Donald Trump, "una tragedia de mierda" que ni Esquilo ni Shakespeare se hubieran atrevido a escribir
Engaños, traiciones y la autodestrucción de la vida y del ser humano son los temas que aborda Shakespeare, a quien las políticas de Trump le hubieran parecido, probablemente, una tragedia de mierda, según el director británico Declan Donnellan. Una adaptación contemporánea de la 'Orestíada' de Esquilo llega al teatro, con Clitemnestra vengándose de un Agamenón que ha reducido todo a cenizas, como parece que pretende el presidente estadounidense

Donald Trump, "una tragedia de mierda" que ni Esquilo ni Shakespeare se hubieran atrevido a escribir
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La naturaleza del ser humano no cambia nunca, lo que cambia es el contexto político y social en el que nos encontramos, advierte Declan Donnellan. El director británico de cine y de teatro ha estrenado, en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Los dos hidalgos de Verona, una de las primeras obras de Shakespeare, si no la primera, en la que aborda los grandes temas que desarrollará en su carrera. Los distintos tipos de amor, jóvenes amantes confundidos, la violencia, los celos, la ambición, la falta de libertad o mujeres que se disfrazan de hombres para perseguir a su amado.

Escena de 'Los dos hidalgos de Verona' / Javier Naval

Escena de 'Los dos hidalgos de Verona' / Javier Naval
"Creo que Shakespeare está muy interesado en cuánto nos engañamos a nosotros mismos, por eso sus obras a menudo van sobre alguien que está traicionando a otras personas o que está mintiendo. Pero lo más chocante es cómo nos engañamos a nosotros mismos, cómo destrozamos nuestras propias vidas. Sin descanso nos destrozamos a nosotros mismos", decía Donnellan en una rueda de prensa esta semana en el Teatro de la Comedia de Madrid, "uno de los más bellos que he pisado nunca", añadía. "La otra cosa increíble de Shakespeare es la idea de que el ser humano es un actor, que, de alguna manera, todos debemos actuarnos, representarnos a nosotros mismos, porque la vida es una representación".

Declan Donnellan y Nick Ormerod junto al elenco de 'Los dos hidalgos de Verona' / Javier Naval

Declan Donnellan y Nick Ormerod junto al elenco de 'Los dos hidalgos de Verona' / Javier Naval
Entre mentiras, engaños, traiciones y cómo nos destruimos o autodestruimos, la pregunta era inevitable: ¿qué hubiera escrito hoy Shakespeare de Donald Trump? "Aristóteles dijo que en una tragedia había que poner cosas que de alguna manera fueran creíbles, que era una locura escribir obras sobre monstruos o situaciones extraordinarias. Pero la verdad es que, después de estas últimas elecciones en Estados Unidos, todos los pronósticos han saltado por los aires. Nos sentimos como si nos hubieran sacado de la realidad. La de Trump sería una obra terrible, alguien podría ver esta obra y preguntarse quién ha escrito esta mierda. Pero es que es así es la vida real, una cosa mucho más bizarra. No estoy seguro de que Shakespeare hubiera retratado a Donald Trump", respondía el director.
De Shakespare a Esquilo, de Trump a Netanyahu
Hace 2.500 años Esquilo escribió La Orestíada, una trilogía de obras dramáticas, la única trilogía que se conserva del teatro griego antiguo. Abarca desde el regreso de Agamenón a casa, triunfal de la guerra de Troya, gracias a haber sacrificado a su hija Ifigenia. Por haber matado a su hija, Clitemnestra, su mujer, acaba con su vida. Electra y Orestes, hermanos, planean una venganza y Orestes mata a su madre, que muere invocando a las furias. Orestes es llevado a juicio, Apolo y Atenea lo defienden y Orestes es encontrado inocente. 2.500 años después, Karina Garantivá ha adaptado el texto de Esquilo trayéndolo a la contemporaneidad. Orestíada es el estreno que acaba de tener lugar esta semana en el Teatro de La Abadía, con dirección escénica de Ernesto Caballero. Los dos fundadores del colectivo Teatro Urgente.

Alberto Fonseca, Olivia Baglivi, Marta Poveda, Karina Garantivá, Nicolás Illoro, Gabriel Garbisu y Ernesto Caballero / Lucía Romero

Alberto Fonseca, Olivia Baglivi, Marta Poveda, Karina Garantivá, Nicolás Illoro, Gabriel Garbisu y Ernesto Caballero / Lucía Romero
"Orestes es la duda, el ser humano con su pequeñez arrojado a un mundo en el que la cultura, la familia, la procedencia, las costumbres, todo teje un camino para ti. Y cómo te preguntas si puedes salirte de ese camino, un camino que tiene sus cosas buenas, pero que te obliga a matar a tu madre, con todas las metáforas que se nos ocurran. El camino te obliga a matar a tu madre, a destrozarte y también preguntarte cómo de culpable eres. ¿Mereces el perdón? Creo que es una buena pregunta traída al ahora de Orestes", explicaba la obra y a su personaje Nicolás Illoro, uno de los actores del elenco.
El ahora de Orestes, el presente de Esquilo es el de un mundo en guerra, en muchas guerras. Ucrania, Gaza o Sudán, por nombrar las más sonadas, pero son demasiadas, grandes y pequeñas en todo el mundo, como advertía Juan Carlos Rubio cuando nos presentaba Música para Hitler. Una semana después de la guerra económica, la última de todas, desatada por Donald Trump y su política arancelaria que pagamos todos nosotros, llega este Orestes que habla también de eso. "De la violencia y de la guerra, en un momento en el que todo el mundo se mata. Los intereses de los países o de los grandes estados entran en conflicto con los intereses de las pequeñas personas y ahí seguimos en este momento. Las decisiones que se toman en despachos afectan a las familias, que se enfrentan entre ellas", añadía Illoro en la rueda de prensa esta semana en La Abadía.

Nicolás Illoro, Marta Poveda y Olivia Baglivi / Lorena Riga y William Dondyk

Nicolás Illoro, Marta Poveda y Olivia Baglivi / Lorena Riga y William Dondyk
Hablamos con Karina Garantivá y con Marta Poveda, que defiende el legado de paz de Clitemnestra. La actriz interpreta a la mujer de Agamenón y a una periodista que se enfrenta al juez del Caso Orestes. "Un juez que necesita un curso de feminismo, como el juez del Caso Errejón, este último, además, necesita otro de inteligencia emocional, porque no se le ve capacitado para juzgar algo que es determinante para nuestras vidas y para el feminismo", opina Poveda nada más empezar la entrevista. "La justicia y la democracia siguen siendo patriarcales y vamos tarde ya en cambiar eso", añade. "Estamos en un tiempo tan bélico, cerca de guerras que no imaginaba que nos iba a tocar vivir -continúa Garantivá- que el problema de la justicia se hace aún mayor. La justicia, además de que es un brazo del poder, es una herramienta útil para ordenar de alguna manera ese poder. Y aquí hay una guerra, la de Troya, se rompe la cotidianidad y se perpetran crímenes de estado, se acaba con la vida de las personas, ¿dónde está la ética, la moral, la justicia?".

Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 7 de abril de 2025. EFE/EPA/YURI GRIPAS / POOL / YURI GRIPAS / POOL

Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 7 de abril de 2025. EFE/EPA/YURI GRIPAS / POOL / YURI GRIPAS / POOL
El acercamiento de Garantivá al clásico de Esquilo ha sido el de centrar el foco en la trama de Clitemnestra, darle voz a esta mujer, madre y política, que ha pasado a la historia como perversa, cruel y despiadada, una asesina. "¿Qué harías tú si tuvieras la oportunidad de acabar con un genocida, como algún político de hoy, y salvar a millones de personas?", se pregunta Marta Poveda sobre la decisión política de matar a Agamenón. Un hombre que vuelve a casa victorioso de la guerra de Troya. "Nuestra victoria: un triunfo de cenizas. Soldados matando, violando y quemando familias. Eso es lo que tenemos que celebrar. Hemos vencido. Somos dueños de estos incendios", advierte Clitemnestra al comienzo de Orestíada. Era irremediable preguntarles también si este Agamenón del siglo XXI, además de un genocida como Netanyahu, podría ser Donald Trump, un hombre capaz de quemar su propia nación hasta los cimientos para gobernar sobre las cenizas, como escribió Sun Tzu en El arte de la guerra. La respuesta te sorprenderá, en la entrevista completa que publicaremos esta semana.
Luego está la Clitemnestra mujer y madre. "A Clitemnestra le matan a su hija. Si a mí un caballero me matara a mis hijos, mi primer instinto animal sería el de asesinarlo, entiendo a Clitemnestra", explica. Con las dos hemos analizado también la sentencia del juicio, en el que Apolo defiende a Orestes con un discurso que haría las delicias de la machosfera. El origen del ser humano está en el hombre, que es el que fecunda, es la semilla. La mujer no es más que una hospedera, es la tierra, un vientre. Ese es el argumento para defender a Orestes del asesinato de su madre, Clitemnestra. Porque nuestro origen y lo importante es él, el hombre, Agamenón. "Tremendo, es un relato que hemos heredado durante siglos, que defiende Atenea, que además termina con final feliz", se lamenta Garantivá.

Escena de 'Orestíada' en Teatro de La Abadía / Lorena Riga y William Dondyk

Escena de 'Orestíada' en Teatro de La Abadía / Lorena Riga y William Dondyk
También están llenos de violencia y de muerte los relatos que ha publicado Samanta Schwelin con Seix Barral. Se titulan El buen mal y en ellos la escritora argentina reflexiona sobre la idea de normalidad, que no existe. "Pocas cuestiones han generado tanta violencia silenciosa en la sociedad moderna y contemporánea como la idea de normalidad", le explica Schwelin a Pepa Blanes. Lo normal como un ideal al que tenemos que tender todos, sobre todo las mujeres, pero lo normal no existe.
En El buen mal hay una violencia casi silenciosa, empujada por fuerzas invisibles, inesperadas, que rompen la normalidad de los individuos. Una fisura, una fuerza, el momento previo a que suceda algo extraordinario o terrible, algo que nos hace ponernos en alerta y cambiar. De eso van los relatos que componen el nuevo libro de la escritora, el primero que publica con Seix Barral, después de El núcleo del disturbio, Siete casas vacías o Distancia de rescate, que fue llevada al cine por Claudia Llosa para Netflix.

Cubierta de 'El buen mal', de Samanta Schweblin

Cubierta de 'El buen mal', de Samanta Schweblin
En El buen mal empezó con la imagen de contar la muerte desde el principio y no como final. "Se puede empezar desde de la muerte y seguir adelante, sin cruzarse a la línea de lo fantástico, seguir adelante y mantenerse con una suerte de resistencia en el realismo, eso se puede hacer", explica Schwelin. Esas cosas comunes que atraviesan todos los cuentos tienen que ver con la maternidad, con los cuidados o el mal cuidado, en este caso. Con la violencia silenciosa, aquella que no se ve, pero que es real, con el miedo y con la ansiedad.

Estos últimos años hemos recibido a escritores que vivieron en su juventud la crisis económica de 2008 y han empezado a contarse en primera persona, porque se sentían huérfanos de historias en la literatura y en el cine también. Luis López Carrasco, Diego Pinillos o Enrique Aparicio. Estos dos últimos nos contaban su regreso al pueblo. Nuestra invitada de hoy ha ilustrado su huida de un pueblo de Granada a una gran ciudad como Londres en busca de oportunidades, de un lugar en el mundo, de la propia identidad y vocación. Es la ilustradora Ilu Ros, autora de las maravillosas Federico y Una trilogía rural, dos de los mejores cómics sobre Lorca, su vida y su obra. De Una casa en la ciudad, con Lumen, ha conversado con ella Raquel García.

Cubierta de 'Una casa en la ciudad' / Ilu Ros

Cubierta de 'Una casa en la ciudad' / Ilu Ros
Cuenta Ilu Ros que ha sido un proceso complejo, porque eran muchas cosas, muchas emociones, tenía muchas reflexiones acerca de lo que quería contar. Cuando volvió de la ciudad, a finales de 2019, empezó a recopilar una serie de diarios, de notas, de entrevistas, anécdotas, de cosas y pensamientos que le hacían reflexionar sobre volver a casa, sobre cuál es la casa de una. Una casa en la ciudad es, al final, es como un compendio de textos, de historias, acompañadas de ilustraciones. Toda la entrevista con Ilu Ros esta próxima semana en SER Pódcast, en tu plataforma de audio favorita.
