Qué es un incendio de sexta generación y por qué son tan peligrosos: "Son más imprevisibles, más mortíferos y devastadores"
Los pirocúmulos se han convertido en un gran problema

Qué es un incendio de sexta generación y por qué son tan peligrosos: "Son más imprevisibles, más mortíferos y devastadores"
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Madrid
Los ministros de ciencia y tecnología del Hoy por Hoy, Nuño Domínguez y Jaime García Cantero, han vuelto una semana más a los estudios centrales de la Cadena SER para hacer un repaso a las noticias más importantes de la semana en el campo de la ciencia y la tecnología. Una sección que ha comenzado, como no podía ser de otra forma, con el primer gran incendio de la temporada estival. Un fuego, que se ha producido este miércoles en la provincia de Lleida, que ha provocado la muerte de dos personas y que ha afectado a más de 5.000 hectáreas.
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Un incendio que no tiene nada que ver con otros que hemos visto en el pasado, pues estamos hablando del primer fuego de sexta generación que se ha producido este año. ¿Y qué quiere decir que el incendio sea de sexta generación? En declaraciones a la Cadena SER, los ministros del Hoy por Hoy explican que son incendios que, en muchos casos, no se pueden ni tan siquiera apagar por sus condiciones: "Los bomberos no pueden hacer nada para apagarlos y, además, generan su propio tiempo, su propio clima y sus propios vientos, lo que provocan que se desplace mucho más rápido".
¿Qué son los pirocúmulos?
Principalmente porque parte de una nube de incendios, popularmente conocida como pirocúmulo, que es tan imprevisible como devastadora. Según cuentan las fuentes oficiales, el suceso se produjo bajo "unas condiciones de inestabilidad atmosférica elevadas", lo que propició la formación de estas nubes que surgen a veces de los incendios. Así lo explica el inspector de los Bomberos de Barcelona Miquel López, quien reconoce que estamos hablando de nubes que son muy difíciles de controlar: "Las fuerzas y las velocidades que genera la propia columna de fuego, así como su propia dinámica meteorológica, provocan que la nube no tenga la fuerza suficiente como para soportar su propio peso y que se acabe desplomando sobre el territorio". Pero esto no quiere decir que la nube caiga al suelo, sino que esta comienza a generar ráfagas de vientos descendentes y aumenta la intensidad del fuego en la superficie.
De esta manera, podemos pasar de un incendio de 100 hectáreas a uno de 6.000 en un tiempo muy rápido. Más aún, si tenemos en cuenta que las características del monte en el que se produjo el incendio favorecieron la rápida propagación del fuego. Según cuenta Nuño Domínguez, el fuego se propagó con velocidades punta de hasta 28 kilómetros por hora, por lo que fue devorando todo a su paso en cuestión de minutos. A esto hay que sumarle que además había mucha maleza como consecuencia de las lluvias de primavera, que se convirtió en la mecha perfecta para que el incendio siguiera creciendo con gran rapidez.
"Son más imprevisibles, más mortíferos y devastadores"
¿Y qué se puede hacer para mitigar este tipo de incendios? En declaraciones a la Cadena SER, Miquel López señala que lo primero que hacen es identificar el incendio y tener conocimiento de cómo se comporta la columna: "Cuando hace años hablábamos de incendios de primera y segunda generación éramos capaces de analizar el incendio con un papel y un boli. Ahora estamos hablando de datos de satélite, de columnas, de sondas meteorológicas... estamos teniendo una visión desde la interacción de este propio incendio con la atmósfera".
Gracias a ello, pueden analizar su evolución y prepararse de cara a esa posible llamarada que provoque ese segundo incendio. Por lo tanto, Nuño Domínguez nos avisa que se tratan de incendios muy peligrosos y que es muy importante seguir las indicaciones de las autoridades cada vez que se produzca alguno: "Son más imprevisibles, más mortíferos y devastadores".

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...




