Kim Kardashian solloza al comienzo de su declaración en el juicio contra los autores de su atraco a mano armada

Nueve años después del violento robo que sufrió en París durante la Semana de la Moda, Kim Kardashian se presentó este martes ante el Tribunal de lo Criminal de la capital francesa para contar, entre sollozos, cómo vivió aquellos minutos de terror. "Cuando vine para la Semana de la Moda, eso lo cambió todo", dijo la estrella de la televisión y las redes sociales en una sala abarrotada por casi 500 periodistas acreditados.

Kardashian, que llegó al Palacio de Justicia rodeada de una gran expectación, agradeció a las autoridades la oportunidad de contar su "verdad". En su declaración relató que el 3 de octubre de 2016, un grupo de 12 hombres –de una media de 60 años de edad– irrumpió en su habitación del hotel donde se alojaba. La maniataron a punta de pistola y, en menos de diez minutos, se llevaron joyas por un valor de 10 millones de dólares. Es el mayor robo a una persona en Francia en las últimas dos décadas.

"Pensé que iba a morir", declaró. También confesó que en un primer momento pensó que se trataba de un atentado terrorista, debido al clima de tensión que vivía Europa en aquella época. El impacto del asalto, explicó, fue tal que desde entonces su vida cambió radicalmente. "Ya no puedo dormir si no tengo al menos entre cuatro y seis personas de seguridad en casa. Cambió por completo mi percepción de la seguridad", dijo la empresaria, visiblemente afectada.

La estilista Simone Harouche, que también estaba en el apartamento durante el robo, testificó antes que Kardashian. Contó que logró encerrarse en el baño y enviar mensajes de auxilio a Kourtney Kardashian (hermana mayor de Kim) y al guardaespaldas de la familia. "Ella [Kim] estaba fuera de sí. Nunca la había visto así. Gritaba sin parar que necesitábamos salir de ahí, que volvieran", relató Harouche. Aseguró que el episodio le dejó secuelas de estrés postraumático, que cambió de profesión y que desde entonces evita trabajar con celebridades.

Del grupo de 12 implicados en el asalto, diez personas están siendo juzgadas. Uno de los presuntos atracadores ha fallecido y otro padece Alzheimer. Cinco de los acusados –todos hombres– enfrentan cargos por robo a mano armada y secuestro, delitos que podrían costarles la cadena perpetua. Los demás están acusados de complicidad o posesión ilegal de armas.

Durante la huida, los ladrones perdieron algunas joyas, como una cruz con seis diamantes que fue recuperada por un transeúnte y entregada a la policía. Sin embargo, la mayor parte del botín, incluido un anillo de compromiso valorado en cuatro millones de dólares, nunca apareció.

Mientras Kim Kardashian declaraba, decenas de admiradores hacían fila desde temprano para conseguir un asiento en la sala. "La seguimos desde que éramos niños. Nos inspira mucho y queríamos apoyarla en este juicio tan traumático para ella", dijo el influencer Leo Saint-Charles. "Esperamos que se haga justicia".