Un padre y su hijo fueron fusilados en 1936. Su delito: retirar un crucifijo. 90 años después, su familia ha encontrado sus restos
Tras casi 90 años de incertidumbre, los restos del maestro republicano y su hijo, asesinados en 1936, fueron identificados en una fosa común. Alfonso Matarán ha relatado en 'La Ventana' la lucha por recuperar la memoria de su familia

"Solo queremos la verdad y reparación": la familia granadina republicana que ha sido identificada en una fosa común 90 años después
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Madrid
En 1932, Ángel Matarán, un maestro de Alhendín, Granada, retiró el crucifijo de su aula siguiendo una circular republicana que ordenaba la eliminación de símbolos religiosos en las escuelas. Este acto, aparentemente sencillo, desencadenó una serie de eventos trágicos que culminaron con su desaparición y posterior asesinato, así como el de su hijo Alfonso, de 19 años, durante los primeros días del golpe de Estado de 1936. Casi 90 años después, sus restos han sido identificados en una fosa común gracias al trabajo del historiador Alfredo Ortega y la Asociación de Memoria Democrática de Granada.
Ángel Matarán no era un hombre cualquiera. Junto a su esposa, también maestra, y su hijo mayor, Alfonso, que estudiaba magisterio, formaba parte de una familia comprometida con la educación y los valores republicanos. En 1932, el maestro cumplió con la orden de retirar los crucifijos de las aulas, lo que enfureció al cura del pueblo. Este, en respuesta, organizó una misa y un desfile con una estatua de Cristo que pasó frente a la escuela. Matarán, en un acto de discreta rebeldía, cerró las ventanas de su clase.
El gesto fue interpretado como una afrenta. El cura y los vecinos invadieron la escuela, la llenaron de crucifijos y persiguieron al maestro a pedradas. La Guardia Civil intervino, pero el daño ya estaba hecho. Cuatro años después, con el estallido de la Guerra Civil, la familia Matarán fue señalada. Ángel y su hijo Alfonso fueron detenidos el 13 de agosto de 1936 y nunca más se supo de ellos.
Hoy, el nieto del maestro y sobrino del joven asesinado, Alfonso Matarán, ha contado en La Ventana cómo ha recibido la noticia la familia y ha defendido el derecho a cerrar esas heridas que llevaban tanto tiempo abiertas. "Es un momento de alegría, aunque la cosa es más complicada. Pero ya los tenemos", ha comenzado Matarán. Y es que la familia solo tenía indicios de que podían estar en aquella fosa, pero eran pruebas accidentales. "Tuvieron la deferencia de llamar a los familiares antes de sacar los huesos de las fosas. Fue impresionante. Fuimos varios nietos y fue un momento muy complicado", ha contado.
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Una búsqueda de casi un siglo
Durante décadas, la familia Matarán vivió en la incertidumbre, pues nunca supimos qué había pasado con ellos relata nieto del maestro y sobrino del joven asesinado. Su abuela Justa, de hecho, murió sin saber dónde estaban sus restos. "Ella era maestra también. Había tomado posesión de la plaza unos meses antes. La persiguieron y no pudo ejercer de maestra hasta el año 1961. Dos guardias civiles se llevaron a su marido y su hijo y se refugió en una casa con dos salidas. Por las noches subían los falangistas buscando familiares nuestros. Fue terrible lo que tuvo que sufrir sin ingresos y con nueve hijos", ha relatado sobre el sufrimiento de su abuela.
La esperanza llegó en 2022, cuando el historiador Alfredo Ortega, investigando otra historia, encontró indicios de que los restos de Ángel y Alfonso podrían estar en una fosa común en el cementerio de Alhendín. En abril de ese año, los nietos y otros familiares acudieron al lugar. En junio, se realizaron pruebas de ADN que confirmaron la identidad de los restos. "Fue muy duro", ha recordado Alfonso. "Ver el informe y leer que a mi abuelo le dieron dos disparos, pero a mi tío, de solo 19 años, seis disparos en el cráneo... es una salvajada. Es el terror que querían infundir".
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La historia de los Matarán es solo una entre miles. En Granada, hay 125 fosas comunes documentadas, de las cuales solo 17 han sido exhumadas. Hasta ahora, se han recuperado 170 cuerpos, pero aún quedan 11.547 sin exhumar. En toda Andalucía, la situación es igualmente desoladora: de las 798 fosas identificadas, solo 94 han sido exhumadas, con 6.444 cuerpos recuperados y 37.005 aún por desenterrar.
Para Alfonso, esto no es una vuelta al pasado, sino que es una cuestión de derechos humanos. "Es un secuestro, una desaparición. Me hace gracia que gente del PP dice que es concordia. Nosotros no nos hemos peleado, solo queremos la verdad y reparación. No estamos contra nadie. Tiene que saberse lo que pasó y encontrar esos restos. Lamentablemente no es así. Cuando ves el informe técnico de las fosas entiendes por qué no quieren sacar los restos, porque es terrible la crueldad innecesaria. La crueldad de que una familia no sepa donde están enterrados sus familiares", ha contado emocionado el nieto del maestro represaliado. "Todavía en la fachada de las iglesias siguen solamente los nombres de las víctimas del bando sublevado. Yo comprendo que han tenido sus pérdidas, pero los recuperaron y pudieron honrarlos. Y nosotros, ¿qué?", ha finalizado.

Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.