Nerea Pérez de las Heras: "Los que un día fueron los salvajes a exterminar ahora quieren exterminar a todos esos salvajes"
La periodista y presentadora de 'Saldremos mejores' reflexiona sobre las masacres de Gaza

Íbamos a salir mejores, pero aún hay quién quiere exterminar a todos los salvajes
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Madrid
Hay gente que ha usado mi lesbianismo como coartada para los razonamientos más perversos. Cada vez que hablo de la limpieza étnica que el Estado de Israel está cometiendo sobre la población de Gaza alguna persona -por llamarlas de alguna manera- me manda a vivir a Palestina donde, defienden, seguro que me darían muy mala vida por mujer y homosexual.
Lo que se extrae de ese razonamiento es que el machismo y la homofobia de una determinada cultura o comunidad justifica su exterminio. No de todas las comunidades claro, esta misma coartada para las familias ultracatólicas del barrio de Chamberí, por ejemplo, no aplica.
Estos comentarios en redes demuestran que en algunas cabecitas blandurrias ha echado raíces el argumento de que Israel coloniza para civilizar, para incorporar ese territorio al mundo libre, para construir resorts y casinos sobre las cenizas mezquitas y escuelas y los cadáveres de decenas de miles de gazatíes. Que total, eran unos salvajes. Íbamos a salir mejores, pero aún hay quién quiere exterminar a todos los salvajes.
La voluntad de exterminar a todos los salvajes es vieja y persistente. Lo que va cambiando con el contexto es quién es ese salvaje. Es una lotería rarísima la de la identidad salvaje. No conviene confiarse porque cualquier día te puede tocar a ti ser el salvaje.
Exterminar a todos los salvajes era el principal mandato que tenía Kurtz, el protagonista de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. Exterminar a todos los salvajes era la pulsión que movilizó la expansión colonialista europea del XIX y exterminar a todos los salvajes fue lo que intentó Hitler con su solución final.
Esta relación de acontecimientos no se me ha ocurrido a mí, sino a un ensayista sueco llamado Sven Lindqvist que la desarrolla en un libro que se llama precisamente Exterminad a todos los salvajes. Ahí me he enterado por ejemplo de que Hitler era un gran admirador de la épica de la frontera estadounidense. De la limpieza étnica de pieles rojas. Lindvist dice:
“La expansión mundial europea, acompañada como lo estuvo por una defensa desacomplejada del exterminio, creó hábitos de pensamiento y precedentes políticos que allanaron el camino a nuevas salvajadas, hasta culminar en la más horrenda de todas: el Holocausto”
Siempre hemos pensado en el Holocausto como un horror inédito, una excepcionalidad histórica, pero en realidad es parte de una larga tradición de matanza industrial que sigue vigente en muchos lugares del mundo, uno de ellos es la franja de Gaza, para mayor espanto los perpetradores, los colonos, saben lo que es la persecución, ya estuvieron bajo la etiqueta de pueblo a extinguir.
Los que un día fueron los salvajes a exterminar ahora quieren exterminar a todos esos salvajes.




