Yo, camarlengo
Descarto lo de alcanzar el papado, pero he visto en la televisión a un señor que era camarlengo y me pregunto qué hacen los camarlengos, aparte de camarlanguear

Ignacio Martínez de Pisón: "Yo, camarlengo"
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Madrid
Se muere el Papa y el monaguillo asciende. ¿Cuántos habrá por ahí que sueñen con descansar las posaderas en la silla gestatoria? Yo no. Esto me ha pillado demasiado viejo. Me alejé muy pronto de la religión y, aunque empezara hoy mismo a estudiar para sacerdote, no creo que llegara muy lejos en la carrera eclesiástica.
Descarto lo de alcanzar el papado, pero he visto en la televisión a un señor que era camarlengo y me pregunto qué hacen los camarlengos, aparte de camarlanguear… Suena bien: camarlengo de su santidad. Tendré que consultar el convenio colectivo de los camarlengos porque, ¿quién sabe?, igual resulta que es la profesión del futuro.
A mí me gustaría ser papa pero de los de antes, de la época de los Borgia, cuando los papas eran malos, malos, pero malos de verdad, más malos que la quina: amantes del lujo, la abundancia y las orgías, con barraganas complacientes y sicarios sin escrúpulos, con ejércitos de mercenarios dispuestos a arrasarlo todo. Eso, practicar exactamente lo contrario de lo que predicas, sí que tiene mérito, y no lo del papa Francisco, que ha hecho lo más fácil: defender el bien y la justicia, ponerse del lado de los desamparados, ejercer la caridad cristiana. Así cualquiera.
Descansa en paz, Francisco.