El remordimiento de la felicidad

La semana pasada, Raquel Mascaraque habló de cómo pasar del miedo al disfrute. Hoy, la periodista especialista en psicología emocional decide abordar cómo abordar el miedo a disfrutar, algo que muchas personas experimentan. Para ello, se adentra en las trampas que utiliza nuestra mente para mantenernos alejados del placer.

A veces, nos sumergimos tanto en el trabajo o en nuestras responsabilidades que dejamos de lado las actividades placenteras. ¿Alguna vez has sentido que cuando las cosas van demasiado bien, algo malo tiene que pasar? ¿O no te mereces un descanso o un capricho?

Imagínate que has tenido una semana durísima en el trabajo. Finalmente, llega el fin de semana y decides regalarte una tarde de sofá, película y helado. Pero justo cuando te acomodas, una vocecita en tu cabeza dice: “Debería estar haciendo algo productivo”. Y ahí está: culpa por disfrutar.

¿Le ha pasado al equipo de 'Si amanece'? Para comprobarlo, Mascaraque ha decidido hacer tres preguntas a ver cuánto disfrutan o si, por el contrario, toca revisarse.

En primer lugar, si tienes una tarde libre inesperadamente, ¿te relajas o sientes que deberías hacer algo “útil”, como limpiar el armario o responder correos atrasados? Desde luego que a Edgar Hita no lo van a encasillar en este grupo.

Como segunda pregunta, Mascaraque plantea: si te compras algo que te gusta mucho, ¿lo disfrutas o inmediatamente piensas que podrías haber gastado ese dinero en algo más “necesario”?

Y, en tercer lugar, cuando estás de vacaciones en la playa, ¿te relajas mirando el mar o te cuesta relajarte porque sientes que deberías estar planificando algo para el trabajo o el regreso a casa?

El miedo a ser feliz o la querofobia

La periodista afirma que hay una fobia que es tenerle tremendo miedo a ser feliz y se llama querofobia. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM 5), la querofobia no está reconocida como desorden mental, sino como trastorno que se manifiesta en forma de ansiedad.

Al final, la felicidad tiene muchos matices y conceptos. Habrá personas que la encuentren a través de metas sociales, otras se enfocan en metas económicas, estilos de vida… Pero cuando no te permites disfrutar de ningún logro puedes desarrollar querofobia. Es decir, asociar que cuando algo bueno pasa, va a venir acompañado de algo malo. Sonaría algo como “si soy muy feliz, algo malo pasará”. ¿Qué explicación tiene a nivel psicológico?

Para responder a esta cuestión, Raquel Mascaraque recurre a la cinta hedónica. Esta teoría sugiere que, después de que pase algo bueno o malo, volvemos a un nivel base de felicidad. Es decir, aunque logremos algo placentero, rápidamente nos adaptamos y buscamos la siguiente meta, sin detenernos a disfrutar del logro actual.

Esta cuestión está bastante relacionada con la adicción al trabajo: muchas personas se resguardan en el exceso de trabajo para no pensar en otros temas que les incomodan y, al final, esto puede llevarnos a descuidar el ocio y las actividades recreativas, afectando nuestra capacidad para disfrutar y relajarnos.

¿Cómo podemos entrenar nuestro cerebro para disfrutar sin culpa?

La periodista experta en psicología emocional aporta cinco claves para disfrutar sin culpa. En primer lugar, es necesario reconocer el miedo e identificar el "pensamiento catástrofe". Para ello, haría falta preguntarse qué es lo peor que puede pasar si me permito disfrutar. Desafiar estos pensamientos puede ayudar a cambiarlos, pero si nunca piensas en ellos, nada va a cambiar.

A esto, cabe añadir practicar la autocompasión: lo de “háblate como le hablarías a tu mejor amiga” suele funcionar bastante bien. Cuando te estés exigiendo tanto, pregúntate si a tu mejor amigo le exigirías tanto.

En tercer lugar, Mascaraque recomienda reprogramar la mente con pequeñas dosis de placer: estudios en neurociencia han demostrado que repetir experiencias placenteras sin miedo refuerza nuevas conexiones neuronales. Así que empieza con pequeños momentos de disfrute conscientes. Dedícate una tarde para hacer lo que te dé la gana y te apetezca.

También destaca como importante practicar el aquí y ahora: si en vez de anticipar problemas te centras en el momento, el cerebro deja de asociar placer con peligro. Esta técnica nos ayuda a estar presentes en el momento y a apreciar las experiencias placenteras sin juicios ni distracciones.​

Por último, es importante establecer límites laborales. Esta puede ser la tarea más difícil porque, en teoría, es sencillo. No obstante, la vida no nos permite llevarlo siempre a la práctica: apagar el ordenador a tu hora, no contestar llamadas, dejarte los fines de semana sin trabajo...

Al final, la vida es muy corta y merecemos momentos de placer, no podemos vivir con miedo a ser felices.