Tomás Pascual, sobre la "reduflación": "tengo dos opciones: o incremento el precio o mantengo costes y reduzco cantidad"
El Gobierno ha anunciado una serie de cambios legislativos en el sector de la alimentación, mientras se estudia el efecto de los aranceles en el consumidor

Pasillo de lácteos de un supermercado

Madrid
En Hora 25 de los Negocios, hablamos con el presidente ejecutivo de Calidad Pascual, Tomás Pascual, en una semana en la que el Gobierno ha anunciado una serie de cambios legislativos en el sector de la alimentación. Con la modificación en la ley de consumo se quiere obligar a las empresas a indicar si están vendiendo menos producto al mismo precio en el mismo envase. Por otro lado, el sector del gran consumo está pendiente de los efectos que los aranceles de Estados Unidos puedan tener en los hábitos de consumo.
Ustedes empezaron como una empresa familiar, una historia que ahora les ha dejado en 50 países y 5 continentes. Empecemos por la batalla arancelaria, porque ustedes ahora son grandes exportadores. ¿Les preocupa la situación y la amenaza de Trump de dobles aranceles para España?
No. Efectivamente, nosotros ahora estamos presentes, como tú has dicho, en más de 50 países. No nos preocupa directamente, porque nosotros no exportamos directamente a Estados Unidos y, por tanto, no nos afecta ninguno de los tipos de aranceles, pero sí indirectamente y bastante. Primero porque puede afectar a la economía española. Dentro del sector de la alimentación tienes la aceituna, el aceite de oliva y el vino. Segundo, porque puede afectar a la propia economía de los países de la Unión Europea, que sí que se van a ver afectados. Francia, por ejemplo, o Alemania. Y luego porque va a afectar al cambio euro-dólar. Va a afectar, incluso indirectamente, al precio del petróleo.
Luego hay muchos factores que van a afectar incluso a la confianza de los consumidores, viendo tanta incertidumbre. Van a hacer que el consumo en general y el consumo de nuestros productos se pueda ver afectado.
Ustedes están en países que tienen negociación directa con Estados Unidos como Guatemala. ¿Están notando efectos?
Bueno, sí. Y has mencionado Guatemala. Ahí lo estamos notando indirectamente, pero no tanto por el tema de los aranceles como por el tema de la de la inmigración.
Es decir, Guatemala depende mucho de las remesas de los trabajadores o inmigrantes en Estados Unidos. Están empezando a congelar ese dinero ante la posible deportación que puedan tener y tener que volver a sus países donde necesiten esos ahorros para para poder vivir.
¿Están dejando de consumir por miedo a ser deportados?
Están consumiendo con miedo. Sí, efectivamente. Por miedo a ser deportados.
Esta es la regulación y situación internacional. Aquí en casa, el Gobierno prepara una nueva ley de consumo sostenible que significa dos cosas. Primero, "reduflación". Dice el Gobierno que van a tener ustedes que rotular si meten menos producto o menos calidad en el producto. ¿Cómo lo ven?
Bueno, es verdad que la "reduflación" se puede ver positiva o negativamente. Yo creo que es negativa si tú lo que haces es no contarle al consumidor lo que estás haciendo y, de repente, ofreces menos producto al mismo precio. Pero, creo que es positiva si lo que estás haciendo es, con conocimiento del consumidor, decirle: "oye mira, si quieres pagar menos y, a lo mejor, no necesitas consumir tanto pues consume menos cantidades a un precio más barato económico".
Luego, ahí depende de cuán bien informado esté el consumidor y, por tanto, no me parece mal que nos pidan a las empresas, si hacemos eso, que lo digamos. Pero tú tienes alternativas: o bajas precios o reduces las cantidades que ofreces al mismo precio. A veces, para el propio consumidor es mejor la segunda opción. Es decir: "oye, yo no necesito tomarme un yogurt de 125 gramos, con 100 gramos me vale. Pues cóbrame 100 gramos en vez de 125".
Pero, permítame la malicia, pero no nos bajan los precios. Es más, lo que baja es la cantidad de producto. Lo que hemos notado ahí es que el yogurt tiene menos, no que valga menos.
Lo lo pongo al revés. Lo que hacen es no subir los precios, es decir, la subida de precios y sobre todo en algunos productos ha sido muy grande. Una materia prima como la leche, a pesar de que ahora se ha estabilizado y bajó ligeramente, la leche sigue estando en torno a un 70% u 80% más cara que cuando empezó la inflación. Luego, en ese sentido, yo tengo dos opciones, o incremento ese coste o mantengo costes y reduzco cantidad.
Yo creo que el tema es informar al consumidor y que sea consciente de lo que está consumiendo. Con los supermercados en los lineales: tú puedes tener varias cantidades diferentes y puedes decirle el precio del envase y el precio por kilo de lo que se está consumiendo para que se pueda comparar.
Hay novedad también en envases. A partir de ahora volvemos a aquello de "10 céntimos por el casco" y te los devuelven cuando devuelves el casco. ¿Esto a ustedes cómo les va a afectar? Ustedes son agua y son leche.
Directamente en el agua, porque todos los envases que van al contenedor amarillo que no son leche, van a tener ese depósito que te van a cobrar cuando compres y que te van a devolver cuando entregues.
¿Les puede doler en ventas eso a ustedes?
Bueno, va a complicar mucho la gestión del sistema, porque aunque tú pagues una cantidad y luego te devuelvan la misma cantidad, gestionar todo eso tiene un coste.
Y es curioso, porque en España teníamos un sistema que funcionaba muy bien: el sistema de los contenedores. Lo que pasa es que por una diferente interpretación de cuán eficaz era ese sistema, pues al final se ha decidido unificar con Europa y tener otros sistemas. En el PET nos va a afectar, porque el supermercado va a tener que cobrar un dinero, retenerlo y luego volverlo a pagar. Entonces va a tener tener una gestión. Aparte de tener que poner máquinas nuevas, que cuesta dinero, y eso alguien lo tiene que pagar. Indirectamente nos cuesta también, porque en el contenedor amarillo, al no llevar todos estos envases, el coste del sistema del contenedor amarillo va a ser muy similar. Vamos a tener que seguir poniendo conteos, recogiendo, y ese coste hay que trasladarlo al resto de los envases, al brick de la leche. Lo va a encarecer un poco todo el sistema y el coste.
¿Esto es especialmente malo en un momento en el que la batalla es por el precio? Se lo digo porque ustedes están teniendo ya no una competición. Pascual, no compite con otras marcas. Pascual compite ahora con la marca blanca.
Bueno, son los que son los que promueven la marca blanca y son los que tienen el control del espacio donde vendemos.
¿Esto ahora mismo les daña a largo plazo?¨; ¿ya no pagamos por calidad y pagamos, solamente, por precio?
Sí que nos preocupa que la gente no valore los productos. Es verdad que el mercado de la leche es un mercado muy banal. La gente quizá prefiere gastar más dinero en otras cosas. No sé si en móviles o en otras cosas y quiere ahorrar en productos más básicos, como es la leche, que a lo mejor no valora tanto. Yo creo que a la larga sí que perjudica al consumo. Si tú analizas un producto, la gente no lo valora tanto y lo consume menos, pero también a la larga perjudica a toda la cadena de valor, porque estás quitando elementos de la cadena de valor y estás teniendo menos valor añadido. Hay menos empleados, menos inversión en I+D, que son al final los que crean valor para el consumidor.
¿Daña al ganadero?, ¿la marca blanca daña al ganadero?
Si controlan bien lo que es la parte básica, no tiene por qué dañar al ganadero. El ganadero tiene otros problemas ahora mismo. De hecho, tendremos algún problema de, no digo de suministro de leche, pero ahora mismo a los ganaderos les está costando mucho encontrar mano de obra y y no hay reloj generacional.
Ellos han protestado. Tiran leche y dicen: "es que las marcas, quienes nos la compran, no nos la pagan".
Sí, pero eso eso fue hace unos años. Yo creo que ahí se ha entendido. Los que fabrican marca blanca y los que compran marca blanca han entendido que el ganadero es una pieza clave de la cadena valor y hay que respetarle. Y ahora mismo han subido los precios casi un 80% y han bajado, pero ligeramente.
Tomás Pascual, presidente ejecutivo del Grupo Pascual: ustedes empezaron siendo LA empresa familiar. En su empresa estaba su tía Monja. Esto es casi mito corporativo. Hoy en día, ustedes tienen un plan para superar los mil millones de facturación en 2026: ¿cómo cambia?; ¿cómo es el antes?; ¿cómo es este después?
Bueno, Leche Pascual no es la primera empresa de la familia. Antes mi padre y sus hermanos llegaron a tener otras empresas. Uno de los hermanos era una tía monja. Yo siempre digo, en toda empresa hay el chief executive, la persona que ejecuta y el chief emotion, la persona que tiene que gestionar las relaciones. Sobre todo entre los primeros directivos.
Por mi tía monja mi padre decía que él tenía influencias con Dios, porque era cuñado de Dios. Ella tenía una ascendencia muy importante sobre esto de los hermanos y cuando había conflictos ayudaba a gestionar muy bien. Eso ayuda a la supervivencia de la empresa familiar. Hoy en día las empresas familiares, sí, sí, seguimos siendo una empresa familiar, porque la empresa
¿Una empresa familiar de mil millones?
Sí, porque hay que distinguir entre el negocio que tienes y cómo lo gestionas. Hay que gestionar con valores, hay que gestionar teniendo una visión de largo plazo, no microgestionando el corto plazo.
A veces, algunas decisiones que tomamos a corto plazo son negativas, pero lo que queremos es que la empresa siga existiendo dentro de los años. La sostenibilidad, que se dice, económica, social y y medioambiental. El primer motor nuestro es crear valor para nuestros consumidores, porque si creamos valor para el consumidor, creamos valor para nuestro empleado. El consumidor lo reconocerá y te lo agradecerá consumiendo. El empleado trabajando bien, y será algo sostenible en el tiempo. Luego, eso es esencial en una empresa que quiera ser longeva. No voy a decir eterna, como decía alguno, pero sí longeva.