Trump ordena el despliegue de otros 2.000 militares de la Guardia Nacional en California
El gobernador de California se opone al despliegue y la alcaldesa de Los Ángeles sostiene que la Casa Blanca está haciendo un experimento para ver hasta dónde puede llegar Trump al asumir competencias que no son suyas

Los Ángeles
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado este lunes el despliegue de otros 2.000 efectivos de la Guardia Nacional de California para "apoyar" al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que se unirán a los militares ya movilizados en la víspera ante las protestas en Los Ángeles contra las redadas migratorias y que ha dado como resultado una demanda contra el mandatario y el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, por carecer de potestad para tomar esta medida sin consentimiento de las autoridades californianas.
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"Por orden del presidente, el Departamento de Defensa está movilizando 2.000 guardias nacionales de California adicionales que serán llamados al servicio federal para apoyar al ICE y permitir que los agentes del orden público federal realicen sus tareas de manera segura", ha anunciado en su cuenta de la red social X el portavoz jefe del Pentágono, Sean Parnell.
El inquilino de la Casa Blanca ha tomado esta decisión pese a que la Fiscalía de California ha anunciado la presentación de una denuncia contra él y contra Hegseth por el despliegue "ilegal" e "incendiario" de la Guardia Nacional en Los Ángeles, una medida que adoptaron "sin autorización del gobernador (Gavin) Newsom y contra el deseo de las fuerzas de seguridad", según ha indicado el organismo.
Estos militares se unirían así a los 1.700 miembros de la Guardia Nacional que ya están operando en el área metropolitana de Los Ángeles, según ha apuntado en las últimas horas el Mando Norte del Ejército de Estados Unidos.
"A fecha de hoy, 9 de junio de 2025, hay aproximadamente 1.700 soldados del 79º Equipo de Combate de la Brigada de Infantería, una unidad de la Guardia Nacional de California (...) en el área metropolitana de Los Ángeles", ha señalado en su página web, donde previamente ha anunciado la movilización de unos 700 marines.
Las autoridades californianas confirmaron horas antes la presencia de 300 militares, si bien aseguraron esperar la llegada del total de 2.000 movilizados.
El gobernador de California, Gavin Newson, que es demócrata, se opone al despliegue militar que ha ordenado Trump en Los Ángeles. La alcaldesa de Los Ángeles sostiene que la Casa Blanca está haciendo un experimento con su ciudad para ver hasta dónde puede llegar Trump al asumir competencias que no son suyas. Trump ha llegado a pedir que detengan al gobernador de California.
Los manifestantes, contra las tropas y las redadas
Al grito de '¡Fuera ICE!' y '¡Liberen a todos!', los manifestantes en Los Ángeles continuaron con las protestas por cuarto día consecutivo, advirtiendo que el despliegue de tropas ordenado por el presidente Donald Trump no hace más que intensificar la indignación popular.

"La gente está enfadada y que (las autoridades) respondan con violencia hace que nos enfurezcamos cada día más", responde Isabella, una joven originaria de Los Ángeles, hija de padres mexicanos y argentinos, que ha acudido a la convocatoria.
Una multitud diversa se reunió desde el mediodía de este lunes en la entrada del edificio federal ubicado en el centro de la ciudad para exigir la liberación de los migrantes detenidos en las recientes redadas antiinmigrantes por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), y la retirada de la Guardia Nacional y de los 700 infantes de la marina desplegados por orden de Trump.
La congregación se llevó a cabo de forma pacífica la mayor parte del día con las personas mostrando banderas de México, Guatemala, Honduras, El Salvador e incluso Palestina.
Presencia de los partidarios de Trump
Los ánimos se han caldeado por la llegada de unos cuantos partidarios del presidente Trump, que han instigado confrontaciones con los manifestantes, quienes, pese a la rabia que generaban entre los presentes, han intentado expulsarlos de forma segura de su manifestación.
Los manifestantes nuevamente cargaron contra la Casa Blanca por ordenar un operativo migratorio de unos 30 días, en un pulso con una ciudad en la que los indocumentados hacen parte importante de su tejido social.
Para Alex Aguilar, un joven originario de la ciudad de Los Ángeles, de padre salvadoreño y madre mexicana, ha sido un deber acudir a las protestas en nombre de sus familiares y comunidad latina.
"Mis papás vinieron aquí porque tenían que salir de sus países. No es un crimen trabajar para mantener a tu familia", asegura. "Que traigan a la marina… eso es para crear más miedo, pero nos da más razones para estar presentes".
Los agentes de la Guardia Nacional, que han tenido que resistir estoicamente frente a la puerta principal del edificio federal durante todo el día, recibieron toda clase quejas de la sociedad civil sobre su papel en las protestas.
'¿No deberían de estar del lado de la gente?', le preguntaba una señora junto a su hijo, mientras un grupo les gritaba '¡Traidores!' al unísono, además de cánticos como '¡Trump se tiene que ir ahora!'.
Un experimento
En este sentido, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, dijo en una conferencia que el Gobierno federal está utilizando la ciudad para "un experimento", al desplegar tropas.
La demócrata refutó los comentarios del presidente estadounidense que describen la ciudad como "invadida y ocupada por inmigrantes ilegales y delincuentes".
"Esta es una descripción despreciable de nuestra ciudad. Nuestra ciudad necesita unirse ahora y no aceptar esto, no permitir que nos dividan. Somos una ciudad de inmigrantes, y siempre lo hemos aceptado", sentenció la alcaldesa.
Un sentimiento que comparte Paola, una mujer de 40 años nacida en Costa Rica que llegó a Los Ángeles a los seis años, que culpó a la administración republicana de olvidarse de que "este país está hecho de la sangre y el sudor de los inmigrantes".
"Estamos enojados, disgustados, decepcionados, esta energía no se va a ir. Ojalá que la población se dé cuenta de que estamos aquí por lo correcto y que unidos hacemos la fuerza", añadió.
Al final de la tarde, el Departamento de la Policía de Los Ángeles (LAPD) declaró como "reunión ilegal" a la manifestación, y posteriormente las autoridades comenzaron a responder a la ya dispersada congregación de gente con bombas de ruido y gas pimienta.
Bass nuevamente instó a la administración a detener las redadas migratorias, que han enfurecido a los manifestantes. "El jueves pasado, no ocurrió nada en esta ciudad que justificara las redadas", puntualizó.