrapas la materia en condiciones extremas con campos magnéticos muy intensos. Para que te hagas una idea tienen una fuerza 100.000 veces superior al campo magnético terrestre. Aunque construimos 'botellas magnéticas' muy potentes, algunos flujos de energía acaban dañando las paredes del reactor. Así que tenemos que protegerlo también de esos flujos de energía tan fuertes.
¿Y en IFMIF DONES se va a investigar sobre esto?
Nuestro centro va a ser una pieza absolutamente fundamental para las dos primeras. Fíjate la importancia que cobra España en este proyecto internacional.
De todo el mundo... ¿Sólo se harán estas pruebas aquí, en un pueblo de Granada?
Pues casi sí. Las condiciones experimentales que va a tener el centro de España son únicas. Otros laboratorios, otros centros de investigación harán pruebas parecidas. También se harán pruebas similares en algunas centrales de fisión donde se producen reacciones parecidas. Pero como en este, en ningún sitio. Las condiciones que se van a explorar aquí, en España, son únicas.
Ahora mismo está en construcción.
Sí. Si viajas a Escuzar en Granada ya hay tres edificios construidos por el CIEMAT. Hay ya prototipos de escala 1:1 como el lazo de litio que ya se están probando antes de ponerlos a funcionar. Si todo va bien, y de momento va bien, debería empezar sus operaciones en la década de 2030. Estamos muy bien, estamos en la vanguardia. Y tenemos que aprovechar esta posición de vanguardia para estar listos para una revolución tecnológica.
¿Por qué?
Porque la energía de fusión solo se basa en conocimiento. No es como el petróleo. Si piensas en el petróleo, los países que lo tienen, lo tienen por azar, por casualidad. Les llegó porque estaba ahí debajo, tenían un yacimiento bajo sus pies.
Sin embargo, la energía de fusión nuclear es distinta. No nace del azar. Nace del conocimiento. Solo los países que tengan este conocimiento científico, tendrán la energía. Por eso es tan importante nuestra investigación. Por eso se justifica la inversión en ciencia, una vez más. Si queremos quitarnos de encima la dependencia energética, si no queremos depender de otros países, de cuales son fiables o no, para tener independencia geoestratégica, la energía de fusión nuclear es la gran revolución.
Pero insisto: solo si tenemos el conocimiento, tendremos la energía.

Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...




