Buenafuente cuenta lo que le pasó a un español que trabajaba en Londres en una reunión con un ejecutivo: "Son unos clasistas"
"Todo parecía ir según lo previsto, hasta que entra un camarero y le sirve un desayuno completo"

Buenafuente cuenta lo que le pasó a un español que trabajaba en Londres en una reunión con un ejecutivo: "Son unos clasistas"
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En uno de los momentos más surrealistas y divertidos de Nadie Sabe Nada, Andreu Buenafuente compartió con Berto Romero y los oyentes una 'bimécdota', como él mismo la llamó, que ilustra las diferencias culturales y el clasismo británico. Aunque insistió varias veces en que no era él el protagonista, Berto no tardó en sospechar: "¿Eres tú?", preguntó. "¡No, no, no soy yo!", respondió Buenafuente entre risas. "Es una persona muy prominente del mundo del espectáculo, aunque ya está más retirado que otra cosa".
La historia comienza cuando este personaje viaja a Inglaterra por motivos profesionales. Allí, un ejecutivo de alto nivel le convoca a una reunión a las 6:30 de la mañana. "Eso quiere decir salir de tu casa a las 4", comenta Buenafuente, subrayando el esfuerzo que implicaba llegar a tiempo en una ciudad como Londres.
El protagonista llega puntual al edificio corporativo. "Se sienta allí, llega un poquito antes y lo recibe el 'chairman', el presidente", relata. Todo parecía ir según lo previsto, hasta que entra un camarero y le sirve un desayuno completo… pero solo al ejecutivo británico. "Le planta un salvamanteles, y le sirve un desayuno de puta madre", dice Buenafuente. "El English breakfast, ese que lleva salchichas, patatas y todo lo que sobró de la noche anterior, frito".
Mientras el anfitrión se zampa su desayuno con total tranquilidad, el invitado español no recibe ni un vaso de agua. "Mi amigo delante con su maletín y los proyectos, lo mira como los perros cuando te ven comer", bromea. "Se pasó una hora viendo cómo el otro desayunaba".
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La escena, absurda y casi cruel, se convierte en una lección inesperada sobre jerarquías y hospitalidad. Fue entonces cuando el protagonista, indignado, soltó la frase que resume toda la experiencia: “Son unos clasistas”, dijo, con una mezcla de asombro y resignación.
Ante lo insólito de la situación, Berto, incrédulo por la falta total de hospitalidad del ejecutivo británico, bromeó con que él habría reaccionado de forma aún más surrealista: "Yo veo eso y me meo encima. Y si me pregunta 'What are you doing?', le digo: 'Es que pensé que aquí se hace todo en el despacho… ¿le importa si me cago en un rincón?'".