De Agamenón a Netanyahu: "¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de cargarte a un genocida y salvar a millones de personas?"
Karina Garantivá y Marta Poveda nos presentan 'Orestíada', una adaptación contemporánea del clásico de Esquilo, una obra sobre las guerras y la furia ante la injusticia

De Agamenón a Netanyahu: “¿qué harías si tuvieras la oportunidad de cargarte a un genocida y salvar a millones de personas?”
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La Orestíada es la única trilogía que se conserva del teatro de la Antigua Grecia, escrita por Esquilo hace 2.500 años. Abarca desde el regreso a casa de Agamenón, victorioso tras la guerra de Troya. "Por una mujer, ha caído Troya", dice Agamenón. Esa mujer es su hija, Ifigenia, a la que ha sacrificado. "Los hombres hacen las guerras, las mujeres somos sus trofeos", nos decía María Garralón cuando nos presentaba Ifigenia en el Festival de Mérida el verano pasado.
Por inmolar a su propia hija, habiendo cientos de ovejas para sacrificar, por inmolar a Ifigenia, su mujer, Clitemnestra, mata a Agamenón. Electra, llena de ira, rabia, furia y odio, planea una venganza junto a su hermano Orestes. "Hemos heredado tu crimen", madre. Orestes finalmente mata a Clitemnestra, que muere invocando a las furias, que perseguirán a Orestes. Se celebra un juicio y Orestes, gracias a la intervención divina, de Apolo y Atenea, es encontrado inocente. 2.500 años después alguien se encontró con el Caso Orestes y le suscitó muchas dudas. 2.500 años después, "aquí estamos las que cuidamos el legado de paz de Clitemnestra".
Ernesto Caballero y Karina Garantivá / Cedida Teatro Urgente
Ernesto Caballero y Karina Garantivá / Cedida Teatro Urgente
Karina Garantivá y Ernesto Caballero fundaron Teatro Urgente, un colectivo teatral que investiga la concreción escénica del pensamiento, dicen, proponiendo un teatro basado en las ideas, la luz y los actores. Garantivá ha adaptado la Orestíada y Caballero dirige esta obra que acaban de estrenar en el Teatro de La Abadía de Madrid. Hay muchas formas de acercarse a un clásico y la de Karina ha sido poner el foco en la trama de Clitemnestra, reina y política, pero también mujer y madre. A la mujer de Agamenón la interpreta Marta Poveda, experta en clásicos del Siglo de Oro, como demostró recientemente al poner en pie, con éxito, La francesa Laura, una obra de Lope de Vega identificada gracias a la inteligencia artificial. Recibimos a las dos, Garantivá y Poveda, en La Hora Extra.

Orestes es absuelto, encontrado inocente de matar a su madre. El MeToo cogió fuerza en España, en 2018, tras la sentencia de La Manada. Las calles se llenaron de la furia de miles de mujeres y de muchos hombres. Siete años después ahí tenemos al juez Carretero y su interrogatorio machista en el Caso Errejón. La absolución de Alves, el Caso Rubiales o la actuación de otros jueces en otros casos bien diferentes, como Peinado o Hurtado.
¿La justicia sigue siendo patriarcal, 2.500 años después? ¿La justicia es el triunfo de la razón o sigue siendo un mito, como se discute en Orestíada? ¿Es un brazo hecho para proteger al poder en general y a los hombres en particular?
Marta Poveda: Rotundamente sí y espero que haya un proceso de cambio y un proceso de desarrollo. Yo confío en que las juezas lo tengan claro, pero se podrían instaurar unos cursos de feminismo para los hombres, sobre todo, que tienen que enfrentarse a este tipo de juicios que, además, dictaminan nuestro futuro, un futuro feminista y un futuro en igualdad. Yo me vi enteros los interrogatorios a Elisa Mouliaá en el Caso Errejón y por mucho que el juez dijera que lo que necesitaba era ponerla al límite para ver si lo que estaba diciendo era real o no, no le dejaba contestar. Al final ella está completamente anulada. No tiene libertad de expresarse con naturalidad, porque al final tiene miedo. A este señor hay que darle un curso de inteligencia emocional y de respeto, porque si no la justicia no va a funcionar, la justicia desde la ética, la moral y la inteligencia.
Karina Garantivá: Sí, yo también creo que, en un tiempo como este, tan, tan bélico, que estamos muy cerca de guerras que yo no imaginaba que nos iba a tocar vivir, el problema de la justicia se hace aún mayor. La justicia, aparte de que es un brazo del poder, es una herramienta útil para ordenar, de alguna manera, ese poder. Y cuando hay una guerra, cuando se rompe la cotidianidad, se perpetran crímenes de Estado y se acaba con la vida de las personas, como en esta función cuando ha caído Troya, creo que es muy interesante hacerse las preguntas que ha formulado Marta. Porque la justicia tiene que ser un pacto, un pacto que siempre se pueda estar revisando, no una sentencia, nunca mejor dicho. La justicia es lo que va a a regular nuestra convivencia, así que tenemos que poder hacernos preguntas sobre esa justicia y eso estaba en la intención de Esquilo.
Si no podemos creer y confiar en la justicia, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo?, os preguntabais en la rueda de prensa. Medios de comunicación y poder judicial mantienen un debate intenso e interesante sobre lo que son hechos y lo que son emociones, lo que es justo y verdadero, lo que es la verdad y lo que son verdades disfrazas. ¿Vivimos en la sociedad de la desconfianza hacia todo y hacia todos? Somos más frágiles y vulnerables que hace siglos, nos cuesta más y más que nos va a costar diferenciar lo verdadero de lo fake, de lo falso, la razón de las emociones a las que apela siempre el extremismo?
Karina: Ese es el punto justo, sí. Los datos que compartimos son como una ciudad. Tú y yo vivimos en una ciudad que se llama Datos. Si tú piensas que aquí hay 50 personas y yo digo que hay 20, estamos separados, como si no estuviéramos compartiendo una misma realidad. Creo que estamos viviendo un momento peligroso en ese sentido, porque estamos viviendo esa normalización de la mentira, de las fake news. Hemos llegado a un universo de individualidades que nos debilita mucho y que conviene y fortalece otro tipo de poderes que se están estableciendo.
Poveda: Sí, bueno, yo creo que ya están establecidos, de hecho, esta dictadura del capitalismo que ha venido con Trump y de la que nos estamos intentando defender ahora, como podemos. Tiene que ver también con darle dignidad a nuestra pequeñez para convertirla en un conjunto, en un grueso que pueda combatirlo. Y para eso necesitamos darnos crédito a nosotros mismos y no abandonarnos a las informaciones que nos caen en base a nuestra subjetividad. Tenemos que hacer el esfuerzo de darnos la libertad de decidir y para eso necesitamos tener la responsabilidad de estar lo más informados posible. Parece una ingenuidad lo que estoy diciendo, pero, a día de hoy, me parece que está pasando, que no nos responsabilizamos totalmente de nuestras decisiones porque no nos responsabilizamos de informarnos.
Tu acercamiento a este clásico es poner el foco en Clitemnestra. De ella se espera, lo dice en la obra, que sea fiel mujer, perra para la casa, dulce con Agamenón y dura con los enemigos. A lo largo de los siglos, sus peores temores parece que se han confirmado: Agamenón es un mártir y ella perseguida por la historia, que la ha tachado de mujer terrible, cruel y perversa. ¿Cómo es Clitemnestra?
Karina: Cuando revisé las versiones de Orestíada, incluso las más recientes, que hay bellísimas adaptaciones, me encontré en todas un déficit de Clitemnestra. Y eso me impulsó a hacer esta aportación, que espero que al público le entusiasme, como me entusiasmó a mí, de ponernos en el lugar de esta mujer. No para justificarla, que es una palabra que creo que en el arte no se necesita para nada, sino para profundizar, para comprender el todo, lo que hay debajo de una reina que gobierna diez años, que llega un señor y, de repente, la quita del poder. Que ha desarrollado una vida y unas ideas y todo eso no aparecía. Me llamó mucho la atención que, incluso cuando se ha hecho alguna visión feminista, siempre ha sido desde una visión masculina y excluyendo el desarrollo, la pasión, el amor, todo lo que puede tener este personaje.

Marta: Como he tenido también la suerte de pasar por Lady Macbeth, me parece que tienen cosas que me resonaban parecido, como el hecho de que una mujer no tenga derecho a sentir odio o a sentir rencor, cuando los hombres lo tienen constantemente. A Clitemnestra le han matado a una hija, le han degollado a una hija para ganar una guerra. Yo me ponía en esa situación, en el presente. Yo no tengo hijos, pero tengo una manada a mi cuidado de animales que los amo profundamente y me da igual si la comparación a la gente no le importa, a mí me va la vida en ellos. Pero si tuviera hijos y me encuentro con un caballero que le corta el cuello a mi hijo o a mi hija, creo que de mí sale un animal sanguinario que lo quiere matar. Mi primer instinto sería matar al asesino de mi hijo. Y luego Karina hace una cosa maravillosa, que es relacionarlo también con la guerra. Encontramos a una Clitemnestra que no entiende la guerra, que no entiende el sinsentido de un soldado de 15 años masacrando a una familia. Y conecta también su odio a la guerra y ese rechazo. Razones de peso para el asesinato de Agamenón. Y también surgen esas preguntas, no voy a dar nombres, pero si tienes a un dirigente político violento, agresor, genocida y tienes la oportunidad de cargártelo, ¿qué harías? ¿Salvarías a miles o a millones de personas? ¿Te enfrentarías a la culpa de convertirte en un asesino?

Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Despacho Oval de la Casa Blanca. 07 April 2025. EFE/EPA/YURI GRIPAS / POOL / YURI GRIPAS / POOL

Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Despacho Oval de la Casa Blanca. 07 April 2025. EFE/EPA/YURI GRIPAS / POOL / YURI GRIPAS / POOL
“Un hombre malvado quemará su propia nación hasta los cimientos para gobernar sobre las cenizas”, escribió Sun Tzu en El arte de la guerra. "Nuestra victoria: un triunfo de cenizas". Así empieza Clitemnestra: "Soldados matando, violando y quemando familias. Eso es lo que tenemos que celebrar. Hemos vencido. Somos dueños de estos incendios". ¿Gobierna el mundo un Agamenón hoy? ¿Un tipo capaz de reducir todo a cenizas para seguir en el poder?
Marta: Sí, aunque no sé si Agamenón es tan ambicioso como Donald Trump. Yo creo que Agamenón no es tan cabrón, no lo sé, casi me cae bien Agamenón, comparado con Donald Trump.
Karina: Yo creo que lo bonito de Agamenón y lo bonito que hace Esquilo, que nos marca para siempre, es que presenta a un héroe y termina con ese modelo de héroe. Es el último macho, machote, guerrero, asesino aniquilador que triunfa. Y le sucederá un Orestes que es un chico con muchas dudas. Eso es muy bonito porque también es la muerte de un estilo político y el inicio de otro que arranca desde el odio.
Marta: Son parecidos Agamenón a Donald Trump porque es gente a la que le sale la testosterona por...
Karina: Yo no sé si Trump haría una guerra por Melania.
Marta: No, pero por combatir con un tipo como Elon Musk, ya veremos cuando estos dos empiecen a hacer peleas de gallos y se la saquen, que ya se la están sacando, a ver quién la tiene más grande. Pero por Melania, quizá no.

Escena de 'Orestíada' en Teatro de La Abadía / Lorena Riga y William Dondyk

Escena de 'Orestíada' en Teatro de La Abadía / Lorena Riga y William Dondyk
Volviendo al juicio y a la Clitemnestra mujer y madre, al final hay un discurso de Apolo, en ese juicio, que haría las delicias de la machosfera y que justifica la absolución de Orestes. La madre no es nuestro origen, es un tránsito. El origen es el varón, el padre, el que engendra. La mujer solo es campo, tierra, la que sostiene, una hospedera, una vasija, un vientre. Él es la semilla que da fruto. Suena durísimo, pero ahí tenemos los vientres de alquiler y los discursos de los incel. Tremendo esto.
Karina: Sí, y es un discurso que hemos heredado, que está ahí, que ha pasado por varias revisiones literarias y se ha conservado muchísimo. Y muy problemática esta consideración de la madre como un hotel para el bebé, como alguien que aloja al bebé y que es un tránsito. Es una explicación precientífica y que nadie, absolutamente nadie, aceptaría. Nadie puede pensar hoy que una madre es solamente una hospedería de su hijo.
Marta: Bueno, sí, la verdad es que hay gente que lo piensa. Por supuesto, tú no, porque tienes dos dedos de frente. Pero es que sí hay gente que lo piensa, Ana Obregón, por ejemplo, y perdón por dar nombres y apellidos.
Karina: Sí, bueno, es verdad, todo este tema tan conflictivo de los vientres, que cuesta mucho entender. Pero lo que está claro es que, a partir de ese argumento tan irracional, se nos plantea un final feliz, una resolución, todo está resuelto y la justicia queda instituida. Si tú lees los estudios sobre la obra, queda instituida la democracia a partir de esa obra, aceptando finalmente el argumento de Atenea. Porque Atenea, además, defiende ese argumento, es terrible. Lo cual quiere decir que la justicia, al final, no es humana, es divina, viene de un poder y a la hora de decidir, porque hay un empate y Atenea decide, es injusta. Todo eso es muy rico para llevar a un teatro.
Marta: Así que incluso la democracia es patriarcal de alguna manera, todavía es patriarcal, porque todavía está estructurada bajo cimientos que, culturalmente, son patriarcales y hay que revisarlo. Pero ya vamos tarde.

Karina Garantivá y Marta Poveda presentan Orestíada en La Hora Extra, con Daniel de la Fuente / Daniel de la Fuente

Karina Garantivá y Marta Poveda presentan Orestíada en La Hora Extra, con Daniel de la Fuente / Daniel de la Fuente
Nicolás Illoro es Orestes y Orestes es la duda, dice. Orestes se pregunta qué es ser hijo y qué es lo que tenemos que hacer por culpa de los padres. Clitemnestra le dice: podrías ser libre de nosotros. Puedes ser otro, no parecerte a nosotros. ¿Puede uno emanciparse de los padres del todo, de nuestras raíces, del camino? ¿O nos marcan para siempre, hasta el final? ¿Hay herencias irrenunciables, de las que nunca seremos libres? Reflexiones que hemos compartido con Karina Garantivá y Marta Poveda, dos actrices que han hecho cine y series, pero que tienen una relación especial con el teatro y que han compartido en La Hora Extra. Dale al play para escuchar la entrevista completa.