El caso de Maje y Salvador: las claves de la investigación

Toda investigación compleja siempre tiene un inicio simple del que todo parte. En este caso fue el comportamiento de Maje que las autoridades catalogaron como muy extraño. A partir de ahí, el punto de inicio se estableció con la solicitud de la policía al juez de instrucción de intervenir en los teléfonos de Maje.

Lo que casi nunca sucede es que la persona que ha matado a otra con la connivencia de un tercero confiese su crimen en sus conversaciones telefónicas. Pero a veces no es necesario que eso suceda. En el caso de este crimen la sospecha fue mayúscula, pues Maje mantenía múltiples relaciones sentimentales con diferentes personas. Hasta cinco parejas paralelas aparentemente sin que su pareja principal lo supiera. Estos descubrimientos hicieron saltar las alarmas:

En primer lugar, desde un punto de vista psicológico, Maje no se limitaba a relaciones sexuales sino que intentaba mantener vidas paralelas con la dificultad de gestión que esto supone. A todos ellos les convencía de que habían sido su “único” apoyo en una relación tóxica con un esposo que —según ella— la maltrataba psicológicamente.

Uno de los que Maje mantenía como partícipe fue Salvador. Con él las llamadas eran más íntimas, más extrañas, más demandantes, y una hizo saltar las alarmas de los investigadores: Salvador le pedía una señal de afecto a Maje después de algo que él había hecho “Dime que me quieres”, le insistía. Algunas de las conversaciones revelaban un tono muy íntimo y afectivo entre ambos, que probaban un vínculo emocional y una cercanía artificial muy acrecentados después del asesinato.

Pero los descubrimientos no se detuvieron ahí: Algunos mensajes y grabaciones revelaban que Maje decía sentirse “liberada” tras la muerte de su marido. Maje mantuvo una actitud demasiado calmada e incluso indiferente, incompatible con una viuda reciente. Mientras lloraba ante conocidos, también chateaba durante horas con otros amantes y con Salvador, celebrando indirectamente su “nueva libertad”.

Los errores de los agresores

Los fallos cometidos por los agresores tienen varias explicaciones:

En primer lugar, los implicados no están acostumbrados a matar, es decir, que sus movimientos y actitudes no cumplen las pautas profesionales. Además existe un sentimiento que se genera en muchos acusados de esta tipología: ansia de recompensa, cierta conciencia de gran poder en impunidad, es decir, un sentimiento de que han conseguido su cometido.

La declaraciones de Salvador

Salvador, 20 años mayor que Maje, era un compañero de trabajo con quien ella mantenía una relación sentimental. Enamorado y manipulable, según los informes forenses, accedió a matar al marido de Maje creyendo que así podría empezar una vida con ella. Aunque inicialmente la defendió, acabó confesando su participación directa y la implicación de Maje. Su colaboración permitió atar cabos esenciales de la investigación: obtener el arma del crimen.

Salvador, por su parte, mantuvo diferentes versiones en las diferentes veces en las que se le interrogó:

En la primera versión: después de su detención en enero de 2018, Salvador reconoce el crimen, exculpa totalmente a Maje y dice que lo ha había hecho porque la quiere y quería protegerla de su marido que la maltrataba.

Esta versión se mantuvo durante los primeros meses, hasta que en el verano de 2020, Salvador cambió su relato. Entonces, admitió que el crimen fue planificado con Maje, que ella le proporcionó las llaves del garaje, la matrícula y los horarios del marido, y que le indicó dónde y cómo debía actuar.

Durante el juicio en octubre de 2020, Salvador relató con detalle cómo Maje le fue orientando: "Me dijo que sería en el garaje", "me dio la matrícula, las llaves, y me indicó la plaza donde solía aparcar". También reveló que su cambio de versión se produjo al sentirse traicionado por Maje, cuando supo que mantenía otra relación sentimental estando él en prisión, y por la presión de su hija, que le pedía que dijera la verdad. Gracias a Salvador las autoridades recuperaron el cuchillo con el que se cometió el crimen, que Salvador había escondido en una fosa séptica de su finca.

Las declaraciones de Maje

Durante el juicio, celebrado en octubre de 2020, Maje negó haber planeado el crimen. Reconoció su relación con Salvador y admitió que él le confesó el asesinato, pero que no supo qué hacer y decidió callar por miedo. Alegó que nunca incitó a Salvador a cometer el crimen y que no sabía nada de los planes. Su defensa se basó en la falta de pruebas directas que la implicaran como instigadora y en el testimonio de Salvador, que cambió su versión varias veces.