Cecilia Roth: "En Argentina están ganando la batalla cultural. Destrozar es muy fácil, lo difícil es reconstruir"
La actriz argentina es una de las protagonistas de ‘Furia’, la nueva serie de HBO Max creada por Félix Sabroso, una comedia negra de mujeres hartas que explotan

Cadena SER
Madrid
Hay muchas cuestiones que desatan la furia diaria de Cecilia Roth. Dice la actriz argentina que solo hay que mirar al mundo para que una sienta esa sensación. “La intento controlar, la furia puede ser el comienzo del odio, cosa que está muy moda y no quiero ponerme de moda. Entre el dolor, la furia y la pena me voy turnando al ver las cosas que pasan”, bromea. Es lo que también le sucede a su personaje en la nueva serie de HBO Max creada por Félix Sabroso en la que interpreta a una actriz del destape en la madurez, una intérprete olvidada, sin trabajo y que en su día, ademas, fue engañada y maltratada por la industria de los años 70. Precisamente en esa época ella llegó a España huyendo de la dictadura argentina.
“Lo recuerdo muchísimo porque me parecía rarísimo que, muerto Franco, las mujeres estuvieran en coño, y que esa fuese la historia de una película. Me llamaba mucho la atención que los cuerpos femeninos cosificados absolutamente fueran los protagonistas, no las historias de las actrices, no la historia de la mujer, sino el cuerpo de esa mujer, la protagonista de una película. Y luego los hombres, por supuesto, nunca mostraban su cuerpo. Ahora lo he pensado muchísimo más y más finamente, tal vez sentían que eran actrices porque hacían eso. No eran actrices, eran mujeres que habían sido engañadas seguramente. El personaje de Victoria pasa por eso y, de pronto, pues está desnuda frente a una cámara sin saber desde un principio que va a terminar así, sino que va a ser una película. Es su manager la engaña, no solamente la engaña, sino que la entrega. Le pasan cosas que a muchas mujeres les pasan. La reacción posterior a toda esta situación tan desgraciada con ella es la soledad y el silencio, que también pasa mucho”, responde la actriz en la Cadena SER.
Su personaje pasa precisamente por esos estados. El del silencio, la vergüenza, el ocaso, y cuando se le presenta la oportunidad de volver, aunque solo sea para una homenaje, vuelve a caer en la trampa de un sector machista. “Cuando hay un personaje masculino con furia ni se dice que es un hombre, cosa que me parece muy injusta porque las mujeres a veces tenemos más furia que los hombres y nos la bancamos y nos la comemos. Los hombres tienen más facilidad para sacarla afuera, están más apoyados, creo, no es tan terrible si un hombre saca furia para afuera. Es parte de la testosterona, ¿no? La mujer, tal vez por una especie de sometimiento a la propia cultura patriarcal, digamos, siempre es la que se traga las cosas. Y cuando te tragas las cosas, como les pasa a estos personajes, durante un tiempo, pues puedes entrar en un estado de furia incontrolable. Estos personajes de pronto abren una compuerta que no habían abierto antes y esa furia las desconcierta incluso a ellas mismas, porque está guardada desde hace mucho tiempo y viene de muchos lados diferentes, no solo es una situación la que le causa la furia que tienen”, explica.

Cecilia Roth, de 'Arrebato' y Almodóvar a la furia de las mujeres y las actrices
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La serie, que cuenta con ocho capítulos, examina esa explosion de furia en varias mujeres. Desde una artista excéntrica que interpreta Carmen Machi a la empleada del hogar de Claudia Salas, la chef vegetariana de Pilar Castro, las dependientas de una tienda de lujo de Candela Peña y Ana Torrent, la cuidadora precaria y desempleada de Nathalie Poza y esa actriz en declive a la que da vida Cecilia Roth. Unas historias que se van cruzando y, de alguna forma, homenajean a una generación de actrices a la vez que critican el edadismo en muchos frentes, y cómo las mujeres a partir de cierta edad parecen empezar a ser invisibles. “En los hombres ni se habla de esto. Los hombres tienen 83 años y tienen novias de 24 en las películas, y está muy bien. Pero las mujeres también podemos y, de hecho, lo hacemos. Lo que pasa es que hay un preconcepto de lo que es la belleza, y la juventud es belleza siempre. Y el preconcepto y el prejuicio absoluto es que lo bello es lo perfecto. Y no es así. La belleza está en tantas cosa diferentes, ¿no? Inclusive en el momento en el que algo se empieza a deteriorar. También hay una belleza en ello, pero hay que verla y hay que aceptarla y mirarla e interesarse por ella. Y yo creo que en las mujeres, por lo menos a mí me pasó, hay un puente en el cual tú empiezas a querer agarrarte de lo que hasta ese momento fue, que en general significa ser la chica guapa de la historia, hasta darte cuenta que ese puente trasciende a un lugar mucho más complejo, mucho más difícil para entender y trabajar. Es algo no basado en lo exterior, sino en lo que hay dentro. Y dentro hay mucho y muy complejo y muy interesante para contar”, defiende la actriz argentina.
A la actriz argentina no le ha faltado trabajo a lo largo de su carrera en los dos lados del charco. Cuando llegó a España formó parte de esa contracultura y de esa renovación del cine español surgida tras la muerte de Franco y el fin de la dictadura. En el año 79 protagonizó una de las obras capitales de nuestra cultura, una película hoy de culto, ‘Arrebato’, de Iván Zulueta. “Arrebato' es una cosa muy fuerte en mis sentimientos, en mi historia, la tengo como tatuada. Ahí también salía desnuda, pero no importaba, porque Eusebio Poncela también lo estaba. Y además era parte de la historia. El cuerpo no importa cuando la historia tiene sentido. Me contaron el otro día que habían hecho una encuesta en El País de los críticos de España y que 'Arrebato' había salido primera en las mejores películas. Es exactamente lo contrario a lo que pasó en su momento cuando se estrenó en el 79, como que abrió la puerta de los 80 y se quedó sola. Pero me emociona saberlo, me hubiera encantado que Iván lo supiera y que Will More también”, cuenta con cierta melancolía.
El otro autor al que está vinculada inevitablemente desde sus inicios es a Pedro Almodóvar. Con el manchego ha trabajado en numerosas ocasiones, desde sus primeras películas, y logró el Goya a mejor protagonista por ‘Todo sobre mi madre’, película con la que también viajaron a los Oscar. En esa cinta compartía escenas con Marisa Paredes, quien interpretaba a una actriz de teatro llamada Huma. “Humo es lo único que ha habido en mi vida”, le decía la actriz recientemente fallecida. “También ha tenido éxito”, le respondía en el coche Cecilia Roth. Y Marisa Paredes sentenciaba: “El éxito no tiene sabor ni olor. Y cuando te acostumbras, es como si no existiera”. “Es que de verdad el éxito no tiene sabor ni color. Cuando sabes que la vida es subir, bajar, que los actores y actrices sabemos mucho de eso, no depende sólo de nosotros y nosotras que nos vaya bien, depende de todo un gran equipo y cada vez más. Ahora hay mucha cosa tejida alrededor de la posibilidad de que un actor o una actriz esté en una película o en una serie. Porque lo que pasa, me parece, es que si no lo haces tú, lo hace otra persona. Es mucho más fácil el descarte. Y da mucha pena. Da mucha pena porque no tienes mucha defensa. Y mucha gente se queda fuera. Mucha gente, muchos actores y actrices maravillosos”, reflexiona mientras recuerda a su querida compañera, icono también del cine de Almodóvar y de toda una generación de actrices.
Cecilia Roth, que también es una figura clave del cine argentino con películas como ‘Martin Hache’ o ‘Un lugar en el mundo’, sus colaboraciones con Adolfo Aristarain, ve con preocupación la situación de la industria cultural en su país tras los recortes del ultraderechista Javier Milei y el desmantelamiento del INCA, Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. “En Argentina se han quitado todos los apoyos al cine, el teatro, etcétera Se ha desmantelado todo organismo que tuviera la posibilidad de dar créditos, de sostener, de estar en festivales, de hacer grandes películas en Argentina. A nivel cultural, yo creo que en este momento están ganando la batalla cultural que se han propuesto ganar. Y destrozar es muy fácil, es muy difícil reconstruir, muy difícil. Y son años para reconstruir algo que sí que servía, que funcionaba bien y no se entiende muy bien porqué la destrucción de todo ello. Creo que es parte de la batalla cultural definitivamente. Nada que tenga olor a progre, woke o comunista. Hay mucho comunismo, por todos los lados, por todos. Yo conozco a mucha gente”, critica con ironía y sigue. “Hay ahí una especie de odio. Ahí sí la palabra odio funciona porque es lamentable que se use esa palabra contra una persona que no piensa como tú. Es muy terrible que un opositor sea un enemigo al que hay que ganarle desde un lugar muy individualista, cero colectivo. Es muy fácil hacerlo. Lo difícil es luego intentar recuperar lo que fue, no lo que fue, otra cosa muy distinta, porque tampoco vamos a tener nostalgia, melancolía, porque no, lo que fue ya fue, y este es otro momento y otro tiempo. Y bueno, vamos a ver qué pasa”, concluye sin perder la esperanza y con la confianza en que el arte, como están demostrando artistas como Lali Expósito, también emerge en momentos de crisis y puede ser la respuesta a la deriva autoritaria del mundo.