"Esto no es una residencia de mayores": 'cohousing senior', una nueva forma de vivir en comunidad

Madrid

"Esto no es una residencia de mayores". Esta frase la repiten Luis y Paco a lo largo de la conversación que mantenemos en Trabensol. Estamos en Torremocha del Jarama, en uno de los cohousing senior pioneros en nuestro país. Abrió sus puertas en 2013 aunque la idea empezó a tomar forma en la cabeza de sus fundadores cuando arrancó el milenio.

De los inicios de esta cooperativa habitacional nos habla Luis Abad, uno de los miembros fundadores. Y nos cuenta que un grupo de conocidos, tras décadas de lucha vecinal en los barrios de Vallecas y Moratalaz, se preguntaron: "¿Por qué no envejecer juntos?". Así empezó una larga aventura y una carrera de obstáculos. Lo primero fue conseguir los terrenos. "Empezamos buscando en Madrid y los precios nos fueron desplazando cada vez más lejos. Ten en cuenta que hablamos de la época de la burbuja inmobiliaria cuando todo era carísimo y subía de precio de un día para otros", explica Luis. Finalmente encontraron en Torremocha del Jarama, a 75 kilómetros de la capital, un ayuntamiento que entendió perfectamente su idea y les dio todas las facilidades para su instalación.

El siguiente paso, también fundamental, fue buscar a un arquitecto que plasmara lo que ellos deseaban. "Queríamos un edificio capaz de compaginar armónicamente espacios de intimidad y espacios de convivencia. Un edificio amable y abierto que fuera todo lo contrario de los típicos edificios de las residencias de mayores. Señalar la diferencia entre esta cooperativa y esas residencias es uno de los temas que ha centrado nuestra conversación", añade Luis.

"Nadie nos dice lo que tenemos que hacer"

"Esto no es una residencia porque aquí nadie nos dice lo que tenemos que hacer", me cuenta Paco. Luis asiente y añade: "Aquí las decisiones las tomamos nosotros de forma democrática". Y es que en Trabensol no hay horarios para ni para levantarse ni para ir a dormir. Aquí cada uno entra y sale cuando quiere. Se va de vacaciones cuando le viene bien y participa sólo en las actividades que le interesan. Cada uno tiene su espacio de intimidad, su apartamento, y se comparten el gimnasio, la biblioteca, los jardines o la sala del silencio donde se medita y se practica a diario el chi kung, una técnica milenaria de movimientos corporales coordinados, de respiración y meditación que se considera útil para la salud y la espiritualidad.

Para acceder a Trabensol no hay lista de espera al uso sino una bolsa de personas interesadas. Cuando queda un apartamento libre lo ocupa aquel que tiene una mayor puntuación según unos criterios establecidos. La edad es uno de ellos. Los aspirantes deben tener entre 50 y 70 años y los más jóvenes obtienen mayor puntuación. También obtienen más puntos las parejas frente a los que viven solos. La cuota mensual por apartamento y pareja es de 1.400 euros. Hay que aportar, además, un capital de 145.000 euros que se devuelve íntegramente si uno decide dejar la cooperativa.

En Trabensol no hay propietarios. Todos los apartamentos pertenecen a la cooperativa. Nadie los puede vender ni alquilar. Es una fórmula, señalan Luis y Paco, que impide la especulación inmobiliaria.