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Prueban que a los chimpancés también se les contagia el bostezo de los robots "y se ponen a hacer la cama"

Es la primera vez que se documenta este comportamiento entre primates similares a nosotros y una máquina o modelo inanimado. Sirve para entender cómo los robots pueden influirnos

Ejemplos de chimpancés que exhiben un comportamiento de "bostezo y acostarse". Crédito: RMJM, Aline Sardin-Damasso & Mona.

Ejemplos de chimpancés que exhiben un comportamiento de "bostezo y acostarse".
Crédito: RMJM, Aline Sardin-Damasso & Mona.

Madrid

El bostezo es una de los grandes misterios del ser humano. Todavía no hemos llegado a comprender por qué bostezamos y -sobre todo- por qué se contagia. No somos la única especie que lo hace. Compartimos este rasgo con otros mamíferos e incluso algunos peces. Y, lo que es más llamativo, la ciencia ya ha probado que el bostezo se contagia entre especies. Si un chimpancé nos ve bostezando a veces lo hace también.

Este nuevo estudio, publicado en Scientific Reports, y liderado por los investigadores Ramiro Joly-Mascheroni y Beatriz Calvo-Merino, junto a colegas del Reino Unido y la Fundación Mona en Girona, donde tuvo lugar el experimento, ha ido más allá. Han explorado qué pasa "si para el contagio del bostezo el agente que lo provoca no es un ser biológico".

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Y resulta que los chimpancés "no solo bostezan cuando ven a otros hacerlo, sino que también lo hacen frente a robots". En las pruebas, los chimpancés "se contagian" del bostezo de un androide humanoide y acto seguido... ¡preparan la cama para acostarse!

Es la primera vez que se documenta una interacción entre robot y chimpancé y el estudio sugiere que "el bostezo de un robot puede ser una señal social que sirve para inducir al descanso y no solo una reacción automática".

El experimento

El equipo utilizó una cabeza de androide equipada con 33 motores capaces de reproducir expresiones faciales humanas, incluyendo el bostezo. Esta cabeza robótica, que pesa 3,8 kg y tiene una apariencia parcialmente antropomórfica, puede abrir su boca hasta 5,5 cm para simular un bostezo y lo acompaña del cierre de ojos típico de esta expresión.

El androide bostezando 
Crédito: Aline Sardin-Damasso & Mona.

El androide bostezando Crédito: Aline Sardin-Damasso & Mona.

El androide bostezando 
Crédito: Aline Sardin-Damasso & Mona.

El androide bostezando Crédito: Aline Sardin-Damasso & Mona.

Durante las pruebas, 14 chimpancés adultos (entre 10 y 33 años) observaban al androide realizar tres tipos de expresiones en sesiones grabadas:

  • Bostezo (boca abierta al máximo)
  • Boquiabierto (apertura de boca sin intención de bostezo)
  • Neutral (boca cerrada)

Cada chimpancé participó en cuatro sesiones. El comportamiento fue registrado por cámaras y evaluado por personas que desconocían los objetivos del estudio.

El resultado es que ocho de los catorce chimpancés (el 57,1%) respondieron con bostezos propios al observar el bostezo del robot. E hicieron algo más: Algunos se acostaron tras verle bostezar, otros, incluso "recogieron y acomodaron su ropa de cama", una conducta típica que observan los primatólogos como "de preparación para el descanso".

Sin embargo, en ningún caso se contagiaron los bostezos en las condiciones de expresión neutral o boquiabierta.

Este comportamiento sugiere que los chimpancés interpretaron el bostezo del androide como "una señal social significativa, capaz de inducir conductas asociadas al reposo, más allá de la simple imitación motora".

¿Por qué es esto importante?

Se trata del primer estudio en demostrar "un bostezo contagioso inducido por un agente inanimado". Hasta ahora, este fenómeno se había documentado entre humanos, bonobos, perros, elefantes y otras especies, pero siempre entre seres vivos. Nunca con Robot

Según Joly-Mascheroni y Calvo-Merino, "este hallazgo apunta a que los mecanismos de contagio del bostezo —relacionados con la empatía y la sincronización grupal— no requieren un vínculo social previo ni un modelo biológico".

"El bostezo del robot lo pueden haber interpretado los chimpancés como una señal contextual para descansar", explican los autores. Esta interpretación abre nuevas líneas de investigación sobre la interacción entre animales y agentes artificiales y sugiere que la comunicación no verbal con las máquinas puede ser más poderosa de lo que creíamos hasta ahora.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 

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