Santiago Niño Becerra explica la única manera de que te llegue a casa un vestido por cinco euros: "Anticipa algo terrible"

Madrid

La moda rápida ha disparado la cantidad de ropa que se produce, pero también la que se tira a la basura, y que muchas veces acaba en vertederos a miles de kilómetros de distancia. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2020 el consumo textil de un ciudadano generó una media de 270 kilos de emisiones de CO2.

Una problemática que sigue agravándose debido al auge de lo que se conoce como 'ultra fast fashion', un término que aglutina a las empresas de la industria de la moda capaces de generar cientos de colecciones al año a precios irrisorios para los consumidores.

"Antes Primark era barato, a día de hoy, si lo comparamos con Shein o Temu, no. Ofrecen precios tan bajos que, como economista, no logro entender cómo logran alcanzarlos; simplemente, no me salen las cuentas", ha explicado Santiago Niño Becerra en La Ventana.

Estos precios irrisorios, decía, se suman a las constantes ofertas y alertas con los que estas empresas bombardean a sus clientes: descuentos imposibles, contadores de tiempo que incitan a comprar de forma compulsiva o poca claridad sobre la calidad del producto.

Algunos países ya han comenzado a impulsar políticas para tratar de ponerle freno a estos gigantes del 'fast fashion'. Francia acaba de aprobar una norma pionera, la llamada "Ley antiShein" que busca poner coto al impacto ecológico de esta moda ultrarrápida.

El punto fuerte de la ley pasa por implantar sanciones de siete euros por prenda puesta en el mercado en 2027, y de diez euros para 2030. Esta ofensiva en Francia se suma a la que ha puesto en marcha la Unión Europea contra plataformas como Shein y Temu. "Estas aplicaciones llevan años aprovechándose de no pagar impuestos, y es una de las cosas que estas políticas quieren ahora frenar", ha añadido Niño Becerra.

Estas plataformas nacen además en un momento de subida de los precios a nivel global que ha disminuido el poder adquisitivo de la población y que dificulta crear una conciencia de consumo, sobre todo en los más jóvenes. "Esto no lo han inventado los consumidores, esto lo han inventado las empresas. En los años 80 empieza la globalización y las empresas comienzan a comprar materia prima allí donde les salga más barato, independientemente de su procedencia. Esto es exactamente lo que ocurre ahora con estas plataformas", ha explicado el economista.

Además, Niño Becerra ha señalado que la única forma de mantener estos precios sin recurrir a la explotación sería mediante "una automatización total de los procesos, sin intervención humana alguna".

Donald Trump, los inmigrantes y la economía del país

Los Ángeles encara una nueva jornada turbulenta después de que las autoridades locales decretaran el martes un toque de queda nocturno con el objetivo de contener el aumento de las protestas contra las redadas migratorias del Gobierno de Donald Trump, que ha desplegado a miles de militares en la zona y amenazado con invocar la Ley de Insurrección.

"Hay que recordar que desde 1980 hasta la actualidad la economía se ha levantado en gran medida sobre la inmigración. Cuando se dibuja a un inmigrante, sobre todo en Estados Unidos, principalmente se le contextualiza en un trabajo precario y obrero, como lavar platos o recolectar frutos. Sin embargo, inmigrantes también son todos los que están trabajando en una empresa matemática", ha comentado Niño Becerra.

Fue precisamente Estados Unidos quien en los años 70 comenzó la llamada "caza de cerebros" ofertando condiciones brutales para atraer a grandes mentes de todos los países, ha recordado. Sin embargo, las últimas políticas de Trump parecen buscar justamente lo contrario. "En el caso de California, lo que se ve más es una inmigración de bajo nivel cualitativo. Su agricultura aún depende de ello", ha manifestado el economista.

La pregunta entonces es hasta qué punto las políticas de Trump van a acabar con la propia economía de Estados Unidos: "O bien la administración de Trump quiere cargarse a los inmigrantes, aunque con ellos se lleve por delante gran parte de la economía, o bien va a buscar solamente hacerlo en aquellas zonas más sensibles. Como California, Los Ángeles es la segunda cuidad del mundo con más mexicanos, después de México. Actuar allí tiene unas implicaciones tremendas y dudo mucho que sea capaz de hacer lo mismo con Nueva York", ha explicado Niño Becerra.

Pero, ¿y qué pasa entonces con los miles de universitarios de diferentes partes del mundo que se forman en el país? "Europa no tiene medios para absorber todo este conocimiento. A esto se le suma que hay universidades chinas que están haciendo grandes ofertas a investigadores para que vayan con contratos de 20 años a trabajar a al país", ha finalizado el experto.