El desconocido origen del monumento más famoso de Lisboa: "Parece una miniatura sacada de un cuento gótico"
Sirvió como fortaleza y era el lugar ideal para vigilar si se acercaban invasores

El desconocido origen del monumento más famoso de Lisboa: "Parece una miniatura sacada de un cuento gótico"
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La Torre de Belém es uno de los monumentos que cualquier viajero quiere conocer cuando está en Lisboa. Es uno de sus lugares más icónicos y emblemáticos, por lo que en el programa La Historia en Ruta no han dejado pasar la oportunidad de hablar de este monumento, patrimonio mundial de la UNESCO desde el año 1983.
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Sirvió como fortaleza; era el lugar ideal para vigilar si se acercaban invasores y poder defender la ciudad. Pero con el paso de los años, la Torre de Belém tuvo otros usos. Así, sirvió como puerto desde el que los exploradores de Portugal partían hacia América. También fue el puesto de control en 1655 para recaudar los impuestos de los barcos que entraban por el puerto de Lisboa. Y, por si fuera poco, dicha torre también tuvo la misión de guiar a las embarcaciones que se encontraban en el mar, convirtiéndose en un faro.
Se trata de una fortaleza de estilo manuelino que, entre lo ornamental y lo táctico, apostaron por las filigranas, por eso más que un baluarte defensivo, parece una miniatura salida de un cuento gótico. Se mandó construir por Manuel I de Portugal a principios del siglo XVI. Por dentro, la torre cuenta con cinco pisos y termina en una terraza. Todas las plantas se comunican exclusivamente a través de una diminuta escalera de caracol, en la cual, durante los días de mayor afluencia de visitantes, es necesario realizar turnos para ascender y descender.
Por supuesto, en su año de construcción, entre 1515 y 1519, fue alzada como torre defensiva para proteger la ciudad. Su excelente ubicación en la desembocadura del río Tajo le proporcionaba la visibilidad necesaria para mantener vigilada Lisboa por distintos puntos.