La paranoia del rey Herodes que construyó su leyenda negra: "Estaba obsesionado"

Madrid

El rey Herodes ha pasado a la historia como un tirano cruel que trató de acabar con todo aquel que se interpusiera en el camino. Todo ello debido, entre otras cosas, a todos los textos que han trascendido sobre él hasta nuestros tiempos, en los que se recogen numerosos actos violentos e incluso el asesinato de varios de sus propios hijos. El más famoso de ellos fue, probablemente, la orden de ejecutar a los niños nacidos en Belén con el propósito de matar a Jesús porque se trataba de un recién nacido a quien los magos de oriente designaron como el rey de los judíos.

Un relato evangélico que, según cuenta el escritor Javier Alonso, no es ni mucho menos cierto: "Es una propaganda cristiana posterior la que ha hecho de él un monstruo mayor del que realmente era". ¿Quién era realmente Herodes el grande y cuál es el origen de su leyenda negra? Para responder a esta pregunta contamos con el también escritor Antonio Piñero, quien ha acudido al programa SER Historia para hablar acerca de un personaje histórico de lo más singular.

"Era igual de cruel que otros"

En primer lugar, el escritor ha recordado que Herodes era un rey que no contaba con el apoyo de su pueblo por el simple hecho de ser extranjero. A pesar de que este trató de revertir esa situación dándole a su pueblo grandes construcciones y estableciendo leyes para garantizar la prosperidad del reino, el pueblo siempre le dio la espalda. De ahí que con el paso del tiempo comenzara a desarrollar una paranoia que le llevó a convertirse en un rey cruel: "Era igual de cruel que los otros. El problema es que sobre los demás nadie ha escrito nada, mientras que sobre Herodes sí".

La verdadera historia de Herodes el Grande

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Una crueldad que fue a más a lo largo de su reinado, pues estuvo en constante peligro por un sinfín de enemigos que quisieron derrocarle porque contaba con unas tierras muy preciadas, tal y como explica Javier Alonso: "Herodes estaba obsesionado por su seguridad personal por dos motivos. Primero porque era un reino muy pequeño rodeado de enemigos, especialmente Los Partos y Cleopatra, y luego porque él era un rey extranjero que no se fiaba de su propia población". De ahí que decidiera levantar unas fortalezas que tenían una doble función. La primera de ellas salvaguardar sus fronteras y la segunda construir una serie de refugios en las que tanto él como el resto de su familia pudieran esconderse en caso de que hubiera una revuelta interna de su reino.

Una paranoia desarrollada en el tiempo

De hecho llegó a plantearse matar a Cleopatra, aunque su Consejo le paró los pies porque entendía que el asesinato de la reina derivaría en problemas mucho peores tanto para Herodes como para su reino. Con el paso del tiempo, el rey comenzó a desarrollar un temperamento muy fuerte que derivó una paranoia que le llevaría a desconfiar de cualquiera: "A día de hoy se diría que tenía un complejo de persecución, aunque en esta ocasión estaría más que justificado porque se encontró con un sinfín de circunstancias que atentaban contra su seguridad".

Su paranoia llegó tan lejos que llegó incluso a matar a tres de sus hijos por sospechas de traición y conspiración contra él. También a su esposa Mariamne I, a su suegra Alejandra, a su cuñado Aristóbulo III y también a otros parientes y miembros de la corte por el mismo motivo. Y así pasó a la historia como un rey completamente sanguinario que acababa con todo aquel que se interponía en su camino: "Ese complejo llegó tan lejos que, 100 años después de las muerte de Herodes, la huella que había dejado en la memoria colectiva era la de un tipo casi paranoico que le cortaba la cabeza a cualquiera que se pusiera por delante y le estropeara lo mínimo su reinado".