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Fernando León de Aranoa: "En este oficio no hace falta perseguir a las palabras, siempre vuelven"

El director de "Los lunes al sol" regresa doce años después a la literatura con "Leonera", su segundo libro de microrrelatos y aforismos

🔴 José Luis Sastre entrevista a Fernando León de Aranoa | La entrevista de 'Hoy por Hoy'

En la imaginación de Fernando León de Aranoa, director de cintas instaladas ya en la historia del cine nacional ("Familia", "Los lunes al sol", "El buen patrón"), se acumula el desorden desde hace tiempo. Tocaba ordenar los cajones imaginarios y del inventario surge, doce años después, "Leonera", su segundo libro de microrrelatos, aforismos y cuentos breves. El paso del tiempo y sus efectos (pero no sólo físicos); el amor (aunque también su reservo inevitable, el desamor); la amistad (o su pérdida, el esqueleto de la decadencia); las dudas expresadas en una línea que plantea un debate de siglos; lo que se entiende mal o es incomprensible y algunos otros naufragios existenciales, conforman a lo largo de cien historias una certeza: escribir no es una opción, es para Aranoa el latido de la única vida posible.

Fernando León: "Lo más importante a los 56 años es vivir todavía algunas primeras veces"

Empieza el autor de "Aquí yacen dragones" (su primer libro de cuentos, también publicado en Seix Barral) reflexionando sobre su relación con el oficio literario, "Me hace mucha ilusión que me llamen escritor y escuchar en la radio algunos de estos cuentos leídos por otros, algo que no me había escuchado", porque como él mismo dice, "Soy escritor cinematográfico desde que descubrí un taller de guiones y pensé lo mucho que me gustaría dedicarme a esto". Y ahora, en su segunda avanzadilla en lo literario, afirma con gratitud que "Lo más importante con 56 años es poder vivir todavía primeras veces".

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Son relatos escritos en cualquier momento, "En una sala de espera, en un aeropuerto, en la servilleta de los bares... Pero -afirma el director de "Familia"- no es tanto un momento como una inspiración exterior o propia, algo que he vivido o he protagonizado yo, depende" y cuya brevedad valora como "Un disparo, un cuento sin artificios, la necesidad de una pegada que llegue muy pronto, a veces con un cierto tono poético, dicho esto con mucho respeto. Y fuera del cálculo de hacer algo breve para poder ganar de forma más fácil la atención del lector. No va por ahí la idea, se trata más bien de una forma de desquite y compensación a mi trabajo de cineasta" porque "en cada película, al menos es mi caso, escribo, ruedo, monto y trabajo en la posproducción de una historia durante tres o cuatro años"

Cien cuentos cortos y aforismos y reflexiones en las que "he buscado estimular la emoción, depositar, si fuera posible, alguna gota de belleza y ofrecer una emoción, consciente de que no siempre la inspiración llega", algo a lo que le quita importancia: "No hay que perseguir a las palabras en este oficio, porque cuando no surgen, cuando no eres capaz de reunirlas, se las debe dejar marchar porque siempre vuelven"

Fernando León habla también del paso del tiempo en estas historias breves. "Está tratado muchas veces a través de la imagen que nos devuelven los espejos, en algunas ocasiones con un tono de humor y otras, dependiendo del estado de ánimo en el que fueron escritas, de una manera más amarga".

El autor de "Leonera", que reconoce no haber vivido el miedo al folio en blanco, sino "más bien a la página pautada", se define como un corredor de cien metros, pero a quien le gustaría, no obstante, "buscar más tarde otra distancia, el momento de la novela. Quizá se dé, pero no ahora".

Quizás haya que esperar a la próxima limpia de sus cajones y estanterías, donde tarde o temprano volverá a almacenarse una gran cantidad de imaginación, siempre relevante.

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