Multas de entre 50 y 250 euros por usar con volumen el teléfono móvil en el transporte público
Portugal ha optado por movilizar a sus inspectores y comenzar a vigilar lo que se considera una infracción por falta de civismo

Dos jóvenes con su teléfono móvil en el autobús / Richard Baker

Lisboa
Por más habitual, el sufrimiento no es más llevadero. El transporte público, como metro, tren o autobús, se ha convertido en una sala de torturas para muchos pasajeros portugueses, obligados a soportar los vídeos de TikTok, mensajes de voz, música, partidos de fútbol o, directamente, las videollamadas de sus compañeros de viaje. Se extiende la sensación de que solo existe lo que está al otro lado de la pantalla (y no quien se sienta en la plaza contigua), así como de tener derecho a utilizar el teléfono sin auriculares. Algo que puede poner a prueba los nervios, pero también acarrear un riesgo físico a quien se decida a pedir silencio, dada imprevisibilidad de las reacciones. Portugal ha decidido revertir esta tendencia.
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A pesar de que, en 2024, la Autoridad de Transporte y Movilidad lusa (AMT) solo recibió 121 quejas relacionadas con este problema (de un total de 29.000), sus inspectores han comenzado a vigilar lo que se considera una infracción por falta de civismo, según la propia AMT ha confirmado al diario Público.
Según la ley, “el uso de aparatos sonoros o provocar ruido de forma que moleste a otros pasajeros” es una infracción, y ya se han “aplicado multas por violar los deberes de los pasajeros, entre los que se incluye la utilización de aparatos sonoros”, cita el rotativo luso a los responsables de AMT. Aunque todavía no se conoce la cantidad de multas impuestas, sí se sabe que todas han sido contra usuarios de transporte ferroviario, con valores que oscilan entre los 50 y los 250 euros.
Además de las sanciones, las autoridades portuguesas pretenden iniciar campañas de concienciación “para un uso adecuado y cívico del teléfono móvil”. Entre otras medidas, recomienda a las operadoras de transporte que lleven a cabo encuestas de satisfacción de los pasajeros, en las que se incluyan preguntas relacionadas con este problema; reforzar los actuales avisos, que se limitan a pequeños mensajes en las pantallas de los vagones de algunos servicios, o implementar los llamados “vagones silencio”, ya activos en España o Francia, pero inexistentes hasta la fecha en Portugal.
En el caso de los autobuses, las operadoras también aseguran empezar a vigilar este problema, aunque tampoco han recibido un aumento del número de reclamaciones. Además, han empezado a regular el uso de la radio por parte del conductor, que puede ser especialmente molesta para los viajeros de las primeras filas.




