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Los tomates eran venenosos, las zanahorias no eran naranjas y comer 4.000 semillas de manzana te puede matar: los secretos de las plantas y sus aplicaciones

Aimar Bretos entrevista a Rosa Porcel, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y autora del libro 'Plantas que nos ayudan'

Madrid

Esta noche entrevistamos a una persona que sostiene que el mejor amigo del ser humano no es el perro, sino los vegetales, las plantas. Rosa Porcel es doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Granada, profesora titular en el Departamento de Biotecnología de la Universitat Politècnica de València y autora del libro 'Plantas que nos ayudan'. En 'Hora 25', hablamos de plantas.

¿Las plantas sirven para combatir enfermedades realmente o eso es una leyenda urbana? "Pueden servir y de hecho algunas sirven para tratar enfermedades, para tratar síntomas, y en general para la salud. No todas y no de cualquier forma. Es verdad que hay mucho mito, pero sí es cierto que algunas, como la famosa aspirina, se extrajo de una planta. Tratamientos para el cáncer se han obtenido del tejo, por ejemplo. Hay muchas que se pueden usar. No la planta entera, ojo, sino principios activos, moléculas, que se obtienen de algunas plantas", puntualiza Porcel.

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Las entrevistas de Aimar | Rosa Porcel

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Alcaloides y psicotrópicos

¿Qué son los alcaloides? ¿Por qué han acabado con tantas vidas y, a la vez, han salvado también tantas vidas? "Son una familia muy grande de moléculas que producen un 25% de las plantas de la Tierra. Son moléculas que en una dosis muy pequeña pueden ejercer un efecto muy potente en el cerebro o en general en el cuerpo humano. Por eso, algunas de esas moléculas hoy en día son importantes fármacos: la morfina, la codeína, la nicotina, que incluso durante mucho tiempo se pensaba que era buena incluso para la salud", explica la bioquímica.

Y nos adentramos en el proceloso mundo de los psicotrópicos, las plantas alucinógenas... ¿Cuál es la planta que, sin morirte, te pega el mayor viaje? "Hay plantas, setas e incluso animales que se utilizan para viajar", responde Rosa mientras sonríe. "Se me ocurre el peyote. Un cactus que se lleva usando desde hace miles de años. Tiene compuestos interesantes, porque uno de ellos es terapéutico, pero el otro es alucinógeno. Dicen que los viajes que produce son psicodélicos. Hay muchas moléculas de origen natural que nos pueden dar un susto".

Pero las plantas alucinógenas también pueden solucionar adicciones: "Son estudios recientes que están acaparando mucha atención por parte de la comunidad científica. En el caso de la iboga, una planta africana que tiene uso desde hace más de dos mil años, recientemente se ha visto que reduce la adicción a los opioides. Se descubrió de forma azarosa, por un chico jovencito que era adicto a la heroína y quería colocarse. Junto a sus amigos encontró esta planta, se colocaron con ella y obtuvieron justamente el resultado contrario. Se les calmó el ansia y el síndrome de abstinencia que tenían. Este chico empezó a liderar estudios científicos para evaluar las capacidades del principio activo de la planta, fundó una empresa, varias patentes... Y finalmente parece que sí tiene evidencia científica y se usa", cuenta Rosa.

Muerte y toxicidad

Las plantas pueden matar: "Por supuesto. La adelfa es muy tóxica y la tenemos por todos lados. Es la planta que aparece en parques, jardines, por las calles, en las medianas de las carreteras... Y puede matar. Toda la planta te podría matar. Hay casos en los que se ha visto que una sola hoja ha matado a una oveja. Las flores, las semillas, cualquier parte de la planta te puede matar", explica la científica granadina. ¿Y cómo puede estar ahí en mitad de la ciudad? "Porque tiene un mantenimiento muy sencillo. Es una planta muy resistente, muy tolerante a la sequía, crece bien, es bonita, tiene sus flores, no hay que podarla en exceso... Si la tocas y luego te llevas las manos a los ojos o a la boca, hay que tener mucho cuidado".

También hay que tener mucho cuidado con los alimentos vegetales que tomamos, como la yuca o la famosa harina de almorta. ¿Qué nos puede pasar si los comemos en exceso? "En exceso son tóxicos, sí. En la posguerra se usaba mucho la harina de almorta porque era lo que había, pero daba problemas: síndromes neurológicos, parálisis... Igual que la amigdalina, que está presente en los huesos de los albaricoques, en las almendras... Pero tienes que tomar en exceso. Las semillas de las manzanas también tienen amigdalina y también serían peligrosas, pero nadie se las come. Tendrías que comer 4.000 semillas de manzana para que te pasara algo", explica.

Los tomates en su origen eran venenosos, nos dice la doctora en Bioquímica y Biología Molecular: "Ahora tenemos miles de variedades de tomate y entonces era un tomate muy pequeñito, como si fuera una baya roja, pequeño y tóxico por la presencia de solanina, que es un alcaloide también. Todas las plantas de la familia de las solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas, patatas) tienen solanina, pero a lo largo de los miles de años de domesticación, desde que nació la agricultura, hemos hecho que cada vez tuvieran menos concentración de solanina. Hoy en día son comestibles, pero entonces no lo eran. La patata tiene hoy mil veces menos solanina de la que tenía entonces".

Zanahorias, espinacas y otras medias verdades

Las zanahorias no siempre han sido naranjas: "Han sido naranjas desde el siglo XVI, XVII, más o menos. Son naranjas gracias a la realeza holandesa, a la Corona de Orange. Originalmente había zanahorias blancas, moradas, cualquier color menos naranja. Pero en Holanda, los ingenieros agrónomos de aquel momento querían rendirle homenaje a la Corona de Orange. Hicieron sus cruces, todo natural, y obtuvieron el color naranja. Al final es la que más se ha extendido", cuenta Porcel.

¿Realmente son buenas para la vista? "Son buenas, pero se ha exagerado un pelín. Las zanahorias son naranjas, ese color lo utilizan las plantas en flores y frutos para llamar la atención. Es un pigmento que fabrican las plantas para defenderse, llamar la atención de los polinizadores o de dispersores de semilla... Esos pigmentos, los carotenoides, el rojo del tomate o de la sandía, esos colores son pigmentos buenos, ricos en antioxidantes. En el caso de la zanahoria ese naranja, ese carotenoide, es una molécula precursora de la vitamina A, que se necesita para la vista", responde.

¿Y dónde está la exageración entonces? "En la II Guerra Mundial, cuando las fuerzas nazis bombardeaban Londres, había un piloto de la RAF (Real Fuerza Aérea), John Cunningham, que llevaba en su avión un equipamiento de última tecnología que le permitía detectar aviones durante la noche. Como era alto secreto, se decía en los medios que se comía muchas zanahorias que le hacían ver muy bien por la noche. Porque este piloto había abatido 20 aviones y 19 los había derribado por la noche. El Gobierno hizo una campaña de marketing para que la población comiera zanahoria porque eso le iba a ayudar durante los apagones. Evidentemente los aviones los derribó por la tecnología, no por comer zanahorias", cuenta Rosa Porcel.

La autora de 'Plantas que nos ayudan' nos derriba otro mito: "Las espinacas no te hacen tan fuerte como a Popeye. Las espinacas son sanas, pero a la hora de determinar la cantidad de hierro que tenían las espinacas, el señor que lo determinó se equivocó en el cálculo y dijo que tenía muchas veces más de las que tiene en realidad".

Josema Jiménez

Josema Jiménez

Periodista de Sanlúcar de Barrameda. Trabajo en la Cadena SER desde 2018. Antes en Hoy por Hoy, ahora...

 

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