Cierres de museos y vuelos por más de 400 euros: así cambiará el turismo en Roma tras la muerte del papa

Madrid

El fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril ha paralizado la actualidad alrededor del mundo, así como el día a día de miles de fieles que ya viajan a Italia para dar su último adiós al pontífice. Pero no ha sido lo único. La muerte de Jorge Bergoglio, nombre de nacimiento del papa, ha traído consigo un cambio radical en la hoja de ruta de miles de turistas que ya tenían sus viajes preparados para visitar Roma y la Ciudad del Vaticano desde hace meses.

Y es que con motivo de la capilla ardiente del papa Francisco, así como su funeral y el posterior cónclave en el que se elegirá al nuevo pontífice, Roma y los entornos de la Ciudad del Vaticano se están viendo afectados por cambios significativos en los principales puntos de interés.

"Estoy en Roma desde el miércoles", empieza contando María José, una turista procedente de La Rioja que ha viajado por primera vez a la ciudad italiana días después de la muerte del papa. "Mi vuelo lo cogí antes de que el papa se muriera. Cuando lo reservé iba al 20% y el lunes se llenó por completo", añade.

Recorridos alterados

Que la vida y turismo en gran parte de Roma gire en torno a los atractivos turísticos del Vaticano, como la Basílica de San Pedro o la Capilla Sixtina, ya ha hecho que los planes de miles de turistas se vean alterados por la muerte del papa.

Debido a la celebración de la capilla ardiente del pontífice en la Basílica de San Pedro, uno de los puntos que no falta en el itinerario de los turistas, todo aquel o aquella que desee acceder al interior del edificio tendrá que hacer frente a las largas colas de espera y estrictas medidas de seguridad que se han reforzado en la iglesia.

Además, tampoco se ha podido caminar con libertad a lo largo de la basílica, ya que el Vaticano ha establecido un recorrido que lleva desde la puerta de la iglesia hasta el féretro del papa Francisco, que aquellos que lo deseen podrán rodear tras despedir al pontífice.

En el caso de María José, su visita a la Basílica le costó una cola de 4 horas. "El miércoles fui a la plaza de San Pedro porque quería ver la basílica. Tardé cuatro horas en hacer la fila, pero mereció la pena. Vi La Piedad de pasada porque tenías que acceder a la capilla ardiente del papa", señala.

Cierre de museos

Pero la basílica no es la única que verá alterada su recorrido y horario habitual. A ella se añaden también desde este jueves los Jardines Vaticanos y la Necrópolis de la Vía Triumphalis, que cerrarán sus puertas al turismo de forma temporal en vista a la celebración del funeral del papa Francisco y el posterior cónclave.

También se sumarán los Museos Vaticanos, visitados por miles de turistas al año, y que, junto al Complejo Museístico de Castelgandolfo, cerrarán a partir del 26 de abril. El motivo: ya son muchos los cardenales que han viajado a la Ciudad del Vaticano y que se preparan para los próximos días paseando por las instalaciones que normalmente frecuentan los turistas.

"Pensé que como eran los funerales no se iban a poder visitar los museos vaticanos. Devolví la entrada ya en España y me devolvieron el dinero a la Roma Card", cuenta María José, que en su primera visita a Roma se ha quedado sin visitar algunos de los puntos más reconocidos.

Y es que precisamente en el interior de los Museos Vaticanos se encuentra uno de las zonas más importantes de los próximos días: la Capilla Sixtina, donde se celebrará el cónclave y que cerrará sus puertas al público a partir del 28 de abril.

También sufrirá alteraciones en su horario y recorrido habitual la basílica de Santa María la Mayor. Declarada patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1990, la iglesia se convertirá después del funeral del papa Francisco en el lugar donde descansen los restos del pontífice, algo que ha llevado a la realización de algunos cambios en su interior y que limitará su acceso al turismo.

Aumento significativo de precios

Si nos fijamos, además, en el precio de los vuelos a Roma para los próximos días, comprobaremos que el precio a pesar de haber pasado ya la Semana Santa, es elevado. Si lo comparamos con un vuelo a la ciudad italiana en fechas similares, pero del próximo año, la diferencia puede ser abismal.

"Los precios se han elevado hatsa un 50% respecto a lo que sería normal en estas fechas en cuanto a vuelos. En algunos casos ha llegado a los 400 o 500 euros", explica José Manuel Lastra, vicepresidente primero de la Confederacion Española De Agencias De Viajes (CEAV).

Y es que un viaje a Roma del viernes 25 de abril al domingo 27 de abril cuesta ahora unos 520 euros, pero si lo intentamos comprar para el 17 de abril de 2026, el precio se reduce a los 88 euros.

Además, tal y como cuenta Lastra, este año se añade otro factor que hace que ya de por sí el turismo en Roma sea más caro: el año Jubilar que se celebra este 2025 y al que se suma ahora, en materia de precios, oferta y demanda, la muerte del pontífice.

Medidas de seguridad extremas

El fallecimiento del papa ha provocado, además, la llegada de miles de fieles que desean acudir al funeral que se celebrará este sábado en la Ciudad del Vaticano. Un funeral que, por tanto, complicará también la libertad para que los turistas puedan acceder y pasear por la plaza de San Pedro, que espera recibir a 200.000 personas para despedir al pontífice.

Para ello, las autoridades han puesto en marcha un dispositivo de máxima seguridad, ante un funeral al que se espera que asistan numerosos jefes de Estado y de Gobierno. En total, serán más de 4.000 los policías que se desplegarán a lo largo de Roma, así como en una zona de exclusión aérea.

También se desplegarán agentes que se dedicarán a controlar el tráfico y unos 2.000 carabineros (la policía militarizada) que estarán repartidos por toda la ciudad ante la llegada de jefes de Estado y de Gobierno. Además, según medios locales se desplegarán francotiradores, unidades caninas y de detección de explosivos a pie de calle y subterráneas, los cazas militares también están listos en caso de emergencia y se activarán dispositivos para detectar drones hostiles.