Sergio Peris-Mencheta relata su dura lucha contra la leucemia: "Sentía que me lo merecía"

Madrid

En La Ventana ya es costumbre felicitar el cumpleaños a amigos y amigas del programa. Lo que no es habitual es felicitar dos veces el cumpleaños a un mismo invitado en un mismo año. El actor y director teatral Sergio Peris-Mencheta celebra este 29 de mayo su 'cumplevida', el aniversario del día en que recibió la médula de su hermano Yonyon, un trasplante que marcó el inicio de una lucha titánica contra la leucemia.

En abril celebraba su cumpleaños 'oficial' y contaba que acababa de publicar su primer libro. Hoy, ese libro, 730 días. La enfermedad como espejo del tiempo (ed. Planeta), ya está en librerías, y más que una crónica sobre el proceso médico, es una obra íntima y reflexiva sobre la transformación que produce el dolor, la vulnerabilidad y el paso del tiempo.

Peris-Mencheta ha explicado el origen del libro. Y es que, en un primer momento, no tenía pensado contar esta historia. "Se publica una entrevista mía en El País y al día siguiente me llegan dos ofertas de editoriales. Yo en ese momento estaba rodando un documental con El Terrat en el que contaba algo parecido. Se me ocurre una idea que es un juego y me pongo a escribir en base a ese juego. Me he encontrado con este diálogo con los antepasados", ha dicho el artista.

Y es que el Sergio de hace un año había perdido más de 30 kilos, la voz durante semanas y la autonomía. Sin embargo, desde su cama en un hospital de Los Ángeles —donde vivía con su mujer y sus dos hijos—, fue capaz de seguir dirigiendo obras de teatro a distancia, escribir un libro y hasta planificar sus próximos proyectos. Ha dicho, eso sí, que sigue arrastrando varios efectos secundarios que van mutando. "Solo los que han pasado por lo que yo he pasado lo saben. Estos dolores, nauseas, pinchazos en los tobillos, forman parte de mi presente y me traen a contactar con mi cuerpo", ha explicado sobre su estado actual.

En ese mismo hospital comenzó a mirar hacia atrás. A entender mejor los traumas de su infancia, los golpes que recibió de su padre —que también murió de leucemia—, y a conectar con sus raíces maternas, una familia exiliada tras la Guerra Civil que vivió en Moscú, en la China de Mao y que tuvo en su abuelo Jacinto a un personaje de novela: voz de Radio Pirenaica, combatiente en Stalingrado y condecorado por su valor.

La vida familiar turbulenta, clave en su recuperación

Uno de los fragmentos más potentes del libro describe cómo la culpa por el éxito —una constante en su vida— se entremezclaba con la enfermedad. "Cuando me llega la noticia, no sé si fue porque se te sube la adrenalina, sentía que me lo merecía. Que me había ido demasiado bien. Mi padre siempre me decía que había que optar, que tenía que estudiar", ha dicho sobre su proceso de aceptación de la leucemia.

Ha contado que la relación con su hermano, figura clave al donarle su médula ósea, fue muy cambiante a lo largo del tiempo. "Yo quería mucho a mi hermano de niño y de adolescente le di la espalda. Era su héroe. Luego me arrepentí de haberle abandonado. Me reencuentro con él después de echar un pulso con las pulseras Power Balance. Le partí el brazo con ella. Es simbólico porque la médula ósea habita en los huesos. Eso nos volvió a acercar", ha contado.

También relata que hay cosas que sueña con volver a hacer, como correr. "No era muy buen jugador de rugby pero corría que me las pelaba. Le tengo que pedir a mi hijo que me abra las botellas. Me ha cambiado la vida: como despacio, camino despacio. Pero se está produciendo un cambio en cuanto a la perspectiva y cómo miro el presente. Me fijo en cosas distintas: he dejado de aislarme. Por pura comodidad trataba de estar con mucha gente o estar solo, pero nunca un cara a cara", ha dicho sobre cómo ha cambiado su manera de ver la vida a raíz de padecer la leucemia.

Sanando sobre el escenario

Ahora, tras una etapa durísima en lo físico pero fértil en lo creativo, Peris-Mencheta vuelve a los escenarios como director de Blaubereen, que se estrena el 5 de junio en los Teatros del Canal. Basada en un texto finalista del Pulitzer, la obra explora la vida cotidiana de los oficiales nazis en Auschwitz a través de unas fotos inéditas y el testimonio de sus descendientes. Ha querido responder a las críticas que le acusan de «blanquear a los judíos». "El marco es el Holocausto, pero podría suceder en otro lado, como en Gaza. Yo no me podía imaginar que tres años después íbamos a estar asistiendo en tiempo real a este genocidio. Lo de Gaza es un genocidio, no hay más. Este es un texto que nos ayuda a reflexionar sobre algo que sigue sucediendo", ha dicho Peris-Mencheta.

Para el actor y director, el teatro no es solo oficio, es forma de vida, vía de expresión y, como escribe en su libro, una necesidad vital al mismo nivel que respirar o dormir. "Me expreso constantemente en todos los terrenos. Me olvidaba de comer y de beber. He llegado a pedir una botella de agua para no tener que ir al baño. Pero si no te expresas, vas desapareciendo como Marty McFly en la foto de Regreso al Futuro", ha bromeado.