Más de un día encerrados en un baño para ver gratis la final de la Champions: el exitoso plan de dos aficionados belgas en Múnich

El disparatado plan de dos jóvenes belgas para la final de la Champions salió a la perfección contra todo pronóstico. La historia de Neal Remmerie y Senne Haverbeke es de las que se recordará toda la vida para sus protagonistas e incluso correrá de boca en boca entre generaciones. Sin embargo, después de que ambos presumieran tanto en su cuenta de Tiktok como en la emisora de su país VRT News de cómo se colaron en el estadio para ver el PSG-Inter, está por ver si su pillería tendrá consecuencias legales.

Sus deseos de presenciar en las gradas la gran final europea de Múnich fueron hasta la última consecuencia a pesar de haber viajado sin entradas. A la falta de tickets, eso sí, respondieron con picaresca. Habían trazado un plan con antelación en busca de una treta que pasase todos los filtros y, equipados solamente con chalecos reflectantes y mochilas cargadas de provisiones de alimento, consiguieron hacerse hueco en las gradas del Allianz Arena el pasado sábado.

No obstante, para lograrlo tuvieron que pasar 27 horas encerrados en los baños del estadio, a los que llegaron aprovechando el instante en el que vieron al guardia de seguridad más despistado. "Teníamos una mochila con bocadillos y jugábamos con nuestros teléfonos para matar el tiempo", aseguró Remmerie cuando entró en la antena en VRT News para arrojar más luz sobre su experiencia.

Y aunque aseguran que mereció la pena el sacrificio, comentaron que no fue nada sencillo pasar la noche sobre un WC tras una puerta con el cartel de 'fuera de servicio'. "Las luces estaban encendidas todo el tiempo y la posición sentada era incómoda, por lo que dormir era casi imposible. Eso lo hizo física y mentalmente difícil", apuntó el aficionado.

Los dos pasaron una hora tras otra ocultos en el cuarto de baño y no salieron de su escondite hasta que oyeron entrar a los primeros hinchas de los finalistas. Todavía sin dar crédito a todos los controles que habían sorteado, ocuparon dos butacas libres en las gradas y, para redondear la experiencia, vivieron la gesta del PSG junto a los aficionados parisinos. "Fue el partido de fútbol más bonito que hemos visto nunca", se sinceró Remmerie, con un grato recuerdo después de todo.

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