Los padres que acompañaron a su hija en el camino hasta la eutanasia: "Era su vida y su decisión, de nadie más"

Madrid

Este jueves recordamos en La Ventana la historia de Noelia, una joven de 24 años y que hace un años sufrió una lesión medular irreversible, después de intentar suicidarse. Desde entonces va en silla de ruedas, sufre todo tipo de dolores e incontinencia, tanto que vive ingresada en un hospital. Hace más de un año pidió la eutanasia, la examinaron más de una docena de médicos y al final todos los especialistas por unanimidad avalaron su muerte digna que tenia fecha para el 2 de agosto. Días antes, su padre, se presentó con abogados cristianos en el juzgado y se opuso a la eutanasia. Desde entonces, se suspendió el proceso y comenzó un maratón judicial hasta que la jueza acabó por darle la razón a Noelia. Esta mañana se ha conocido que Noelia finalmente no va a poder cumplir su deseo y va a tener que esperar hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Barcelona dicte una sentencia firme. Es decir, más demora, más tiempo sin sentido para una persona que lo único que quiere es irse en paz.

Ana nació con espina bífida, a raíz de una operación derivada de esta enfermedad contrae una infección en el líquido cefalorraquídeo que le provoca la aparición de quistes que comprimen su medula, no solo limitando su movimiento, si no que produciéndole fuertes dolores y una futura muerte inesperada por asfixia, sin posibilidad de tratamiento. A diferencia de la Noelia, la historia de Ana tuvo un final muy diferente, disfruto de su derecho a una muerte digna y lo hizo además acompañada del amor y la comprensión de sus padres.

A purificación y a su marido, que aceptaron la decisión de su hija Ana, escuchar la situación que atraviesa Noelia les produce una enorme tristeza. "Lo primero que pensé es como se hubiera sentido Ana si hubiésemos nosotros prolongado su dolor de forma absurda", ha manifestado Purificación.

Antes de que se publicase la ley Ana tuvo dos intentos de suicidio ante el dolor que soportaba a diario. "Nosotros no le pedimos que no lo hiciera, simplemente le pedimos que aguantase hasta que la ley estuviera lista porque se merecía morir con dignidad y en paz. La decisión era suya, nosotros no teníamos nada que cuestionarnos. Ella no quería morir con 28 años, ella solo quería dejar de sufrir. Por mucho dolor que nos produjera saber que la íbamos a perder la amábamos, y como la amábamos la respetamos. Era nuestra hija, pero no era nuestra propiedad. Era su vida y su decisión, suya y de nadie más", ha compartido la madre de Ana.

Ana al cumplir la mayoría de edad se hizo donante y al saber que recibiría la eutanasia compartió su deseo de donar todos sus órganos. "Salvó y mejoró la vida de 30 personas. Y nosotros simplemente felices la acompañamos en su proceso, en su tránsito de la vida a la muerte, que es lo que ella quería y es lo único que nosotros podíamos darle", ha finalizado Purificación.