El porno violento que invade a los niños desde los ocho años: "Se ríen cuando una chica, compañera suya, cuenta que la han violado"
El escritor y periodista Jorge Dioni y la educadora social Marina Marroquí debaten sobre el auge de la violencia sexual y la pornografía a edades tempranas

La Ventana a las 16h | ¿A qué edad hay que hablarles a nuestros hijos de lo que es el porno?
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Madrid
La Comisión Europea ha iniciado una investigación contra varias plataformas de contenido pornográfico por presuntas infracciones en sus sistemas de verificación de edad. Desde Bruselas, la postura es clara: los niños no deben acceder a este tipo de contenido y son las plataformas quienes deben ponerle freno. En España hay menores que consumen pornografía desde edades muy tempranas, cerca de los ocho años, con un consumo habitual establecido alrededor de los doce. ¿Son ellos quienes buscan el porno, o es el porno el que los encuentra?

«Internet representa una revolución no solo en cómo se difunden los contenidos, sino en cómo se crean, y, por tanto, qué se crea, algo que afecta a nuestro propio modo de mirar el mundo. Todo disponible todo el tiempo». El escritor y periodista Jorge Dioni arguye, a través de este fragmento de su ensayo Pornocracia (Editorial Arpa), que la omnipresencia digital cambió el modo en que producimos y nos relacionamos con las narrativas estructurales sociales, entre ellas, claro, el porno.
De este modo, en el libro, Dioni analiza cómo la pornografía ha reorganizado nuestro deseo y se ha convertido en el espacio donde el hombre blanco heterosexual sigue siendo el centro, una tendencia que afecta también a los más jóvenes. El porno actúa como un termómetro social. "El porno es más violento porque hace 25 años la industria desaparece por Internet y, ahora, la manera de sorprender es hacerlo más violento", ha comenzado contando en La Ventana el periodista.
Según asegura Dioni, esto conecta con un proyecto político basado en la crueldad. "No creo que estemos ante una generación especialmente violenta; la mía también lo era. Si que es un mundo que tolera muy bien el dolor de los demás, que lo identifica como algo gratificante o que, al menos, no va con él", ha explicado el autor de Pornocracia.
También defiende que se puede filmar la sexualidad sin violencia. "Cuando hay una película con una narratividad, el personaje fundamental son los actores que desarrollan unos personajes. Cuando la industria desaparece, son los actores los que toman la cámara y que filman con una casa cualquiera o una tecnología cualquiera. Esa capacidad es la que hace que no distingas que es ficción, que está preparado para hacer la escena. Aquello que tú filmas lo puedes subir a una página en la que está el contenido profesional", ha dicho Dioni sobre el espacio digital difuso en el que se han convertido las plataformas pornográficas a las que todos tenemos acceso.
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La violencia y la pornografía, muy presentes en la adolescencia
Por otro lado, la educadora social Marina Marroquí, especializada en violencia de género, también ha participado en el debate para analizar las implicaciones de este fenómeno en la juventud actual. Marroquí, que imparte talleres en centros escolares sobre prevención de la violencia de género, ha advertido con contundencia: "La crueldad, el sadismo y la violencia que están sufriendo va aumentando cada mes. Por ejemplo, a raíz de OnlyFans, una chica de 16 años decía que un compañero de clase le había pagado por acostarse con ella y la violó. Ellas me dicen que, si lo van a hacer igualmente, al menos lo van a monetizar", ha dicho Marroquí.
Según la educadora, el acceso no se produce solo a través del móvil o el ordenador, sino también mediante videojuegos conectados a internet o incluso en plataformas y consolas como la PlayStation. "La primera vía de acceso a la pornografía y la violencia es la Playstation. En el Grand Theft Auto acceden a una bomba de relojería en la que trivializan y ridiculizan estas situaciones. Todos los chavales de 13 o 14 años tienen las consolas en su habitación. Hay que ser conscientes de que hay que tomar medidas", ha explicado.
El impacto no es solo emocional o formativo. La educadora asegura que los abusos sexuales entre menores están aumentando, en parte por la normalización de prácticas violentas que los jóvenes imitan sin comprender. "La violencia genera dopamina y adicción. Cada vez necesitan algo más violento para que les excite", ha alertado en La Ventana.
"Es muy hipócrita estar en una sociedad hipersexualizada y que nadie les hable de sexo. Es importante dotar de herramientas a las familias. El cerebro está muy medido y se sabe que de los 8 a los 12 es cuando se empieza a construir la parte del cerebro que desarrolla el deseo. Ellos se ríen cuando una chavala llora contando lo que le ha hecho un compañero de clase", ha afirmado Marroquí sobre cómo se desarrollan esos algoritmos y cómo inciden a edades tan tempranas.
La llamada Guía Andrea, publicada recientemente por el Ministerio de Igualdad, intenta ofrecer herramientas a padres y educadores para abordar el tema del porno con hijos y alumnos. Marroquí insiste en que esa conversación debe darse cuanto antes. "La familia y la escuela son las únicas instituciones que están intentando que esta sociedad sea mejor en este aspecto. Pero a partir de la pandemia, se generó un algoritmo que generó un aumento de violencia pornográfica en los jóvenes y que llegó de los 8 a los 12 años. Las instituciones tienen que saber modernizarse y acceder a las nuevas maneras en las que la adolescencia consume este tipo de contenido", ha dicho la educadora social.
Un peligro para todas las edades
Tanto Dioni como Marroquí coinciden en que la pornografía se ha convertido en el principal manual de educación sexual de adolescentes, ante la ausencia de alternativas formativas efectivas. No es solo un problema de adolescentes —añade Dioni—. También los hombres adultos, que nunca recibieron educación afectiva o sexual, reproducen patrones vistos en el porno. "Si no hay filmación, la credibilidad de las víctimas baja mucho a nivel judicial hoy en día. Chavales que están condenados me cuentan cómo se organizan y es mucho más bestia de lo que podáis imaginar", ha asegurado la educadora.
¿Existe entonces otro tipo de porno menos nocivo? Marroquí lo niega rotundamente: "Lo del porno bueno es muy peligroso. Ningún hombre que consuma porno va a tener un sentimiento de satisfacción. El porno feminista quita la carga física de la violencia, pero no la simbólica", ha finalizado Marroquí.

Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.