Ábalos y compañía
Un respeto para Ábalos y compañía, que a través de Valle-Inclán, pero también de la Celestina y del Lazarillo, entroncan con lo más granado de nuestra tradición literaria

Ignacio Martínez: "Ábalos y compañía"
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Como las desgracias nunca vienen solas, ahora llega el Gobierno y dice que va a prohibir la prostitución. Lo que le faltaba a José Luis Ábalos: ¡para una cosa que hacía que no era delictiva, ahora resulta que también!
Claro que, para cuando esa prohibición se concrete, Ábalos y compañía estarán ya en la cárcel, donde no creo que den facilidades para solicitar los servicios de señoritas de esas que “se enrollan que te cagas” y que puedes contratar de dos en dos “y a tomar por culo”.
En la cárcel, Ábalos y compañía tendrán, eso sí, tiempo de sobra para leer, y a lo mejor hasta desarrollan una secreta vocación por la filología y acaban redactando enjundiosos trabajos de crítica literaria, con títulos como “Valle-Inclán se enrolla que te cagas” o “Pero es que Baroja también se enrolla que te cagas” o el definitivo “Pues Valle-Inclán y Baroja, y a tomar por culo”.
Pero ese debate jamás se establecería en esos términos, porque Ábalos y compañía son mucho más de Valle que de Baroja, aunque solo sea porque Valle era el rey de los momios y a lo largo de su vida tuvo varios puestos de trabajo como el de Jéssica, de esos de cobrar sin tener que ir a trabajar.
Un respeto, por tanto, para Ábalos y compañía, que a través de Valle-Inclán, pero también de la Celestina y del Lazarillo, entroncan con lo más granado de nuestra tradición literaria.




