Hospitality en el deporte: la jugada de los fondos para ensanchar la brecha de clase
Recorremos el que será el nuevo circuito de F1 en Madrid y que tiene asustados a los vecinos de los alrededores mientras otros se frotan las manos

Hospitality, palcos VIP y fondos de inversión
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Madrid
Desde que se ha puesto fecha, del 11 al 13 de septiembre de 2026, Madrid está acelerando para la celebración del Gran Premio de España de Fórmula 1 aunque varios vecinos están dispuestos a frenar la marcha. Parte del circuito urbano se está instalando en plena zona residencial afectando a cerca de 180 mil personas que ni han pedido ni han sido informadas de la transformación.
Los residentes temen que el ruido, la contaminación y el colapso del tráfico alteren su vida diaria durante los tres días anuales de competición, además de los meses de montaje y desmontaje. Varios de estos vecinos se han unido en la Plataforma Stop F1 para conseguir dinero y pagar abogados que puedan frenar este despropósito. “¿Qué clase de ciudad queremos tener? ¿Una en la que los vecinos vivan tranquilos o una en la que solo los turistas se lo pasen bien?”

Juanjo Millás con vecinos de la Plataforma Stop F1 / Paqui Ramos

Juanjo Millás con vecinos de la Plataforma Stop F1 / Paqui Ramos
¿Para quién es este circuito?
El adversario al que se enfrentan es más grande y fuerte de lo que se imaginan. Ayuntamiento y Comunidad defienden que el circuito de Ifema es una oportunidad económica. Eso seguro, pero… ¿Para quién? La financiación es 100% privada. La empresa suiza Match Hospitality invertirá 400 millones de euros a cambio de la concesión de los derechos de explotación durante los años que dure el contrato. El mayor porcentaje de estos beneficios se obtienen de lo que se conoce como Hospitality: el alquiler de palcos VIP y áreas exclusivas a precios prohibitivos
Pablo Alonso fue director de cáterin de palcos VIP en el estadio Khalifa de Doha en el mundial de fútbol de Catar en 2022. En el estadio había 90 palcos privados, a los que podían acceder hasta 10 personas por cada uno. De esos 90 él manejaba 45. El Emir tenía reservados 20 para su uso exclusivo. El resto de palcos los alquilaban empresas. Aparte había otras zonas exclusivas. A su cargo un equipo de 54 personas entre managers, supervisores, camareros y runners la mayoría rusos y libaneses. Su trabajo consistía en que todo funcionara milimétricamente. No podía faltar absolutamente nada, por eso todo se compraba en grandes cantidades, como el hielo. En el sótano del estadio tenían cámaras congeladoras gigantes con toneladas de hielo que era lo que más se utilizaba.
La comida era de primera y en cantidades desorbitantes: 12-14 entrantes distintos, 8-10 principales. Todo con un toque árabe. Sobraba muchísima comida que no podía utilizarse al día siguiente, así que se donaba a entidades caritativas. Solo recuerda que un día alguien se quejara porque las patatas no estaban bien hechas…
Durante cinco meses estuvieron preparando el Mundial. Calcula que para un premio de F1 se prepararía en 20 días. Durante el evento no dormían más de una hora diaria. “El salario era alto pero tendría que haberlo sido más”. Para conseguir el puesto tuvo que, durante tres meses, superar varios exámenes y pruebas teóricas: aprenderse de memoria el estadio, las normas de seguridad y sanidad de Catar, los tipos de comida, especias… Trataba, sobre todo, con CEOS y famosos. Invitados de esas empresas que alquilaban los palcos a 100 mil dólares el partido de primera ronda. Echen ustedes las cuentas.
Detrás de todo este lujo se esconde algo no tan bonito. Ricardo García Zaldívar es Doctor en economía y Coordinador del consejo científico de ATTAC. Advierte que este modelo de negocio favorece a fondos de inversión privados que han visto en el entretenimiento su nueva fórmula de hacer dinero. Controlan los palcos y las zonas VIP de cualquier evento deportivo y cultural, cuanto más tengan más dinero. Poco a poco van ocupando más espacio en los estadios, conciertos y circuitos hasta que llegue un momento en que será imposible que un aficionado pueda ir al fútbol o a la F1 o a disfrutar de la música en directo. ¿Dónde quedarán entonces los valores que promueve el deporte? Disfrutar del ocio será un lujo que solo puedan permitirse los ricos, una vez más.

Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER. Trabajando con Javier del Pino y yendo a sitios con Juanjo...