La prensa internacional se fija en "el enorme hotel fantasma de España" y en por qué no pueden derribarlo
El Algarrobico, un gigante edificio de 20 plantas y 411 habitaciones, fue construido hace casi dos décadas en Carboneras (Almería) con la intención de convertirse en un atractivo turístico
El hotel Algarrobico.(EFE)
En la costa sur de España, en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, se levanta un "hotel fantasma" que nunca ha abierto sus puertas, pero que se ha convertido en símbolo de la batalla entre el desarrollo y la protección del medioambiente. El hotel El Algarrobico, un gigante edificio de 20 plantas y 411 habitaciones, fue construido hace casi dos décadas en Carboneras (Almería) con la intención de convertirse en un atractivo turístico. Sin embargo, su ubicación, a solo 14 metros de la playa y dentro de un espacio natural protegido, lo ha mantenido en el centro de una interminable disputa legal y política.
Según un reportaje publicado por el 'Financial Times', el hotel incumple dos normativas clave: se encuentra en un parque natural y viola la Ley de Costas, que impide construir a menos de 100 metros del mar. Aunque el Tribunal Supremo ha ratificado su ilegalidad en varias ocasiones, su demolición sigue sin materializarse debido a la falta de acuerdo entre las administraciones. El Gobierno central apuesta por la expropiación para derribarlo, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Carboneras, han mostrado reticencias.
Fotografía de archivo del hotel Algarrobico, construido en el Cabo de Gata, en Carboneras (Almería) / Jose Manuel Vidal
Fotografía de archivo del hotel Algarrobico, construido en el Cabo de Gata, en Carboneras (Almería) / Jose Manuel Vidal
Un conflicto que divide a Carboneras
En el municipio, la presencia del hotel genera opiniones encontradas. Muchos residentes defienden su apertura, argumentando que podría generar empleo y revitalizar la economía local, especialmente en un contexto donde otras industrias, como la pesca y la producción de energía, han perdido peso. "Los de fuera quieren que el Mediterráneo siga virgen, pero eso no existe", declaró al 'Financial Times' un comerciante local. Otros, en cambio, consideran que permitir su funcionamiento sentaría un peligroso precedente de impunidad ante las normativas ambientales.
Una batalla judicial interminable
El caso de El Algarrobico ha pasado por numerosos tribunales, con sentencias que han confirmado su ilegalidad y han ordenado su demolición. En 2020, el Tribunal Supremo determinó que la empresa promotora, Azata del Sol, no tenía derecho a indemnización, ya que debía haber sabido que el proyecto vulneraba la normativa.
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha instado recientemente al alcalde a iniciar la revisión de la licencia municipal otorgada en 2003, paso previo para proceder a la demolición. Si no cumple con el requerimiento antes del 10 de abril, podría enfrentarse a multas coercitivas e incluso a responsabilidades penales, según informó Europa Press.
¿Demolición o resignación?
Demoler El Algarrobico no es una tarea sencilla. El Gobierno estima que la demolición costaría al menos 7 millones de euros, sin contar la retirada de escombros. Además, el edificio está profundamente anclado en la ladera, lo que complica su eliminación total y la restauración del paisaje original.
Mientras tanto, el tiempo y el abandono han hecho su trabajo. Greenpeace pintó "Hotel Ilegal" en su fachada en 2014, pero las letras negras ya se están desvaneciendo. La valla de seguridad se oxida y saqueadores han desmantelado parte del edificio para vender materiales. A pesar de ello, las grúas siguen en pie, como si la construcción estuviera a punto de reanudarse en cualquier momento.
Activistas de Greenpeace han sido absueltos por las pintadas en El Algarrobico. / Greenpeace
Activistas de Greenpeace han sido absueltos por las pintadas en El Algarrobico. / Greenpeace
El caso de El Algarrobico es un ejemplo de la especulación urbanística que marcó el auge inmobiliario en España y de la complejidad burocrática que impide deshacer los errores del pasado. Como señala el 'Financial Times', el hotel parece condenado a seguir siendo un elefante blanco en la costa almeriense, atrapado entre el deseo de desarrollo económico y la necesidad de respetar la legalidad ambiental.
