Una de cada seis personas en el mundo sufrió soledad en la última década, según la OMS
La Organización Mundial de la Salud señala que este fenómeno está afectando a nuestra la salud física, y mental y que está relacionado con más de 871.000 muertes al año

La silueta de un niño mientras observa por la ventana. / Anastasiia Sienotova

Madrid
"No se trata de evitar la soledad", dicen los autores de este informe. "Se trata de construir comunidades donde las personas se sientan vistas, valoradas y acompañadas". Para mejorar la situación, hacen falta políticas trasversales y no parece, a tenor de los datos de este informe, titulado De la soledad a la conexión social: trazando un camino hacia sociedades más saludables, que vayamos por el buen camino. Entre 2014 y 2023, se estima que el 15,8% de la población mundial se sintió sola, lo que representa a más de 1.200 millones de personas.
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El texto -es la primera vez que se hace uno tan amplio y con tantos datos de todo el mundo- es el resultado de años de investigación de una comisión de expertos de la OMS. Hace una estimación muy llamativa: uno de cada seis habitantes del planeta ha experimentado algún tipo de sensación de soledad entre 2014 y 2023.
Por edades
El porcentaje más alto de personas que dicen sentirse solas es, con un 20,9%, en el grupo de adolescentes (los que tienen entre 1 y 17 años). Y es todavía más alto (Casi un 25%) para las chicas adolescentes.
El siguiente grupo de edad más afectado, con un 17,4%, es el de los "adultos jóvenes" (18–29 años). En el grupo de "adultos" (30–59 años) la tasa es de un 15,1%.
Estas primeras cifras parecen contrastar con el estereotipo que nos lleva a las personas mayores. El dato que ofrece el informe sobre ellos -personas por encima de 60 años- es bajo en comparación con otras franjas de edad: 11,8%.
Lo que pasa -también lo apunta el informe- es que aunque en las personas mayores la prevalencia es ligeramente menor, el riesgo de aislamiento social -y los problemas que conlleva- aumenta de forma significativa.
Por países
En los de bajos ingresos, los índices de soledad son más elevados: casi una de cada cuatro personas (24%) declara sentirse sola. África presenta la mayor tasa (24%), seguida del Mediterráneo Oriental (21%) y Asia Sudoriental (18%). Europa y la zona del pacífico occidental son las regiones con menor prevalencia (Entre un 11 y un 10%).
¿Qué nos pasa?
El informe también habla de las consecuencias de esta situación: se le atribuyen a la soledad -aproximadamente- 871.000 muertes cada año (2014–2019). La desconexión social, explican, "incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 o trastornos mentales como la depresión y la ansiedad" y es una de las causas que está provocando que en algunos países se acorte la esperanza de vida.
Resalta también que "la soledad crónica ha sido relacionada con un mayor riesgo de demencia y Alzheimer, y se ha observado que quienes viven solos tienen hasta un 40% más de probabilidades de desarrollar demencia".
Y pone, por primera vez, algunas cifras económicas sobre la mesa. Dice que el impacto financiero de la soledad y el aislamiento social en países como España nos cuesta 14.000 millones de euros anuales. Para Reino Unido lo calcula en 2.500 millones de libras. Y en Estados Unidos habla de 6.700 millones de dólares en costos adicionales en el sistema Medicare por aislamiento social.
"Sin conexión social, no hay salud", dice el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el prólogo del informe. "Estamos ante un problema grave, global y creciente que debe abordarse con la misma urgencia que otras amenazas sanitarias", añade.
Por eso, el informe propone un plan estratégico a 10 años en el que se "incentive el desarrollo de políticas nacionales para mitigar la situación" y propone algunas soluciones.
Por ejemplo, reclama más infraestructura social: Habla de "bibliotecas, parques, centros culturales, transporte público y programas comunitarios bien diseñados pueden promover interacciones significativas", es decir, lugares donde estar en comunidad y donde las personas puedan conectar con otras.
También resalta la efectividad de "intervenciones psicológicas como la terapia cognitivo-conductual, las actividades grupales o las redes de apoyo". Reclama a los estados más esfuerzos en políticas de cobertura de salud mental
Los autores también llaman la atención sobre la tecnología, las redes y la IA. Dicen que puede servir para "conectar" pero no es la solución mágica, especialmente para jóvenes, porque "su uso excesivo o inadecuado puede acentuar la desconexión".
El informe destaca que "aunque cualquier persona puede sentirse sola", alguno grupos sufren un riesgo mayor. Habla de "personas mayores, personas con discapacidad, migrantes, personas LGBTIQ+, cuidadores no remunerados y quienes viven en situaciones de pobreza o violencia estructural". La OMS le pide a los países que hagan políticas más inclusivas y sensibles a estos grupos "para no dejar a nadie atrás".
Reacciones
En declaraciones a Science media Center España, Natalia Martín-María, profesora ayudante doctora en el departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la Universidad Autónoma de Madrid asegura que "después de años de estudios sobre los altos costes de la soledad y el aislamiento social, el informe reconoce los enormes beneficios de la conexión social: sin vínculos sociales fuertes, no podremos afrontar desafíos como el envejecimiento poblacional, la salud mental o las crecientes desigualdades"
"De la soledad a la conexión social representa un cambio de enfoque fundamental: hay que dejar atrás medidas aisladas o centradas únicamente en el individuo para avanzar hacia políticas sistémicas, preventivas y sostenidas en el tiempo, que sitúen las relaciones humanas en el centro", ha añadido.
Además, Almudena Trucharte Martínez, profesora contratada doctora de la Universidad Camilo José Cela, investigadora en el Instituto de Investigación Sanitaria HM Hospitales (Madrid) e investigadora colaboradora en el departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología clínica de la Universidad Complutense de Madrid ha afirmado que "este informe de la OMS nos recuerda algo esencial: somos seres sociales por naturaleza".
"No se trata solo de cuántas personas nos rodean, sino de la calidad de esas relaciones. Una conversación significativa, una palabra amable o el simple gesto de saludar a un vecino pueden tener un impacto enorme en nuestra salud y en la cohesión social", ha explicado, para añadir que "la desconexión social no es solo una experiencia individual dolorosa, es un problema de salud pública que afecta al bienestar, al rendimiento académico, al empleo y a la esperanza de vida".
"La buena noticia es que hay soluciones. Sabemos qué funciona: campañas que visibilicen el problema, políticas públicas que prioricen la conexión social, espacios comunitarios que faciliten el encuentro y apoyo psicológico para quienes lo necesiten", ha señalado. "Apostar por la conexión humana es una necesidad urgente y es invertir en salud física y mental. Estamos en un momento clave: si queremos sociedades más fuertes y con futuro, debemos situar la conexión social en el centro de nuestras decisiones colectivas, desde el diseño de ciudades hasta las estrategias digitales".

Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...