Adiós al miedo al qué dirán
Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología emocional, propone romper con aquello que impide perseguir una idea

La semana pasada con Raquel Mascaraque, hablábamos de ese momento mágico, ese instante justo entre el sueño y la vigilia, cuando el cerebro se relaja y de repente... ¡zas! Aparece la idea brillante.
Esa idea que dices: “¡Esto es buenísimo!”. Pero claro, luego llega el día a día, el bullicio, los mails, la prisa, la gente, el juicio... y esa idea se va apagando. La desechamos. A veces, porque nos parece imposible. Otras, y esta es la más triste, porque nos da miedo lo que pensarán los demás. ¿Os ha pasado alguna vez tener una idea buenísima que luego no habéis llevado a cabo… por miedo al qué dirán?
Muchas veces, según cuenta la periodista especializada en psicología emocional, ese qué dirán ni siquiera está fuera. Está dentro de nosotros. Lo tenemos instalado como una voz automática que nos filtra lo que pensamos, lo que hacemos y hasta lo que soñamos.
Se hizo una investigación en personas que estaban empezando a desarrollar una enfermedad neurodegenerativa (que es muchas veces como se descubren cosas) y se vio que la zona prefrontal (que nos permite organizar, gestionar, planificar…) está íntimamente ligada a la zona prefrontal lateral (que en su mayoría, lo que hace es filtrar las ideas y decidir si esas ideas son buenas o no en relación con las reglas y marcos sociales que se tiene en la cabeza, con el ámbito cultural, con los marcos externos. El “esto se hace así de toda la vida”, “esto no toca”, “qué dirán si hago esto otro”...).
Esto se descubrió porque, según se les iba degenerando la zona prefrontal lateral a estas personas, iban desarrollando cualidades artísticas y pintando cuadros cada vez más creativos porque esa zona que filtra, que frena, que pone el miedo del “qué dirán”, dejaba de interferir.
Muchas veces nos limitan los miedos que tenemos de ser aceptados en sociedad, de cómo tenemos que actuar o qué se espera de nosotros.
En cierta manera, la zona prefrontal lateral da valor a la creatividad porque pone la idea en contexto, y eso en parte, está bien. Gracias a esa función, nos controlamos en sociedad, no decimos lo primero que se nos pasa por la cabeza y evitamos meter la pata en momentos delicados. Pero también tiene un lado oscuro: esa voz se convierte en censura.
Y, a veces, censura cosas que ni siquiera han salido. Ideas que no hemos probado, proyectos que ni hemos empezado. Y lo peor, muchas veces ni siquiera somos conscientes de que ese freno está ahí, afirma Mascaraque. Y ojo, porque este freno no aparece solo cuando estás delante del público. Puede activarse en soledad, cuando piensas en voz alta o incluso cuando sueñas despierto.
Esa vocecita que te dice: “Uy no, esto es una locura; esto no lo puedo hacer; ¿qué van a pensar?; ya no tienes edad para esto”. Es como tener a tu crítico interior con megáfono… antes de que haya pasado nada.
A Raquel Mascaraque, esta sensación le recuerda a una escena de la película dirigida por George Clooney, 'Tender bar' ('El bar de las grandes esperanzas', 2021).
Al final, con el miedo al qué dirán, no significa que tengamos que desactivar nuestro cerebro, ni mucho menos. Pero sí que podemos aprender a reconocer cuándo esa voz interior está protegiéndonos de un peligro real y cuándo está boicoteando nuestro impulso natural de expresarnos.
Aquí, a modo de reflexión, muchas veces lo que más miedo da no es fallar, sino ser vistos fallando. Pero si dejamos que ese miedo mande, nunca sabremos lo que podríamos haber hecho. Podemos quedarnos con la duda del “qué dirán” o con la de “qué habría pasado si…”, sopesa Raquel Mascaraque.
Así que, si tienes algo rondando en la cabeza, una idea, un proyecto, una conversación pendiente, la periodista recomienda hacerlo aunque de miedo.




